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Nanon.

Tengo la sensación de que Ohm aceptó perder la privacidad de esta mañana, porque no quería estar a solas conmigo.

Sin embargo, no estoy seguro de cuál sea la razón exacta.

—Ven —dice sonriendo y yo volteo hacia el chico que está limpiando en la terraza.

Sería raro si soltara el “no quiero, idiota” que suelo responderle.

Camino hasta el sofá donde está, y me siento en sus piernas.

—¿Quieres ver una película, Non?

—Sí quiero —digo besando su mejilla.

Intento levantarme para sentarme a su lado, pero no me deja.

Apoyo disimuladamente mi cabeza en su hombro, para estar cerca de su oído.

—Te estás aprovechando, idiota —susurro sonriéndole.

Ohm baja su mirada hacia mí, y niega con la cabeza.

—No es todo lo que haría si quisiera molestarte.

—¿No?

—¿Quieres ver lo bien que puedo hacerlo?

—Sí —respondo volviendo a acostarme en su pecho.

—Disculpa —dice Ohm hacia la chica que está por el bar, acomodando el congelador— ¿Podrías traernos una bandeja de postres?

—Sí, señor, ¿algo en particular que quiera pedir?

Noto ahí como me mira, con esa sonrisa de superioridad que suele poner, cuando siente que me ha ganado.

Y el idiota lo ha logrado.

Lo sé desde que escucho como agudiza la voz y agarra mi mejilla.

—¿Mi bebé quiede algo especial?

Maldito Ohm.

—Lo que sea —digo aun sonriendo.

Sería algo violento si respondiera dándole el golpe en la cara que merece.

—¿Y si te duele la pancita después? —me pregunta agarrando mi barriga y quiero desmayarme para ya no tener que pasar esta vergüenza.

Se pone aún peor cuando no espera mi respuesta y le habla directamente a la chica.

—¿Si podrías traer también pastillitas para la barriga de mi bebé?

—Sí, señor —dice ella haciendo una reverencia y sale rápido.

—Te odio —suelto moviendo solo mis labios, para que entienda sin oírme.

—Me gusta molestarte —responde susurrando cerca de mi boca.

No sé porque tengo la misma sensación rara que tuve en la noche.

No quiero sonar loco, pero creo que él quiere besarme.

Es decir, no tiene sentido, porque ni siquiera le gustan los hombres.

Cierro los ojos cuando siento sus labios contra los míos, él está trabajando, hay personas viéndonos, y esto debería ser lo normal, así que no está bien que sobre piense sus intenciones.

Jadeo al sentir su lengua chocando con la mía, y su mano apretando mis piernas.

—Ohm —susurro tratando de alejarme— ¿Qué haces?

—Beso a mi novio, ¿por?

—Es demasiado.

—Hay gente en este lugar, Non, tienes que relajarte y dar lo mejor de ti, sin ofender, pero queda claro que entre los dos, soy el mejor en esto.

Giro los ojos, y me acomodo encima de él, colocando mis piernas a ambos lados de su cuerpo.

—¿Eso crees?

—Muéstrame que puedes hacer.

Tomo un poco de aire antes de besarlo, agarrando su rostro con mis manos.

Llevo años besando a Ohm, y aunque hemos tenido besos largos y profundos, aún no me acostumbro a separar esto de mis sentimientos.

Suspiro al sentir sus manos bajando por mi espalda, y creo que está compitiendo por probar que puede hacerlo mejor que yo, porque llega a mi trasero, y lo aprieta, pegando mi entrepierna a la suya.

Maldita sea.

Si tengo una erección en este momento, podría notarlo sin dificultad, pero no me va a ganar.

Me froto contra él y sonrío chupando su cuello, porque ha gemido

Quizás puedo ganar yo.

—Perdón —dice la chica detrás de nosotros y volteo asustado.

Había olvidado que no estamos solos.

Me acomodo para sentarme un lado y le sonrío apenado.

—Tengo lo que pidió, lamento si interrumpí.

—No interrumpiste —le respondo para que no se preocupe— muchas gracias.

—Yo creo que ha interrumpido —dice Ohm mirándome y yo golpeo su hombro con el mío.

—Basta de jugar.

Intento evitar su mirada, porque me pone nervioso.

No sé si odio más que tenga días buenos o que tenga días malos, porque es difícil lidiar con su mal humor, pero es aún peor cuando siento que tengo alguna oportunidad con él, y vuelve a actuar como un idiota el día después.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora