5

5.8K 591 342
                                        


Ohm.

Sé que, aunque Nanon tiene una intención buena, no es realista pensar en que vamos a relajarnos.

No importa a donde vayamos, las personas tienen celulares y la costumbre de exagerar todo.

—¿Algún día tendremos la posibilidad de no sonreírnos sin que todo el mundo especule que terminamos? —le pregunto con una sonrisa porque, aunque no hay gente cerca ya que estamos en una mesa alejada dentro de la zona VIP, no me gusta arriesgarme.

Solo puedo estar en paz en un espacio totalmente cerrado donde esté solo o con Nanon.

Él ríe, dejando su copa vacía en la mesa.

—Sabes que no —dice manteniendo la sonrisa en su cara— o creerán que nos odiamos.

—Entonces —susurro estirando mi boca hacia él — si no me besas ahora y alguien nos está mirando en algún lado…

—Te odio —responde chocando nuestros labios.

Ojalá pudiera mantener este ambiente entre los dos siempre.

Es difícil para mí estar calmado todo el tiempo, porque siempre estoy fingiendo ser perfecto y a veces necesito explotar de toda la presión que siento.

La verdad es que no creo que podamos acabar con esto pronto.

No estoy listo para aguantar la falta de privacidad en mi vida, si no está Nanon conmigo.

—¿Mejor ahora? —me pregunta acariciando mi rostro y yo asiento.

—¿Y si vamos por una hamburguesa después?

—Claro que sí —responde mirando mis ojos— yo voy a pedirles que nos lleven.

—Vamos solo tú y yo, Non.

—Si nos secuestran será tú familia la que pague por los dos.

—Trato —digo estirando mi mano hacia él y la toma.

Aprovecho el momento para dejarle un beso ahí.

Es que soy tan bueno en esto que entiendo porque todo el mundo cree que Nanon tiene suerte por tenerme.

—¿Por qué estás siendo tan lindo? —me pregunta llamando al mesero con el botón junto a nosotros.

—Costumbre y que siempre me siento observado.

—Pero mi idea es que puedas relajarte.

—¿No puedo ser lindo contigo mientras estoy relajado? —suelto agarrando su mejilla y él intenta morder mi mano para que lo suelte.

Suspiro sonriéndole.

Sonriéndole de forma real, algo que no suelo hacer con alguien que no sea él.

—Buenas noches —dice el mesero dándonos una reverencia y Nanon le sonríe, tensándome.

—Una más de lo mismo, por favor.

Cuando asiente y nos deja solos, mis músculos vuelven a relajarse.

—Iré al baño —me avisa levantándose.

Asiento notando que está mirando a su alrededor.

—Hay gente en el piso —susurra agachándose hacia mí y me besa, sosteniendo mi rostro con sus manos.

Jadeo cuando siento su lengua pasando por mi labio inferior, antes de alejarse.

Bien, eso es muy creíble, sí.

Ya no recuerdo cuando fue la primera vez que empezamos a besarnos sin ponernos un límite.

Al inicio pensamos que con algunos besos  superficiales sería suficiente, pero el trabajo tiene que estar bien hecho, así que ambos estuvimos de acuerdo en hacer algunas cosas que nos den más credibilidad.

La verdad es, que estoy orgulloso de lo profesionales que somos cuando se trata de esto.

Supongo.

Le agradezco al mesero, porque es rápido al traer lo que pedimos.

Aprovecho en ese momento a voltear para ver cuánta gente más hay y mientras lo hago, noto que alguien se levanta de la barra en la entrada y entra en el camino de Nanon, para hablarle.

Me molesta cuando la gente es tan inoportuna y no entiende que no debe hablarnos cuando estamos pasando el rato de forma privada.

Agarro mi copa de la mesa y tomo un poco, mientras espero.

Aunque tengo mentalizado todo el tiempo que Nanon es mi novio para no cometer errores, sé perfectamente que no lo es.

Vuelvo a voltear, porque no lo veo llegar.

Sigue ahí.

Me levanto y es porque no tenemos guardias acá y me preocupa que un desconocido se le acerque.

Entre el odio y el amor que siento por la amabilidad de Nanon para el resto de personas, el odio es mayor.

Siempre me ha molestado, porque muchos hombres confunden su buen trato con algo más y se sienten con la confianza de acercarse mucho a él.

Al llegar a su lado agarro su muñeca, y lo jalo de vuelta hacia nuestra mesa, sin decir nada.

Presiono mis dedos con fuerza en su piel, porque me ha molestado.

Lo suelto cuando llegamos a nuestra mesa, y se sienta, mirándome mal.

Es esa mirada molesta que solo yo conozco, porque no nos gusta que el resto note que estamos peleando así que nos acostumbramos a tener un lenguaje que no exprese algo que los demás entiendan.

—¿Qué pasó, cariño? —pregunta agarrando su copa.

—Demoraste —susurro agarrando mi copa también.

La pone frente a su boca, para que nadie pueda leer sus labios.

—Me sorprende que me hayas hecho quedar como un imbécil delante del dueño de una empresa con la que tenemos contratos firmados.

—A mí me sorprende que no sepas que me importa un carajo quien sea.

—¿Otra vez? —pregunta cambiando el tono de su voz.

Veo como luce desanimado de repente.

—Te he dicho que dejes de hacerlo, Nanon.

—No hago nada más que ser amable con la gente, así que acostúmbrate de nuevo, porque no cambiaré algo que no está mal.

—¿Amable o una zorra?

—Bien —responde sonriendo, pero noto en el brillo de sus ojos que quiere llorar— voy a pedirle a seguridad que aliste el auto, porque ya tenemos que volver.

—Bien —digo también sin mirarlo— de todos modos, ya arruinaste la noche.

—No hables más, porque voy a olvidar donde estamos y responderé como te mereces que lo haga.

—Merezco que respetes nuestra relación cuando hay gente cerca.

—¿En qué momento te convertiste en este tóxico novio falso?

—No sé —respondo sinceramente.

En este momento, noto que si la estoy cagando.

Es que no puedo controlarlo como antes, ahora noto infidelidades en cualquier cosa que haga y me asusta que la gente crea que él me engaña o algo parecido.

—Voy a disculparme con él, cuando volvamos a pasar por ahí al salir, Ohm.

—¿Por qué te importa tanto?

—Porque esta es mi parte del trabajo, tú no eres capaz de socializar con las personas.

—No quiero más, Nanon —susurro sirviéndome otra copa.

Odio toda la situación que creamos cuando me siento de esta manera y sé que no va a acabar acá.

Probablemente se desahogue cuando regresemos, y terminará mal.

No es lo que quiero, así que me sirvo otra copa.

Quizás si estoy lo suficientemente ebrio, puedo evitar una conversación que no quiero tener.

Estoy harto de esto.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora