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El sonido de las pezuñas del caballo chocando contra el suelo del bosque amarillo se desvanecía mientras Seungmin se adentraba cada vez más en su mente. El hada iba controlando al animal, y él estaba sentado detrás, abrazando su cintura por encima de sus vestiduras, viendo cómo su cabello rojo suelto, sin ninguna joya, era alborotado por el viento, se vio a sí mismo apoyando su mejilla en aquella espalda que ocultaba cicatrices bajo la ropa, y entonces, sin estarlo, por alguna razón se sintió libre. Era terrible pensar que el alejarse de las personas que amaba, de las personas que podían asfixiarlo, lo hacía sentir más libre. No sabía que necesitaba un descanso de todo eso, de su rutina diaria.

— ¿A dónde vamos a recoger flores? — preguntó en medio del transcurso, justo cuando el caballo disminuyó su velocidad para adentrarse con cuidado a una zona más frondosa, dejando atrás el sendero marcado. — ¿Está muy lejos?

— Te sorprenderás — respondió Hyunjin confiado, lo miró apenas de reojo y agregó — pero está bien, porque confío en ti, Seungmin.

— ¿Qué tanto?

La pregunta quedó en el aire, por varios minutos estuvieron en silencio, y para ninguno pasó desapercibido el hecho de que, a pesar de que el caballo avanzaba a paso regular, el humano no había dejado de abrazar la cintura del hada. La respuesta llegó un rato después, cuando la luna iluminó el cielo nocturno y las estrellas se asomaron para observarlos.

— Así de tanto confío en ti. — fue lo primero que dijo Hyunjin al llegar al lugar. Seungmin observó sorprendido aquella puerta en medio de los árboles, su color blanco lo hacía resaltar en medio de la oscuridad. Era irónico pensar que resultaba como una luz esa salida del infierno. — Puedo traerte aquí, porque sé que no te irás.

— Porque sabes que no podría dejar a mis amigos. — concluyó con obviedad.

— Alguien listo usaría esta oportunidad para escapar y pedir ayuda. — usó el mismo tono.

Equivocado no estaba, y Seungmin debía admitir que había pensado en ello también. Era imposible no plantearse la posibilidad de huir, la tentación que causaba el instinto de supervivencia habría controlado su cuerpo si no fuera porque el amor que tenía por sus amigos era más grande que él mismo.

— ¿Entonces saldremos? — cuestionó, y en cuanto Hyunjin lo invitó a bajar del caballo, Seungmin retiró sus manos de su cintura con rapidez y se apresuró en alejarse de él. Cuando ambos estuvieron pisando tierra firme, el humano volvió a formular una pregunta — ¿Debes recoger lirios? — el hada llevó a su caballo hasta un árbol y dejó atada la cuerda en una rama gruesa. — ¿De qué sirve esto exactamente?

— Le sirve al clan Losarig. — se dignó a responder por fin. — Decidí hacerme cargo de esta tarea a propósito para estar contigo. — se giró para verlo y con la mirada le indicó que le siguiera el paso. — Mayormente quienes hacen este trabajo son los del clan Anipse, ya que pasan desapercibidos en el mundo humano.

— Como la madre de Changbin. — dio por hecho, a lo que el pelirrojo asintió. Ambos caminaron hasta estar frente a la puerta, y antes de que Hyunjin girara la manilla, Min murmuró — ¿Cuántos de ustedes viven entre nosotros?

— ¿Sabes por qué ustedes viven en carpas?

— ¿Qué? . . . Amm, nosotros solíamos mudarnos cada cierta temporada.

— Huían. — soltó Hyunjin sin ninguna pizca de duda. Observó la expresión desconcertada de su humano, por lo que prosiguió diciendo — Pero al final se asentaron en nuestro territorio, sin embargo, eso no quita el hecho de que han estado escapando de nosotros sin éxito. Querían evitar que fuéramos parte de ustedes, pero no importa a dónde vayan, así decidan ir a vivir al mar, habrán sirenas esperando por ustedes. El mundo feérico es más extenso de lo que crees. Este campo — y entonces giró la manilla — es sólo un pequeño jardín para nosotros, mientras que para ustedes es símbolo de una muerte segura. Estamos en todas partes, Seungmin.

Con cariño, una flor del bosque | SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora