Capitulo 26

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*Narra Mei*

Como ya se me había hecho costumbre, empecé a despertarme a las 5 de la mañana. Tal vez sea bueno despertarse temprano, por el colegio y eso, pero hoy era sábado, no sé qué aria tan temprano un sábado ahora que no tenía que limpiar una enorme casa. Me iba levantar de la cama, pero cuando lo intenté, sentí que tenía un peso extra sobre mí. Algo extrañada y aun atontada por despertar, decidí voltearme a ver con mucho cuidado, para terminar reaccionando al ver a Sam durmiendo plácidamente mientras me abrasaba.

Cuando lo vi de inmediato me vino a la mente lo que le había dicho la noche anterior, en ese momento un gran sonrojo se apodero de mis mejillas por la vergüenza "No puedo creer que le haya pedido dormir conmigo!". Me levante con cuidado de no levantarlo, y por suerte lo logre, no me creía preparada de verlo recién levantado, la vergüenza era insoportable. Me fui directo al baño y me encerré ahí para que el sonrojo se pasara.

Yendo hacia el lavamanos, mojándome la cara y ya más calmada, decidí darme un largo baño para relajarme un rato, después de todo era aún muy temprano. Llene la bañera con agua tibia y le coloque burbujas, gusto que descubrí hace poco, usualmente solo toma duchas rápidas, por lo que nunca me tomaba el tiempo de preparame un baño. Ya llena la bañera, solo me metí y me relajé, me era tan liberador esos momentos en los que no tenía que pensar en nada malo, en nada en general, despejarme de todas las inquietudes y preocupaciones, preocupaciones que siempre atormentaban mi cabeza cuando se trataba de mi familia.

Me quede un buen rato ahí, y tal vez me abriese quedado más tiempo, pero de un momento a otro recordé que Sam había dicho que su prima vendría hoy, así que decidí ya salir y alistarme apropiadamente, el saber que era una persona tan preciada para Sam, me hacía querer dar la mejor impresión.

Al salir de la bañera, tomé un par de toallas para poder secar mi cuerpo con una y envolver mi cabello con la otra, y así poder empezar a cambiarme, era una suerte tener una conexión de mi armario con el baño. Me puse uno de los nuevos vestidos que las chicas eligieron para mí; era uno de color azul marino suave, sencillo, no muy llamativo, con un delgado cinturón dorado como única decoración; junto a unas lindas sandalias de correa muy cómodas. Por último, me coloque la peluca cuidando que ni un solo mechón de mi cabello se notara "tal vez ya no esté en la manada, pero debo tener cuidado en quien pueda reconocerme"

Salí del baño con cautela y pude ver como Sam aun dormía, estaba totalmente inmóvil, si no fuera por uno que otro ronquido que se le escapaba habría pensado que había muerto, no puede evitar soltar una pequeña risa al notar un pequeño hilo de saliva que se escapaba de sus labios.

Vi el reloj y pude notar que eran las 6:30 de la mañana "sí que me demore mucho en la bañera", me acerque a Sam y trate de levantarlo, pero todos mis intentos fallaron, en verdad parecía que estaba muerto. Luego de varios intentos fallidos decidí rendirme, salí del cuarto y me fui rumbo a la cocina, no sabía por qué pero en ese momento me moría de sed.

Cuando llegue al lugar me sorprendió que la madre de Sam estuviera cocinando tan temprano, usualmente está organizando el papeleo del Sr. Olsone, ya que ellos en la vida diaria tienen una "pequeña" pero muy lucrativa empresa.

- Buenos días Mei, espero que hayas dormido bien - me saludó al verme, muy contenta

- Buenos días, y si, dormí muy bien, gracias - le respondí igual de alegre

- Eso me pareció cuando los vi tan a gustos, a ti a mi hijo - me dijo con gracia en la vos

- No... no hicimos nada raro, so... solo que... - estaba nerviosa

- No te preocupes Mei, sé que no arias nada malo con mi hijo, pero avísame si el trata de ir muy lejos - me dijo aun divertida, su conducta relajada me recordaba a mi madre

Una rosa entre margaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora