35. Darkhold

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Stephen iba a ocupar el darkhold cuando James entró con preocupación por saber como estaba el mago, sin embargo, el rastro de ese sentimiento se desvaneció al ver que tenia en su poder el darkhold.

—¿Enserio? Te enojaste muchas veces con mi madre por usar ese maldito libro para que al final tu hagas lo mismo— reprochó con molestia y frustración al mismo tiempo que apretaba su puños dejando ver sus nudillos blancos.

—Esto es mucho más....— se quiso excusar.

—¡No!— lo interrumpió haciendo que uno de los metales de se encontraba allí se rompiera —Todos los Strange son iguales.

—Si es necesario, todos somos iguales— habló con firmeza —Pero por ahora esa niña nos necesita y debemos encontrar a Gwen— jaló aire para decir las siguientes palabras —Y sin tu ayuda no podré hacerlo.

El chico de cabello verde se pasó ambas manos por su cara tratando de relajarse, parece que así como heredó el complejo de super héroe de Steve también heredó la poca paciencia de Gwen.
¿Que tan mal se lo tomaría su madre si lo golpeara con el escudo y lo dejara abandonado allí? Probablemente lo castigaria por un año pero al menos se libraría del mago.

—De acuerdo...— accedió finalmente a regañadientes.

—Mientras esté inconsciente tienes que proteger mi cuerpo en caso de que me ataquen por invadirlas— indicó mientras suspiraba para empezar el hechizo.

—¿Quien te atacará?— cuestionó activando su escudo.

—Las almas de los condenados.

—Claro ya sabía— soltó sarcástico viendo como Stephen encendía varias velas que se acercaban para rodearlos.

Para poder deambular tendría que ocupar el cuerpo del Strange muerto que Gwen enterró en la azotea, una vez que lo logró abrió un portal para dirigirse al monte Wundagore en donde estaban Wanda, Wong y América pero las almas de los condenados se lo impedían hasta que James lo trajo devuelta al mundo.

Al verlo tumbado en el suelo temblando y con los ojos cerrados le sintió el pulso para asegurarse de que seguía con vida pero al momento de hacerlo notó que estaba helado, abrió uno de sus ojos y de allí salieron las almas que estaban atacando a Strange arrojándolo hacía atrás de un golpe pero antes de tocar el suelo ocupó su escudo para caer sobre el y con el mismo empezar a pelear contra las almas que comenzaban a atacarlo hasta que en un momento tuvo que usar el brasero de Bom'Galiath.

—Carajo no creí decir esto...— susurró cansado de la situación —Vamos mago si pudiste conquistar a mi madre cuando aún estaba enamorada del grandioso capitán América podrás con esto.

Sabía que no lo escuchaba o al menos eso creía así que tuvo que dar otro intento.
—Eres el doctor Strange y podrás manejar esto, solo confía en ti mismo— volvió a decir con un tono más animador.

"Vamos Stephen tu puedes" Strange escuchó la voz de Gwen en su cabeza haciendo que volviera a tomar un poco de fuerza y su corazón latiera a la velocidad normal.

Gwen estaba viajando a través del universo con solo su mente, le causaba mucho dolor el simple hecho de hacerlo pero ahora que había dado con Stephen no se daría por vencida.

—¿Mamá?— preguntó James al sentirla de igual forma dentro de su cabeza.

"Mamá está aquí, tranquilo James lo haces excelente cariño" respondió sonriendo aún manteniendo su concentración.
Por ese pequeño instante se había olvidado de Steve el cuál seguía frente a ella junto con Erik y Charles.

El Capitán América fruncio el ceño al escucharla decir eso, ¿Mamá?
Las memorias golpearon su mente ante esa simple palabra, en el universo en el que estaba habían tenido problemas por ese pequeño detalle «al igual que en el de Gwen» ella no quería tener hijos y él si quería formar una familia.

A su lado ella no quiso pero con alguien más sí, eso le rompió el corazón, y para acabarla le había puesto James, así como él quería ponerle al primogénito que Steve quería tener con la sokoviana.
A menos qué.... Un destello volvió a aparecer en sí.

Gwen seguía en total concentración pero esta vez trató de entrar a la mente de Wanda, le daría tiempo suficiente a Stephen para que usando las almas de los condenados llegara por América.

Al estar en la mente de la pelirroja sintió todo el caos, emociones revueltas y pensamientos en ella.
Wanda trataba de concentrase para quitarle los poderes a América pero con su hermana en su cabeza le era difícil.

La bruja escarlata inclinó un poco su cabeza y atacó a Gwen para sacarla pero la hechicera no cedió, sin embargo, si sintió el dolor y las malas sensaciones recorrer su cuerpo haciendo que soltara un jadeo poniendo en alerta a Charles, Erik y sobre todo a Steve.

Wanda torció los labios y continuó tratando de sacarla, dejó de extraer el poder de América y se concentró en la peliverde.

—Eres mi hermana— reprochó con un toque de molestia —Deberias ayudarme, sabes que soy la única que puede llegar a comprender lo que has pasado.

Gwen abrió sus ojos dejando ver el brillante color verde —Sí, solo tú podrías comprender pero también necesito que entiendas que no dejaré que lastimes a una niña y mucho menos esclavizar el multiverso por un capricho.

Wanda bufó y atacó sin piedad a Gwen la cual hizo lo mismo, ninguna de las dos eran inocentes del todo ya que ambas habían cometido casi los mismos errores, la única diferencia es que Gwen aún sabía lo que sus acciones podían llegar a causar.

La hechicera salió de la mente de la bruja soltando un grito lleno de dolor, regresandola a su forma física y haciendo que cayera repentinamente al suelo con la nariz sangrando.
Stephen había llegado a la montaña y al escuchar el grito de la hechicera sintió un nudo formarse en su garganta, no había otra opción, él debía detener a Wanda.

En cuanto Gwen trató de levantarse Steve se acercó a ella para auxiliarla.
—¿Que pasó? ¿Estás bien? Gwen.

Charles usó su telepatía para crear una barrera en su mente y así evitar que Wanda volviera a intentar algo. Erik se acercó a su hija con la misma preocupación.

—Está bien— exclamó el profesor —Pero ahora todo queda en manos de Stephen Strange.































✔ 𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 ━━━━ Stephen StrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora