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Nanon.

—Y me obligabas a ir a pasar navidad con mis padres, porque tú no querías ver a los tuyos, y entiendo que los odies, porque yo odio a los míos, pero teníamos que priorizar lo que odiabas tú, y es que es lo mismo que vengo repitiendo, siempre se trataba de ti.

—Lo sé, y lo lamento.

—¿Lo estás lamentando en serio?

—Sí.

—No parece que lo sientas.

—Llevamos horas acá, Nanon, ya no sé como expresar que lo siento muchísimo por todo, y no me estoy quejando del tiempo, porque aprendo mucho de todo lo que hice mal.

Suspiro, aun pensando.

—Y me pateas por las noches, cuando hace calor —digo finalizando.

—Sueno al peor novio que alguien podría tener.

—Lo eres.

—¿Significa que aún quieres que me vaya?

—No —respondo caminando a la cocina.

—No estoy seguro de si estás molesto aún.

—Puedes estar seguro de que no hemos terminado, y eso es suficiente, pero si no me ayudas a limpiar…

—Sí —dice levantándose— parece que comieron 50 personas acá.

—¿Estás juzgándome?

—No —responde acercándose más— diablos, esto es complicado, ahora parece que tengo que pensar en todo lo que va a salir de mi boca.

—Gracias, Ohm, normalmente la gente piensa antes de hablar, pero siendo tú, supongo que es algo que debo agradecer.

—Sí me odias.

—Sí.

—¿Me voy?

—Que no, limpia —digo señalando la mesa— yo te haré café.

Él me mira confundido.

—¿Por qué?

—Tengo mis razones.

Doy la vuelta para agarrar la cafetera, y cierro los ojos cuando siento su cuerpo detrás de mí.

—Rompamos el acuerdo, podemos decir que se acabó y empezar de cero, porque quiero hacerlo bien.

—No vamos a empezar de cero, Ohm —susurro tratando de ignorar la reacción de mi cuerpo ante su cercanía.

Es tan difícil solo estar molesto.

—¿Qué es lo que quieres?

—Quiero tiempo para pensar —digo sinceramente— necesito espacio, y aclarar mis ideas, porque aún no estoy seguro de cuánto de lo que dices es real, no sé si intentarás de verdad ser alguien mejor, y tenemos que solucionar el tema público de la manera más inteligente, también hablar con nuestros padres sobre lo que pasó, y hay mucho pendiente entre nosotros.

—Entonces terminaré de limpiar y me iré.

—Vas a dormir acá.

—Bien, yo puedo acomodarme en el sillón, pasé la noche ahí antes y no estuvo tan mal.

—Dormirás en la cama.

—Nanon —responde confundido— no me estoy quejando, pero no estoy entendiendo a qué te refieres con espacio.

Suspiro colocando su taza, para que caiga el café.

—¿Quieres sinceridad?

—Sí, por favor.

—Bien, no te quiero en mi vida, pero me estuve ahogando en mis lágrimas porque pensé que te irías de verdad, y creo que eres un mentiroso, pero me parece que dices la verdad, y me encantaría no tener más de tu presencia, pero ya no quiero alejarme de ti porque me duele más de lo que me gustaría admitir, y te odio mucho, pero te amo más de lo que me amo a mí.

No creo que sea tan confuso.

—Entonces…

—Solo limpia.

—Sí, señor —responde levantando las bolsas tiradas, y luego las lleva a la basura.

—Y toma el café.

Sonrío cuando agarra la taza, pero cuando levanta la mirada hacia mí, la desvío.

No quiero que piense que me hace feliz hacerle café, pero creo que he sido muy duro con él.

—Siempre intentas solucionar los problemas cuando los tenemos, y eres divertido, incluso siendo tonto, siempre me halagas sin darte cuenta, y siempre hemos sido tú y yo, contra el resto del mundo, incluso en esa relación falsa de mierda, porque podemos tenernos confianza y mostrarnos esos lados nuestros que no le mostraríamos a nadie más, además eres muy guapo, me gustas, te amo, y amo todo lo que sea nuestro.

—¿Son las cosas buenas?

—Sí, pero no voy a tardar mucho, así que no te pongas cómodo, y sigue limpiando.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora