Después de abrir la carpa, Seungmin conoció a varias hadas pelirrojas. Sus miradas lo pusieron nervioso, y quizá Hyunjin había sentido eso porque le dio un apretón a su mano sujetada y le dedicó una mirada de: "no te preocupes, estoy aquí contigo." Y al parecer eso había sido suficiente para su corazón.
Hyunjin le pidió a Yeji que las demás hadas salieran de ahí porque necesitaba hablar con ella, y por supuesto las cosas se hicieron a su manera. A decir verdad, Seungmin no entendía lo que estaba pasando. ¿El emperador estaba enterado de todo lo que hacían allí? Poco después de que las heridas de su cuello fueran tratadas, Hyunjin le explicó que no, que en realidad algunos clanes se reunían así a espaldas del emperador para no perder sus tradiciones ni costumbres, les enseñaban a los niños y disfrutaban de su historia. Por eso habían sido tan recelosos al principio, ya que nadie confiaba en los humanos, pero era el humano de Hyunjin, así que nadie se atrevería a sacarlo de allí, ni mucho menos a tocarlo.
Una vez listos, Yeji salió del lugar, el pelirrojo la siguió no sin antes tomar su mano. Hyunjin no quería volver a arriesgarse a dejarlo solo, ya que, aunque le costara admitirlo, ya no podía confiar en ninguna hada, ni siquiera en los de su clan.
— Cuando ustedes los humanos realizan celebraciones, matan animales y se los comen. Nosotros hacemos lo mismo, pero con los humanos. ¿Por qué estamos mal? — habló Yeji frente a esa fogata. Ya todos estaban allí alrededor, y sin haberlo planeado, habían comenzado a hablar sobre eso. — Aunque claro, no comemos su cuerpo. La alimentación es más como . . . espiritual, quizá.
— La cuestión es que en ambas ocasiones la presa se queda sin vida. — murmuró Seungmin. Entendía su punto, pero también quería que ella entendiera que, como humano, le iba a costar aceptar que era sólo un recurso para su raza.
En cierto punto de la noche, los tambores comenzaron a ser tocados y Seungmin fue testigo de algo que consideró hermoso, pero toda esa danza que mantuvieron esas hadas alrededor del fuego, mientras lo manipulaban y jugaban con él, creando figuras de aves, animales salvajes, olas del mar, ráfagas de viento, como si contaran historias en conjunto con el fuego resplandeciente, fue a parar como lo segundo más bello de la noche cuando volteó a ver a Hyunjin. Él estaba sonriendo, la llama de la fogata titilaba en sus pupilas brillantes, veía todo como un niño orgulloso de sus raíces, orgulloso de quién era, porque eso era su hada: poderoso como el fuego, pero al mismo tiempo tan frágil.
La canción que iniciaron en coro al ritmo de los tambores estaba en otra lengua que Seungmin no supo reconocer, pero que lo sacó de su trance. ¿Cuánto tiempo se lo había quedado viendo? ¿Alguien se habría dado cuenta? Miró a su alrededor y se encontró con un par de niños que se habían acercado a él por curiosidad. Era como si fuera la primera vez que veían a un humano, o quizá ese sí era el caso.
— Ey . . . Soy Seungmin. — saludó cortésmente y decidió sumar una pequeña sonrisa de labios. — ¿Cómo se llaman?
— Jungwon. — dijo el pequeño pelirrojo. — Ella es Yoon. — señaló a su amiga, la cual sólo se limitó a mostrarle la palma de su mano. — Wow, tus ojos son negros.
— Ah, sí, creo que sí. — contestó Seungmin sonriente. Era la primera vez que le decían algo así. Para él lo impresionante eran sus ojos verdes, pero al parecer eso era lo común allí. — ¿Qué edad tienen?
— Las hadas no tenemos edad. — explicó Jungwon, soltó una risita y agregó — Qué bobo.
— Oye — le recriminó Yoon — Tenemos etapas. Somos niños.
— Oh . . . Etapas. — susurró para sí mismo. Las personas también tenían etapas, ¿no es así? ¿Eso en qué lo convertía? — Yo . . . estoy cerca de la adultez. ¿Ustedes ya quieren ser adultos?
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Con cariño, una flor del bosque | SKZ
FanfictionTienen prohibido acercarse al campo abierto, tienen prohibido tocar los lirios, tienen prohibido subir las escaleras, pero todo esto lo hacen juntos, porque juntos están dispuestos a arriesgar su vida con tal de encontrar a sus amigos desaparecidos...