10. Inicio de problemas multidimensionales

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Los avances de Gwen con su magia se daban como flores en primavera y aunque la peliverde sentía de ves en cuando cierta tentación por la magia caótica, prohibida y oculta siempre estaba Stephen Strange a su lado el cuál siempre le recordaba su camino.

Pero no todo iba bien en el santuario, parecía que los problemas los perseguían y eso era molesto.

Solo aveces.

Hoy era un día en los que sus problemas parecían no ser tan malos hasta que llegaba a empeorar.
Lo que pareció iniciar como el problema de un chico adolescente con una identidad revelada terminaría en una catástrofe porqué el hechizo que iban a hacer terminó saliendose de control molestando al hechicero.

—¡Te dije que no interrumpieras mi hechizo!— gritó Stephen furioso dirigiendose a Peter Parker el cuál lo miraba como un cachorro asustado y recién regañado —¡Eso no se hace y te lo dije! ¡Si no lo hubiera detenido hubiera sucedido algo catastrófico!

—Stephen perdón yo-

—¡Dime señor!

Con eso el instinto maternal de Gwen se activó, Peter le recordaba de cierta forma a James y claramente no iba a dejar que le gritara —¡Stephen!— lo reprendió para después acercarse a Peter y tomarlo de los hombros —Es un niño.

Stephen le lanzó una mirada de disculpa a la peliverde suponiendo que Parker le recordaba a su hijo —Lo siento.

—Peter, estoy bastante segura que sabrás arreglarlo— Gwen se dirigió al castaño —¿Ya llamaste a la escuela para pedirles otra oportunidad?— cuestionó gentilmente pero se arrepintió a los segundos al sentir a Stephen acercarse.

—¿Puedo hacer eso?— respondió Peter confundido.

Gwen cerró los ojos al sentir la mano de Stephen sobre su hombro para apartarla y acercarse a Peter.
Nuevamente volvió a regañarlo por haber acudido a él sin antes haber intentado hacer algo por su cuenta hasta que Stephen fastidiado los sacó del sótano en donde estaban para después echarlo del santuario.

Gwen iba a ir tras ellos pero un ruido extraño proveniente de las alcantarillas la detuvo.
Sintió una extraña sensación y un agudo dolor de cabeza así que siguió el ruido pero antes de entrar a las alcantarillas de la ciudad escuchó la vos de Stephen llamándola pero fue ignorado, cuando llegó a donde estaban hace unos segundos ya no había nadie.

Usando su magia la peliverde seguía un rastro, ella estaba tan concentrada en su busqueda que en cuanto sintió que alguien tocó su hombro lo golpeó con su poder arrojándolo del otro lado del lugar.

—¡Gwen!— exclamó Stephen levantándose adolorido.

—Perdoname, lo siento enserio— la joven caminó al hechicero con preocupación pero antes de que pudiera volver a hablar o siquiera dar otro paso ahora fue ella la golpeada pero esta vez por una especie de lagarto gigante.

El choque del cuerpo de la peliverde contra el muro se escuchó en todo el lugar, Stephen se apresuró a ponerse en guardia para luchar contra su atacante mientras la llamaba para que volviera a levantarse pero ella parecía estar inconsciente.

La mente de Maximoff estaba hecha un desastre, sentía millones de voces sobre ella y muchas cosas pasaban como imágenes generandole un inmenso dolor de cabeza.

Levantate— escuchó una voz lejana que no conocía pero le lograba trasmitir cierta paz —Yo sé que puedes, levántate.

Gwen abrió los ojos de golpe y en cuestión de segundos ya estaba otra vez de pie.
Stephen estaba frente a ella pero no se dio cuenta de que estaba otra ves consiente ya que estaba lo bastante ocupado peleando con un lagarto gigante.

Analizó mejor la situación, era pan comido para ella detener al lagarto.

Sonrió con arrogancia y levantó ambas manos al mismo tiempo en que sus ojos se tornaban verdes, dios tres pasos hacía al frente y logró envolver al lagarto entre su ya conocida neblina verde.

Stephen cayó al suelo abruptamente, levantó la mirada y vio como Gwen sostenía con facilidad al enemigo y notó como una especie de corona verde brillante se formaba en su cabeza.

—Si es ella....— susurró para si mismo, no había tenido la oportunidad de ver a la hechicera esmeralda y ahora la tenia al frente.

—¡Muevete o lo suelto sobre ti!— advirtió la peliverde.

Strange no lo pensó dos veces y se levantó adolorido haciendose a un lado para ver a Gwen manejar mejor la situación.

Maximoff caminó de vuelta al sótano del santuario con el gigantesco lagarto detrás de ella, escuchaba sus gruñidos y advertencias pero sabía de sobra que no podía hacerle nada.

Al llegar al sótano encerró al lagarto en un cubículo de piedra y creo una especie de cristal para retenerlo allí.

—Creo que lo manejamos bien ¿no?— Bromeó Stephen detrás de ella en un inútil intento de romper la tensión.

La mente de Gwen estaba en aquella voz que la animó a volver a levantarse para salvar a Strange, sentía cierta familiaridad pero hasta saber de quien se trataba no se sentiría tranquila porqué Gwen Maximoff era terca.

Dio un suspiró y volteó a ver a Strange, lo recorrió con la mirada y sus ojos se detuvieron en las heridas que tenía.

—Dejame ayudarte— acercó su mano derecha al costado de su abdomen en donde había un gran corte y de sus dedos salió su aura verde para sanarlo.

—Aprendiste mucho......— admitió Stephen viendola detenidamente olvidando por completo la situación por unos segundos —Tienes el labio roto...

—No fue nada— Gwen le dedicó una sonrisa tranquilizadora mientras terminaba de curarlo —Ahora concentremonos en arreglar esto.



























✔ 𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 ━━━━ Stephen StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora