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Esa noche habría Luna de Sangre.

Cada humano fue vestido por las mejores prendas de cada clan. El emperador decoró el cabello de Jisung con pequeñas florecitas lilas que se parecían a los lirios; en el espejo sus miradas se encontraron y no pudieron evitar sonreírse. Ese momento les traía recuerdos a ambos, y no necesariamente buenos.

— Esta vez todo saldrá bien. — le aseguró el emperador, como si hubiera leído su mente, cuando en realidad sólo le bastó notar su lenguaje corporal. — Esta vez sí vamos a escapar. Seremos libres y felices.

En otra habitación, la del pabellón del clan Losarig, Chan llevaba un girasol en manos mientras un par de hadas decoraban su cabello con pequeñas flores amarillas.

— Deben estar presentables. — comentó Felix, quien estaba parado frente a él observando cómo lo atendían. — Después de todo son la ofrenda para la luna de sangre. — con su mirada le transmitió que realmente no estaba feliz por decir eso, pero era importante guardar las apariencias hasta el último momento, eso le había enseñado Hyunjin. — Una ofrenda por cada clan. No sabemos si eres el fuego, el lazo, el arco o la espada, pero eres esencial . . . Debes lucir bien.

Y mientras el rubio aguantaba las ganas de ir a abrazar al mayor para echarse a llorar entre sus brazos, en la habitación del pabellón del clan Anipse, Lia terminaba de darle los últimos retoques al peinado de Jeongin con un Changbin atento a cada movimiento.

— ¿Segura que las espinas no le harán daño? — volvió a preguntar. Lia había perdido la cuenta de las veces que había preguntado eso o algo similar. — Lo digo porque no puede morir antes — se adelantó en aclarar. — No sería bueno para ninguno, ni para el clan.

— Ya te dije que son espinas encantadas. No le harán daño. ¿Sientes dolor, humano? — cuestionó, a lo que Jeongin negó con su cabeza. — Excelente, funciona.

— ¿No estabas segura de que funcionara?

— ¿De verdad no confías en mí? — ahora usaba el tono informal, y aunque Changbin se lo había pedido, a veces ser tratado así por alguien tan inteligente como ella le hacía sentir intimidado. — Somos el clan Anipse. Si alguien conoce la anatomía humana en este mundo, somos nosotros. Somos los únicos que podemos cruzar ese puente entre los dos mundos, nuestra manera de adaptarnos es impresionante, somos como la combinación de un hechicero y un adivino con un poco de humanidad y naturaleza, es que simplemente pertenecemos a algo extraordinario, así que, por favor, confía más en mí, pero sobretodo, confía más en ti mismo, Changbin.

Un par de guardias del clan Aisnetroh, el cual contenía a las mejores hadas luchadoras de ese imperio, pasó frente a la puerta de la habitación del clan Esor, en donde se le había permitido a Yeji ir para adornar el cabello de Seungmin con pétalos de rosas rojas. Hyunjin se mantuvo observando desde una esquina, con la espalda apoyada en la pared y los brazos cruzados. Había llegado hace poco, y ni su humano ni su hermana sabían en dónde había estado.

— Creo que está quedando. Normalmente hago esto con chicos y chicas que tienen el cabello más largo. — comentó, observó su espalda ancha y se aseguró de que la ropa estuviera en su lugar. — Eres la ofrenda más bonita que he visto.

Hyunjin carraspeo y se acercó al par. Seungmin le prestó atención, y cuando le lanzó una mirada a Yeji, ella resopló, para entonces irse de allí. Una vez solos, el hada colocó sus manos sobre sus hombros, lo miró fijamente y dijo:

— Recuerda que son pétalos encantados. Si te haces algún rasguño puedes comer un pétalo para curarte. Dependiendo la gravedad de la herida, es la cantidad de pétalos que debes ingerir para sobrevivir. — vio a su humano asentir, por lo que agregó — Mi hermana me dijo que puede que te dejen hasta el final. Eso lo decide el emperador y no me ha brindado mayores detalles. Ya no confía en mí.

Con cariño, una flor del bosque | SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora