Capítulo 3

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El vestido azul noche estaba hecho con una delicada tela de dibujos intrincados. Era de mangas ajustadas y falda ancha, el estilo más clásico del reino, pero la tela y el complicado adorno dorado del escote le aportaba un toque especial. Su madre le había recogido el pelo en una serie de nudos complejos que despejaban su cara y le había maquillado una fina línea negra sobre el párpado, justo al borde con las pestañas. Sus ojos, ya oscuros de por sí, se hundían más en ese pozo sin fondo y el pelo era una auténtica obra maestra. Daba la sensación de estar trenzado, pero eso era imposible hasta que no se casase, o eso mandaba la tradición. Las trenzas en el pelo de una mujer eran una forma de avisar de su matrimonio.

Quizás eso era lo único que le veía de bueno al matrimonio, la posibilidad de peinarse con trenzas como su madre. Magrit Rannerdöttir siempre llevaba su largo pelo negro recogido en complicadas trenzas que recorrían su cabeza de mil formas diferentes. Ella aseguraba que era por comodidad, que en el telar era mejor mantener el pelo bien sujeto, pero para eso podía hacerse una simple trenza que recogiese todo el cabello, no esos semirrecogidos que dejaban cientos de trenzas finas y mechones sueltos. Viveka prefería no pensar la cantidad de tiempo que invertía todas las mañanas, pero le parecía algo precioso.

-¿Lista para tu fiesta? -su madre se veía emocionada, más incluso que ella misma.

-Lista.

Se puso en pie y se adecentó el vestido, estirando las posibles arrugas que podrían quedarle.

-Siempre quise una fiesta así -comentó su madre-, pero nunca tuve una.

Viveka jamás la había oído decir algo al respecto, pero entendía cómo podía verse desde fuera, con toda esa celebración y esos regalos, esas propuestas que tendría que esquivar toda la noche... No, todavía no tenía que ponerse a pensar en eso.

-Pudiste preparar esta al menos -sonrió, algo forzada.

-Sí, eso es cierto -sonrió ella, sin darse cuenta del engaño.

Magrit tomó a Viveka de la mano y tiró de ella con suavidad, saliendo de la habitación de la joven. La Gran Sala estaba completamente vacía y, aunque sabía que los muebles y la celebración estaban fuera, no pudo evitar sentirse extraña. Durante todos los días de su vida había visto ese lugar rebosante de vida y, ahora, parecía un fantasma.

Llegaron a la puerta y, cuando su madre la abrió, la vida volvió a recorrer la estancia durante unos instantes.

Todo el pueblo estaba fuera, festejando y bebiendo, sin tocar la comida de las mesa hasta que ella no llegase. Los invitados, repartidos por toda la gran plaza, no habían perdido la oportunidad y habían traídos sus mejores galas y lujos. Todo estaba decorado con cintas de colores vivos y brillantes, más aún de las que ya había esa mañana, y el emblema de su familia, el cuerno de guerra tallado, se hacía notar allá donde mirase. La gente de fuera de Valistue también destacaba entre la multitud, en especial el jarl Einar, un hombre grande y siempre vestido con armadura, el mejor amigo de su padre. Sus guerreros también estaban repartidos por el lugar, algunos de ellos combatiendo para deleite de los presentes. Junto a Einar estaba el jarl Jorgen, mucho más discreto y sereno que su compañero, tan solo bebiendo y asintiendo a lo que decían. Su propio padre estaba con ellos, Kalevi como una sombra tras él, y fueron ellos dos los primeros en darse cuenta de que Viveka ya había salido.

Cuando se movieron hacia la puerta, toda la plaza quedó en silencio. Incluso los guerreros del jarl Einar dejaron de pelear y el único ruido que se oía era el crepitar de las antorchas que iluminaban el terreno.

-Hoy estamos aquí para celebrar el cumpleaños de mi hija Viveka -empezó a hablar su padre, emocionado. Ull no era un hombre de grandes expresiones y eso era un gesto increíble-. Hoy realizará el ritual de Freya y todos los aquí presentes lo veréis -Viveka tembló un poco ante la idea. Era mucha presión-- Veréis cómo pasa de niña a mujer, veréis los primeros pasos de esa nueva vida adulta que le brindará la diosa -hizo una pequeña pausa-. Os doy las gracias también a todos por responder a mi invitación y estar aquí en este momento tan especial.

La jarl de EngerestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora