✔ 𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 ━━━━ Stephen Strange

34. Dark Strange

Mientras tanto en el universo devastado en donde James y Strange se encontraban llegaron al santuario después de haber recorrido gran parte de este caótico lugar.

—Quedate aquí niño— ordenó Stephen cuando iba a entrar.

—Si algo te come allí dentro me gritas para que me dé tiempo de escapar— bromeó el chico de cabello verde, antes el hechicero se hubiera molestando pero por las circunstancias en las que estaban tal vez esas palabras tendrían sentido.

Stephen entró y se dirigió a las escaleras las cuáles parecían no tener fin pero al llegar al segundo piso notó que este no estaba en tan mal estado lo que indicaba que el Strange de ese universo estaba allí.

—Holaa...— habló esperando una respuesta hasta que pasaron unos segundos escuchó su misma voz proveniendo de las escaleras.

—No des un paso más— advirtió —¿Como es que llegaste aquí?

—Por accidente.

Aunque su voz sonaba tranquila tenia un mal presentimiento respecto a su variante, este le pidió una muestra para confiar en que realmente era uno de ellos así que habló de su hermana Donna que falleció a temprana edad por un accidente en el hielo.

No pudo evitar sentir una enorme tristeza al recordarla, se lamentaba no haberla podido salvar y eso era lo que algunas veces no lo dejaba dormir por las noches.

—Supongo que tu realidad no siempre fue así— cambio el tema ya que no quería pensar mucho en eso, debía enfocarse en salvar a la niña, ver que Gwen esté bien, proteger al niño que estaba afuera y salvar al multiverso.

—Se parecía a la tuya hasta que... Perdí— admitió con pesar en sus palabras.

—¿Contra quien?— preguntó acercandose un poco para poder verlo ya que la oscuridad en la sala se lo impedía.

—¿A que has venido?— su variante cambió el tema despertando aún más su curiosidad.

—Solo quiero ir a casa.

—Sí... Entiendo, hace mucho tiempo que busco el modo de salir— exclamó Dark Strange llevandose una mano al libro que tenia colgado en su cintura.

—El darkhold... Tu cuidas el darkhold en este universo— inquirió.

—Si, por buenas razones.

—Es un bueno inicio, lo necesito— nunca creyó tener que decir eso, ahora él pedia ocupar el darkhold —Con el puedo comunicarme con mi universo.

—Cuidado— advirtió dando unos ligeros pasos hacía atrás —El darkhold exige un alto precio.

—No es que quiera ser insensible pero que precio puede ser más alto que el que ya se pagó aquí.

—No solo a su realidad, si no a su lector.

Claro, lo había olvidado por unos instantes como es que ese libro influyó mucho en Wanda y un poco en Gwen, sin mencionar el universo 838.

—Lamento que no pudieras salvar tu universo pero tal vez quieras ayudar a salvar el mio— volvió hablar con frustración al no obtener el libro y sentir que perdía tiempo valioso.

Dark Strange no cambió el semblante serio que tenía y respondió dando otros pasos hacía la ventana.
—¿Eres feliz Stephen?

—¿Qué?

—Que si eres feliz Stephen— dijo mientras se asomaba por la ventana logrando ver a James, arrugó la nariz con molestia —Es la pregunta que me hizo Christine, le dije sí, por supuesto que soy feliz al lado de Gwen— soltó sarcástico —Estamos en una fantástica relación además de ser hechiceros con un fantástico poder de dioses claro que eramos felices.

Stephen solo prestaba atención a sus palabras pero también se ponia alerta de cualquier cosa que su variante pudiera hacer.

—Regresamos a esta casa embrujada que podíamos llegar a llamar hogar, creí que todo marchaba bien hasta que de alguna forma Steve Rogers llegó cruzando un maldito portal y se la llevó— bufó —No eres el primero que viene a buscar ayuda pero esta vez no tienes nada que quitarme.

Su variante recordaba muy bien ese dia, esa amarga sensación cuando la mujer que amaña se fue de su lado para estar con el hombre que quería, le entregó su corazón y después ella se marchó sin más, esto fue insoportable.

—Estoy seguro que esta no fue tu intensión— respondió Stephen refiriendose al universo destruido en el que estaban.

—Solo quería buscar un mundo donde todo fuera diferente— prosiguió con tristeza
—donde tuviera a Gwen y fueramos felices de verdad, pero no lo logré.

Stephen sentía su respiración acelerarse al saber lo que sus variantes eran capaces de hacer por no tener a la peliverde a su lado, él estaba bastante seguro de lo que sentía era amor por ella pero hasta ahorita solo había encontrado en los otros Strange's obsesión.
Tal vez él era el primero que realmente buscaba su felicidad y no solo satisfacer su mediocre vida.

—Así que tuve que deshacerme de algunos obstáculos, ¿Sabes si tu Gwen ha tenido pesadillas por un largo tiempo?— Stephen fruncio el ceño con enojo al saber que tenía enfrente al causante —Solo quería asegurarme que nadie más ocupara el lugar que me corresponde.

Dicho esto un tercer ojo en la frente de Dark Strange se abrió.

—El darkhold exige un alto precio— habló con voz sombria.

—Okey...— suspiró tratando de mantenerse sereno ya que tenía que pensar bien sus próximos movimientos pero antes insistió —Que mejor razón para dejar de usarlo y prestarmelo.

—Bien, este es el trato, te dejaré usar el darkhold si me das James Rogers— la mirada confusa de Stephen buscaba alguna razón hasta que Dark Strange se la dio —Así su madre vendría a buscarlo, será una buena carnada.

—Creeme, no soportarías ni dos horas estando a solas con ese niño— exclamó Stephen.

—Tienes razón— respondió torciendo los labios a la vez que sonreía macabramente.

Stephen lanzó el primer hechizo para tomar el libro pero Dark Strange contra atacó iniciando así una pelea que poco después se convirtió en una batalla con notas musicales como armas hasta que Stephen logró derrotarlo y lo empujó haciendo que chocara con la ventana y comí consecuencia cayera al vacío.

James vio todo desde abajo y al verlo caer sobre las rejas se acercó para ayudarlo pero se detuvo al ver que no era el Stephen que conocía, cuando este abrió su tercer ojo gritó por el repentino susto.