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Ohm.

Suspiro al ver que Nanon se mueve, así que dejo el vaso de agua a un lado, para volver a la cama.

—¿Qué hora es?

—Casi amanece —respondo dejando un beso detrás de su oreja— ¿Te desperté?

—¿Acaso no ves que estoy despierto? —pregunta girando hacia mí.

—Nunca puedes solo ser amable, ¿no?

—Contigo no.

Me río, acurrucándome en él.

—Trátame bonito, Non, tengo frío.

—¿Por qué no puedes ponerte ropa para ir a la cocina?

—Me da flojera vestirme, porque tendré que desvestirme de nuevo, para coger antes de ir a trabajar.

—¿Eso crees? —suelta luego de un “já”— te tienes mucha fe.

—Hagamos algo —digo agarrando su carita— solo relájate.

—Estoy relajado —responde tratando de quitarse.

—No lo estás, Non, a veces siento que estás a la defensiva todo el tiempo, como si pusieras una pared entre nosotros.

—¿Yo?

—Sí, tú.

—No es así, y de todos modos, tampoco eres la persona más accesible de esta habitación.

—Lo estoy intentando —le cuento besando su boca sin profundizar el contacto— y creo que eso puede mejorar nuestro trabajo.

—¿Entonces quieres que convivamos en paz todo el tiempo?

—Sí.

—¿Y qué nos diferencia de ser novios reales?

—Eso es fácil —respondo sonriendo— no te amo, y tampoco me amas a mí, aún tenemos la misma idea de beneficiar nuestras carreras mutuamente, pero ahora tenemos sexo también, son puras ganancias.

No sé si he dicho algo mal, pero se queda en silencio.

—Es demasiado, ¿verdad? —pregunto asustado.

Claro, tiene sentido, esto seguramente imposibilitaría aún más que haga su vida, técnicamente tendría que renunciar al chico que le gusta, por completo.

—¿Qué?

—No te parece bien porque, si le agregamos el sexo, pasaremos aún más tiempo juntos, y creo que eso no estaba en tus planes.

—Yo no he dicho eso.

—Siento que vas a terminar con nuestro acuerdo en cualquier momento, por eso quieres hablar del matrimonio, a mí no me importaría casarme contigo, puedo hacerlo porque ganaríamos mucho dinero por las marcas nuevas que trabajarían con nosotros.

—No significa que quiera terminar con el acuerdo, pero yo no actúo solamente guiándome por lo que me conviene profesionalmente, y si voy a casarme, espero amar a esa persona, y que sea mutuo, así que obviamente no eres una opción.

Mi mente otra vez empieza a enredarse, él quiere casarse con ese chico que está en sus canciones.

Sabía que era así, y no voy a hacerle cambiar de opinión solo porque cogemos.

—No intento decir que terminaré el acuerdo —agrega al ver que no voy a responder, y parece desesperado por corregirse— tienes razón, el sexo puede mejorar el trabajo.

—¿Y hasta cuándo crees que podemos seguir con esto?

—Por ahora no tengo algún apuro para pensar en terminar, ese es un problema que tendrá que solucionar el Nanon del futuro.

Asiento alejándome, y miro al techo, tratando de pensar.

—Perdón —dice acercándose.

—¿Por qué?

—Creo que sonó a que estoy esperando a otra persona para casarme, pero no así, simplemente tengo muchas ideas anticuadas sobre el matrimonio, pero tampoco me importaría si nos casamos, quiero decir… es trabajo, me da igual, yo puedo firmar.

—¿De verdad? —pregunto sonriendo por fin.

—Claro que sí, hace tiempo tengo una lista de lugares en el mundo a los que quiero ir, y las marcas auspiciarían muy bien la luna de miel.

—Es cierto —respondo ya más animado— entonces, ¿vamos a hacerlo?

—Sí.

Ahora me siento más seguro.

—¿Te parece si hoy también paso por ti para ir a cenar?

—Pero cenemos, Ohm, no podemos coger todo el tiempo.

—¿Por qué no? —pregunto haciendo un puchero.

Nanon suspira, mirando mi boca.

Tiene esa mirada que suele usar cuando hay cámaras grabándonos, esa es mi favorita.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora