Capítulo Final

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Narrador omnisciente

El ambiente en la mansión Hurnet había cambiado, de un agitado y poco prometedor escenario, ahora se respiraba calma y tranquilidad en el lugar; un trío de adultos cocinando de todo para el grupo de jóvenes a su cargo, un par de híbridos vampiro-ángel relajándose en el patio junto a sus parejas después de todo lo ocurrido, un par de amigas hablando con un peliblanco, una para conocerlo mejor, y la otra para entender mejor a su hermana, junto a un par de chicos que se ponían al día a pesar de haber estado juntos desde siempre. Y por último, dos parejas que se encontraban abrazadas y en paz, una en la sala principal de la mansión, y la otra en lo que era el antiguo cuarto de una peliblanca.

Todo por fin se veía tan pacífico, como si nada de lo ocurrido a continuación fuera algo preocupante comparado a lo que lograron superar. Hasta que el freno de un auto resonó afuera de la casa, provocando que todos se sobresaltaran, y pidiendo al cielo que no sean más malas noticias.

- QUE HA PASADO AQUI?! - se escuchó el grito histérico de alguien que todos conocían bien

El par de parejas que en ese momento se encontraban afuera trataron de calmarlo convenciéndolo de que entrara a la mansión.

- Alguien me puede decir por qué hay tantas personas desmayadas afuera? - gritó el Dc. Yuta pidiendo explicaciones a nadie en particular

- Calma, Yuta, todo está bien - le avisó Lucas Olsone

- Calmarme?! Recibí un informe de la manada donde me aseguraban un terrible pronóstico, y por si fuera poco, Mei escapó después de su cirugía, y ahora no sé dónde esta

- Estoy aquí - avisó ella bajando las escaleras junto al resto de jóvenes

- Chicos! Gracias a Dios están bien - soltó el doctor aliviado de ver al par de hermanos albinos en perfecto estado - Cuando me dieron ese reporte pensé que algo muy grave había pasado

- Bueno... - soltó el peliblanco nervioso por la verdad

- Nosotros te pondremos al tanto - avisó el Sr. Hurnet junto al par de adultos llamando al Doctor a ir a un lugar más privado.

Ahí, prosiguieron a contarle al doctor de lo que había pasado, de la situación que se había formado a sus espaldas, de la pelea en el bosque, de los heridos, de lo sucedido afuera y los desmayados, de las casi inminentes muertes.

El doctor, conmocionado por toda la información que deba procesar, solo se quedó en silencio con una expresión amarga.

- Y Mei? Como esta? - preguntó el doctor preocupado

- Mei? Supongo que bien - empezó el Sr. Olsone

- A pesar del ataque, si no fuera por ella, los chicos abrían muerto - aseguró el Sr. Hurnet aliviado

- Me sorprendió, después de reaccionar puso las cosas en orden sin decir mucho - elogió la Sra. Olsone

- Y eso es todo? - cuestionó el doctor preocupado

- Hay algo más que quieras saber? - soltó la única mujer del grupo de adultos confundida

- No les dijo? Pensé que explotó al enterarse de las secuelas de su operación - soltó el doc dejando a los adultos más preocupados

- Qué... secuelas? - cuestionó el hombre pelirrojo, pero siendo interrumpidos por un gran grito proveniente de la sala, alertándolos, y corriendo a ver lo que pasaba

- Qué fue...

Se quedaron sin habla al ver como Melodie gritaba desesperadamente, tratando de alejarse lo más que podía de Mei, mientras los demás muchachos trataban de detenerla.

Una rosa entre margaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora