Cámaras | Ohmnanon

16

Nanon.

Descubrí que no tengo límites, cuando me escuché aceptando un matrimonio con alguien que básicamente me dijo que le da igual casarse conmigo, mientras siga ganando dinero.

Esa dignidad no se pierde sola, se nota que me esfuerzo para desaparecerla por completo.

De todos modos, no sería bueno decirle que siento algo por él, cuando es obvio que él no siente nada.

Ya pasé por esos días en el pasado, cuando intenté transmitirle mis sentimientos, pero tengo la teoría de que Ohm no quiere darse cuenta, así que no tiene sentido intentarlo.

—¿En qué estás pensando?

Aclaro mi garganta, volviendo a mover mis dedos en la guitarra.

—Creo que me ayudaría definir el concepto del nuevo álbum, para que las canciones sean adecuadas.

—Bien, hablaré con el departamento de marketing mañana temprano, y te mostraré algunas opciones, así que ve definiendo que te gustaría hacer, a mí no me gusta quitarte la libertad creativa, pero veré si aporto con algunas ideas.

—Gracias, Dew.

—¿Aún quieres mostrarme la melodía en la que estuviste trabajando?

Miro al reloj y asiento, aún hay tiempo, porque Ohm no suele ser puntual.

—Sí.

—¿Te vas temprano hoy? —pregunta revisando las hojas de práctica.

—Mi novio pasa por mí.

—¿Otra vez?

Me remuevo algo incómodo, en la silla.

—¿Por qué crees que merezco algo mejor? —suelto con curiosidad— me queda claro desde siempre que no es tu persona favorita, pero no creo que hayas llegado esa conclusión sin una razón.

—Quiero evitar esa pregunta, porque sé que va a incomodarte.

—Estoy incómodo de todos modos —respondo tratando de sonreírle— así que puedes decirme.

Me parece que es serio, porque está pensando mucho en lo que va a decir.

—Nunca he sido fan de su relación, pero al verlo en internet, creí que era un tipo agradable, algo engreído, pero parecía que te amaba.

Siento que un escalofrío me recorre.

Si se ha dado cuenta, mi plan es fingir que estoy loco, o amenazarlo con que me mataré si le dice a alguien.

—¿Parecía? —le pregunto tratando de restarle importancia.

—Cuando lo conocí en persona, sentí su falsedad, a él no le interesa ser agradable con los demás, siempre está sonriendo, y siendo “lindo”, pero cualquiera que cruce más de tres frases con él, de forma privada, podría notar lo arrogante que es.

—Creo que estás equivocándote.

—No lo creo.

—Lo conozco mejor que tú, Dew, convivo con él hace mucho tiempo, y quizás tuviste que tratarlo en un día malo, se estresa fácil por toda la presión del público, y…

—Estás justificándolo —dice interrumpiéndome— y podría dejarlo pasar si fuera solamente eso, pero lo he visto en la gira, y él es violento contigo.

—¿Q-Qué?

—Siempre está agarrándote fuerte del brazo, y piensa que nadie lo nota, lo he visto empujándote disimuladamente, cuando quiere que te muevas, te prohíbe hablar con otros hombres, y hace comentarios pasivo agresivos, cuando cree que no tienes la razón.

—No es así —respondo casi al instante— estás confundiendo y exagerando todo, dentro de nuestra relación yo soy algo violento cuando me estreso, en cambio, él nunca lo es, ni siquiera en los días malos.

Resoplo cuando se acerca, mirándome fijamente.

—No te creo, Non.

—Pues da igual, si vas a acusarlo de algo así, deberías hablar con pruebas, puedes pensar lo que quieras, pero no puedes afirmarlo, porque eso podría perjudicarlo, y no lo merece.

—Está bien —dice cambiando el tono de su voz— si es lo que quieres, está bien, pero me gustaría que recuerdes que alguien que te ama se preocupará por ti todo el tiempo, cuidará tus sentimientos, nunca intentará rebajar tus opiniones y…

—Basta ya —lo interrumpo levantándome— Ohm es un gran hombre, ¿sí?

—Sí.

—Además, ¿por qué te importa tanto? —le pregunto molesto.

—Porque tú me importas.

Estoy suponiendo que se refiere a que soy su artista más conocido y me tiene un cariño especial por eso, pero me demuestra que no es así, cuando me besa.

Me quedo paralizado al sentir sus labios, porque fue muy inesperado, hasta que escucho la puerta abriéndose.

Eso me hace reaccionar, y me quito rápido, volteando hacia la entrada.

Podría ser cualquiera menos Ohm, y sabría como manejar esto, pero no.

Es Ohm.

Doy pasos rápidos afuera, al ver que se va de vuelta por el pasillo, tratando de alcanzarlo.

—Ohm —lo llamo sin alzar la voz, porque no quiero que alguien escuche.

Se detiene de golpe y voltea, mirándome con rabia.

—Ve en silencio hasta el auto, y no intentes hablar de esto, hasta que estemos solos —susurra entre dientes.

—Sí —acepto asintiendo, con miedo.

Tengo la sensación de que esto será muy malo.