*Narra Mei*
Estaba saliendo de la cueva cuando vi a un chico que le falta un tornillo tirarse de un acantila para que a mitad de la caída despliegue unas hermosas alas negras. No pude evitar soltar una pequeña risa al ver a Sam volando como un loco, al parecer esté lo noto porque se giró para verme, tenía un notorio sonrojo seguro que por la vergüenza, y solo me mando una señal de despedida con su mano con un poco de nerviosismo que yo respondí alegremente.
Llegue a una gran y vacía mansión para recostarme y esperar ansiosa el día siguiente para poder encontrarme con Sam de nuevo.
(Finales de las vacaciones)
Bueno han pasado dos meses increíbles, yo y Sam nos la pasamos jugando en las orillas del lago y charlando en la punta del risco, creo que cada día lo quiero más, pero parece que mi diversión se va a terminar ya que esa misma noche llegaba la manada después de sus vacaciones.
Ese día me levante temprano y empecé a limpiar todo, desempolve los libros, limpie el comedor, la sala y cada una de las habitaciones de la casa, que por cierto no eran pocas, para que cuando vuelvan no tengan nada de que quejarse, además quería terminar rápido para poder ir al risco y encontrarme con Sam.
Ya eran las 4 de la tarde y continuaba cocinando todo un festín para esos salvajes, aparté un poco de comida para mí y Sam, solo esperaba que no hubiese inconvenientes. Al terminar me fui a mi habitación que estaba en el ático, siendo honesta no estaba tan mal, es espacioso y cálido, además tengo baño propio. Pase por el espejo y me di cuenta que iban a notar el evidente cabello blanco que tenía, me acerque a mi closet y saque una bolsa donde se encontraba una peluca de mi antiguo color de cabello y me la coloque ocultando bien mi cabellera, con mis ojos no debería haber problema ya que no creo que alguien me haya visto tan de cerca para notar la diferencia.
Eso de las 6 se oyó los autos llegar y la puerta abrirse, no me importo mucho ya que había dejado todo impecable y había mucha comida como para un ejército, que más podrían pedir.
- Oye sucia huérfana! Baja ahora mismo! - tal vez hable muy pronto
En ese momento me llego un mensaje de... Jhon:
*creo que te lo dirán*
*Narra Michael*
No estaba muy seguro de hacerlo, pero Melodie decidió que ya era hora de decirle a Mei lo que somos, bueno pensándolo bien tal vez sea buena idea así ella sabría a lo que se enfrentaría si se atrevía a traicionarnos, por otro lado no sabemos cómo una tonta humana como ella reaccionaria.
Ya se escuchaban los pasos de alguien bajando las escaleras en ese momento
Mate! - escuche a mi lobo decir
Al escuchar eso, no me lo podía creer "No, no puede ser cierto, una humana como ella no puede ser mi mate, ni mucho menos la luna de esta manada, tiene que ser un error" Pero cuando entro al comedor donde todos estábamos me quede anonadado al igual que los demás, ella había cambiado, había cambiado mucho, tenía mucha más figura que antes, se veía tan deseable, además nunca me había percatado de los profundos ojos azules que tenía. "Pero... que estoy diciendo comparado con lo sensual que es Melodie, Mei ni le pisa los talones" reaccione cuando Melodie empezó a hablar.
- Valla, has cambiado un poco, pero espero que no te creas mucho por haber crecido un poco - le dijo muy confiada - Bueno como sea, te pedimos venir aquí porque queremos decirte algo - esta se puso a mi lado y me tomo del brazo – Tal vez esto sea demasiado para tu cerebro pero es cierto, todos los que vivimos aquí y en el terreno somos lobos, pertenecientes a la manada Maruna, además Michael es el futuro alfa y yo su futura luna, entiendes lo que significa? - dijo con toda confianza y superioridad, esperando ansiosa ver la reacción de Mei ante tal noticia.
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Una rosa entre margaritas
FantasyLos secretos pueden llegar a ser peligrosos, no solo para ti sino para otros. El guardarlos puede terminar provocando desastres y tragedias. Eso es algo que aprendí desde pequeña. Aun así, mírenme, guardando un secreto con recelo. Viviendo en un mun...