Cámaras | Ohmnanon

21

Ohm.

Agarro mi teléfono algo preocupado cuando llego a la sala, para ver si Chimon está despierto aún.

Voy a ignorar todos los mensajes que me envió.

¿Te dormiste?

Espero unos segundos, frotando mis brazos para calentarme.

¿Dónde carajos estabas, Ohm?

Es una larga historia y no hay tiempo para contarla, creo que me voy a morir.

¿Qué?

Tal vez me va a dar un infarto, es que siento que me duele el corazón.

¿Quieres que vaya a verte?

No, pero ¿debería buscar un hospital?

¿Te está doliendo mucho?

Sí.

Busca algo que ponerte, y ve si no se detiene, puede ser el estrés por todo lo que sucedió.

Sí, tal vez.

Eso creo.

Abro las notas un momento, tratando de ignorar lo mal que me siento, y empiezo a escribir para tener mi mente ocupada.

“Lo que pasó…”, no, borro eso, “Entiendo que las fotografías…”, no.

Es que no va a funcionar, sin importar lo que diga.

“Creo que los errores…”

—No —susurro levantándome.

Nada va a quedar bien, porque no siento que esté siendo sincero.

Es gracioso, porque soy bueno para esto normalmente, pero ahora no está funcionando.

“Lamento que lo que ha ocurrido…”

Bajo el teléfono, tratando de pensar.

“En estos años de relación, he cometido errores algunas veces, pero nunca le haría daño a Nanon intencionalmente...”

Aunque lo haya hecho muchas veces sin querer.

“…porque lo amo.”

Veo la pantalla hasta que la luz se apaga y suspiro desbloqueándolo de nuevo.

“Ojalá pudiera decirles que nunca…”

Levanto la mirada porque escucho la puerta de la habitación, y Nanon se queda parado ahí, mirándome.

Ha estado llorando más.

—¿Por qué sigues acá?

—T-Te dije que me preocupas —respondo mirando de nuevo la pantalla.

Escucho sus pasos acercándose, y agarra la jarra con agua de la mesa, luego de sacar un vaso.

—Estoy escribiendo lo que voy a publicar, pero cada vez que lo intento, suena falso.

—Pensé que estabas acostumbrado.

Bajo la mirada y cierro los ojos un momento, aún buscando las palabras correctas en mi mente.

—Ojalá pudiera decirles que nunca he golpeado a Nanon, pero esa no es la verdad.

—Vas a mandarnos al carajo si pones algo así —dice dejando el agua a un lado— no es necesario que les digas todo lo que pasa, Ohm.

—Y me avergüenza —continúo diciendo— quisiera haber actuado de otra manera, porque no me gusta saber que mis acciones afectaron negativamente, a la persona que más me importa en esta vida.

Veo como me quita el teléfono, y mira mis manos.

—Dame el otro también, no vas a publicar esa estupidez.

—¿Por qué?

—Yo te he golpeado primero y no necesito decirlo, porque algunas cosas deben quedarse entre nosotros.

Veo sus ojos, mientras saco el otro teléfono del bolsillo y lo estiro hacia su mano.

Está muy triste y me siento culpable por eso.

—Gracias, ya vete a dormir a algún lado —dice caminando de vuelta al pasillo.

—Non.

—¿Qué? —responde sin detenerse.

—Es que no me siento bien.

—Busca un doctor —suelta antes de cerrar la puerta.

Creo definitivamente que necesito uno, porque el pecho me está presionando aún más.

Voy al sillón de nuevo y me siento ahí.

Nanon suele preocuparse mucho por mí, pero ahora ni siquiera ha preguntado.