Una rosa entre margaritas

Capítulo 34

*Narra Jhon*

Juro que en ese momento me congele, estaba totalmente frío, ya no prestaba atención de lo demás. Solo podía sentir como mi pequeña hermana se aferraba fuertemente a mi cuello temblorosa, y un líquido rojo con el que se manchó mi rostro.

- Me...Mei? - solté incrédulo, aun no estaba seguro, mejor dicho, no quería estarlo - MEI! - grité al ver como la sangre le cubría toda su espalda - Por qué?! Por qué viniste?!- dije desesperado - Por favor vete! Huye! Sal de aquí! - le supliqué con la voz quebrada

- Per...don, pero... no puedo... moverme - me avisó con un tono forzado de gracia

- Vamos! No es gracioso! Tu espalda.....! - me quedé estático al ver la espalda de Mei en busca de una herida - Como? - solté con miedo de la respuesta, Mei tenía la espalda empapada en sangre, pero ningún rasguño en esta

- Me dieron... en las alas - susurro en voz muy baja, casi imperceptible, aferrándose fuertemente a mi "Alas? no! NO!"

- Lo forzaste?! - solté frustrado - no...No...NO! Por qué forzaste tu transformación?! - volví a levantar la voz

- Así que era eso, eh? - oí una voz divertida frente a nosotros, por lo que me quede estático, pero me atreví a levantar la vista - Ya decía yo que una humana no podría sobrevivir de esta manera - soltó un sonriente Cristián, divertido, antes de tomar de los brazos a mi hermana

- DEJALA!! - le grité con toda la furia del mundo, viendo como mi pequeña hermana no podía hacer más que dejarse mangonear por ese bastardo, si tan solo no le hubieran dado en sus alas. Me sentía impotente, ahora ya sabían que Mei no es humana. Se suponía que yo era su hermano mayor, el que debía protegerla, esconderla, asegurarme de que sea feliz, y que he hecho hasta ahora?! Que?!

*Narra Michael*

Seguía molesto, pero luego de los comentarios de mi primo, ahora estaba confundido, además de irritado por como mi primo tocaba tan descaradamente a Mei, que no entienden que ella es mía por derecho, yo fui el que vivió con ella desde los 8, yo fui el que le enseño su lugar, yo soy su único dueño.

- Cristián, que haces?! - solté con molestia

- Tranquilo, solo verifico que nuestro angelito está consciente - dijo levantando el rostro de Mei, quien solo mostraba una expresión de cansancio y tristeza, lo cual me desgarró

- Su...suelta a Jhon - suplicó mientras sus lágrimas se derramaban

- JHON?! - grité frustrado "Tanto lo quieres?! No ves tu propia situación?!" - TU acabas de recibir un latigazo y solo piensas en este bastardo?!! QUE PASA CONTIGO?!

- Wow, tranquilo primito, no la culpes, es su naturaleza, o no angelito? - dijo con una sonrisa mi primo, acercando su cara peligrosamente al rostro de Mei - Por cierto, se te callo una pluma - soltó sonriente mostrando una pluma tan blanca que parecía que brillaba

- Plu...ma? - en ese momento reaccione, ya todo empezaba a tener sentido con Mei

Desde el principio no actuaba como una persona normal, siempre callada, sumisa, y lo peor, detrás de Jhon porque era amable con ella. Nunca se quejó de los insultos, no gritaba si la golpeaban, no hacía más que mirar y aguantar. Ahora veía el porqué.

- TU LO SABIAS?! CIERTO?! SABIAS QUE MEI ES UN ÁNGEL!- cuestioné con suma furia a Jhon tomándolo de los cabellos, sorprendiendo a los demás presentes que hasta ese momento permanecían al margen

- NO! Se equivocan! - respondió apretando los dientes - Mei no es lo que creen, así que déjenla! - soltó mirándome a los ojos retador

- Ya no tiene caso que mientas Jhonsito, tuviste a este angelito demasiado tiempo, ahora nos toca a nosotros - soltó burlón mi primo - Un ángel - rio - No hay otra explicación para un ser tan hermoso, con esos ojos azules, esa figura tan delicada - empezó a decir mientras se atrevió a tomar a Mei por las caderas, a lo que ella trataba de retroceder - Eres tan tierna, sé que tu raza es incapaz de herir a otros, es por eso que ya no hay tantos ángeles en el mundo, no es una lástima? - empezó a jugar con el cabello de Mei, siempre con su sonrisa divertida