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Ohm.

La primera vez en la que aparecimos en los medios por algo negativo, Nanon tuvo un ataque de pánico.

Antes de esa noche apenas hablábamos, solíamos dormir en la misma habitación, pero yo no le dirigía la palabra, a menos que sea estrictamente necesario de forma profesional.

Era incluso aburrido, porque solo tenía los ojos en el teléfono, y sentí que no existía alguna clase de química entre nosotros.

Es que noté en las pocas conversaciones que teníamos para ensayar, antes de dar una entrevista, que ambos éramos muy diferentes.

Así que tenía la idea de que, mientras menos habláramos, menos íbamos a discutir.

Porque dos personalidades como las nuestras, no son una buena combinación.

—Buenas noches, señor —dice el guardia de la entrada.

—Buenas noches —respondo caminando hacia el ascensor.

—Señor —agrega otro colocándose delante de mí.

—¿Qué?

—Es que tenemos la orden…

—Pensé que yo era tu jefe —le digo intentando hablar suave— ¿Estoy equivocado?

—No, señor.

—Permiso —susurro entrando, y marco los botones para subir.

Creo que lo he manejado bastante bien, para el estrés que tengo encima.

Es que Nanon nunca me había terminado.

Meto la llave a la puerta, pero tiene el seguro puesto por dentro.

—Nanon —digo golpeándola.

Apoyo mi frente ahí, y escucho sus pasos acercándose.

Creo que lo piensa, porque demora en abrir.

—¿Qué?

—Luces espantoso —respondo entrando.

El resopla, tirando la puerta, y se apoya en ella, cruzando los brazos.

—¿Has venido a juzgarme?

—Sí, acabo de conducir por toda la ciudad con el tráfico de mierda que hay, solo para decirte que te ves mal —suelto sentándome en el sillón, y veo sus celulares ahí, iluminándose.

—Pasas todos tus días, preocupado por lo que la gente piensa, pero tienes el humor para bromear cuando todo se está yendo al carajo.

—Tengo otras prioridades.

—No tienes que fingir ese interés por mí, Ohm, ya sé que ahora no puedo terminar contigo —dice sentándose a mi lado— no habría forma de salvarte públicamente si te dejo en este momento, así que relájate, no lo haré.

No estoy seguro de a qué se refiere, así que tomo su teléfono y entro a su perfil, luego de desbloquear la pantalla.

Leo lo que ha publicado.

—¿Aún soy tu prometido?

—No me mires así, solo agradece.

Bajo el teléfono, y lo volteo, apoyándome en el respaldar, para hablar.

—Gracias —digo en un susurro.

Nanon me mira, asintiendo lentamente.

—Oye —agrego llamando su atención— estaba preocupado por cómo pasó todo, porque normalmente hablamos luego de pelear.

—¿Y de qué podemos hablar después de una pelea así, Ohm?

Es obvio que ha sido más grave, porque ha estado llorando.

—Te afecta porque es él, ¿no?

—¿Qué?

—Yo lo noté, cuando estabas ahí, me estabas mirando como si me odiaras realmente, y sé que siempre lo dices, pero nunca lo sentí hasta hoy.

—¿Y por qué crees que es por él, Ohm?

—Creo que quieres que te deje en paz, y ahora vas a ayudarme, porque te doy lástima, aunque ya habías decidido dejarme. Tú estás enamorado de él, así que escribirás más canciones en las que hables de su amor imposible, por mi culpa.

—Maldita sea —susurra tapando su rostro con sus manos— eres tan imbécil.

—Claro que lo soy —respondo soltando un suspiro— por eso no pensaba en dejarte ir, venía a decirte que no me importa si lo amas o algo así, yo no soy bueno como tú, y si tengo que usar el acuerdo que firmaste para mantenerte a mi lado, lo haré.

—Eso significa que eres egoísta y crees que yo te pertenezco.

—Dime algo que no sepa.

Nanon se queda en silencio y cuando volteo a verlo, tiene los ojos brillantes.

—Eres la única persona con la comparto mis días, Ohm, ¿por qué crees que le escribo a otro hombre?

Me quedo un momento procesando eso.

—¿Quieres decir que te inventas esas situaciones y no existe alguien al que le cantes?

Ahora luce muy enojado de nuevo.

—Son sobre ti, imbécil.

Tardo en reaccionar, y me levanto tras él, porque está caminando a la habitación.

—Non —digo alcanzándolo, pero se quita de mi mano.

—Vete.

—Non…

—No —niega sin permitirme seguir— tú no tienes idea de lo patético que me siento ahora, y voy a ayudarte porque, aunque daría todo porque no fuera así, yo te amo y no quiero que la gente sea dura contigo, pero no continuaré con toda la mierda que hicimos estos años.

—¿Q-Qué? —pregunto nervioso.

—No quiero que me toques, no me beses, no te metas en mi vida personal, no quiero dormir a tu lado —dice enumerando todo en sus dedos— no quiero seguir creyendo que eso es lo único que me merezco de ti, y si me respetas, al menos de forma profesional, espero que me des el espacio que necesito para olvidarme de ti, porque estoy cansado de amarte.

Me quedo en silencio, y él entra ahí, tirando la puerta.

Ha sido demasiada información junta, pero ahora muchas cosas parecen tener sentido, y me siento mal.

Supongo que es ese sentimiento raro que tiene la gente cuando se siente culpable por algo.

Nunca me ha importado tanto una persona como para preocuparme por alguien que no sea yo, pero Nanon… siempre ha sido diferente.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora