*Narra Javier*
Luego de que Cristian revelara que Mei era un ángel me quedé demasiado sorprendido, y no solo por tal revelación, sino la reacción de Nicolás, era la primera vez que lo vi tensarse a tal grado. Su mirada se mantenía fija en Michael, como si estuviera analizando sus movimientos, hasta que decidieron separar a Mei de ese par y dejar a Melodie contenerla.
La verdad no parecía que necesitasen que la sujetaran, se veía muy mal. Además de tener la espalda ensangrentada, respiraba agitadamente y apenas podía mantenerse en pie, si no fuera porque Melodie la estaba sujetando caería al piso sin poder moverse.
- Así que nos tuviste engañados a todos todo el tiempo, eh?! - le dijo Melodie altanera a Mei
- Por... favor... dejen a Jhon - suplicó con la respiración agitada, notando su vos quebrada por el llanto
- En verdad crees que los dejaremos ir tan fácil? – dijo burlona sujetándola fuertemente de los brazos y levantándole la cabeza para que viera toda la escena frente a nosotros
Fue en ese instante que los latigazos volvieron a estar presentes. Yo, la verdad tenía miedo de ver, así que solo aparte la vista tratando de no pensar en ello, pero el sonido que hacia al chocar contra la piel una y otra y otra vez, me hacían temblar de miedo. Hasta que en un momento oí un quejido de Melodie para luego oír un alarido muy fuerte, fue cuando sentí como si el mundo fuera en cámara lenta. Mei se había soltado de Melodie, dejándola ahí parada, tiesa y con una mirada aterrada completamente perdida, mientras Mei se abalanzaba contra Michael con una mirada sedienta de sangre y unas garras tan afiladas que sentías cortaban el aire.
Mei estuvo a punto de clavárselas a Michael, pero el tiempo se detuvo por completo cuando Christian le clavo una daga de plata a Mei protegiendo a su primo. Cuando él volteo a ver lo que pasó, se veía tan sorprendido y asustado. Mei solo se desplomó al piso perdiendo totalmente la conciencia mientras vi como Jhon rompía sus sogas para atrapar a Mei. Él si se veía desesperado, solo sostenía a Mei con tanto miedo y desesperación que no se dio cuenta cuando Michael trato de acercárseles.
- No te atrevas a tocarlos! - gritó Nic poniéndose de muro entre ellos y Michael, ni siquiera yo me di cuenta cuando se movió
- Nicolás! Que crees que haces?! – gritó Michael con mucha ira
- Lo que debí haber hecho desde el principio - respondió amenazante
Estaba más que sorprendido, nunca antes había visto molesto a Nic, ni cuando éramos niños. Se veía dispuesto a todo, capaz de todo, era la primera vez en años que veía una mirada tan determinada en él.
- Nicolás! Te daré una oportunidad por estos años de lealtad, quítate del camino!! - advirtió Michael perdiendo la paciencia
- Lealtad? Enserio creíste eso? - le respondió burlón poniendo una expresión de desagrado, sorprendiendo a Michael, Cristian y mucho mas a mí - Todos estos años obedeciéndote, cumpliendo tus estúpidos caprichos, hablándote como si fueras de la realeza, haciendo la vista gorda permitiendo que tortures a Mei y dejándote llenar la cabeza de Javier con tus pensamientos retorcidos, se suponía que eran para evitar este escenario, pero veo que fracase
- Nic, vamos, deja de jugar... - intervine, la verdad estaba asustado, si todo lo que acaba de decir era cierto, todo el tiempo que traté de mostrarle mi fuerza, solo logre decepcionarlo - Nic, entonces todo este tiempo mentiste, me hiciste creer...
- En verdad lo lamento, pero era mejor para ti seguir ciegamente a estos desquiciados, si sabias la verdad y conociéndote, te pondrías en su contra, y no quiero ni pensar lo que te hubiesen hecho – se excusó viendo aun molesto al par de primos - Pero ya no puedo soportarlo más! Jhon, llévate a Me... - decía volteando a ver al par herido, pero una vez verlos se quedó callado y asustado, desviando denuedo la atención de todos en ellos.
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Una rosa entre margaritas
FantasyLos secretos pueden llegar a ser peligrosos, no solo para ti sino para otros. El guardarlos puede terminar provocando desastres y tragedias. Eso es algo que aprendí desde pequeña. Aun así, mírenme, guardando un secreto con recelo. Viviendo en un mun...