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Peter sólo tenía cinco años cuando su madre desapareció, y su padre y sus hermanos murieron en el campo de lirios. Tras la orden de su papá, él comenzó a correr con dirección al bosque. No entendía qué sucedía, pero sabía que era malo, muy malo. Se escondió cuando se encontró cansado, se apoyó en un tronco y se abrazó a sí mismo en busca de calor, comenzando así a llorar desconsolado.

— Hola, pequeño niño. — le habló repentinamente una voz masculina, despertandolo de manera imprevista y también causándole miedo. — Tranquilo. Soy amigo de tu padre Fer In. Tú debes ser uno de sus hijos. — continuó hablando la hada de cabello largo y lila. Su rostro amable tranquilizó al menor, quien a su edad no sabía que las apariencias podían engañar tanto. — Debes estar agotado. Ven conmigo — le extendió su mano con delicadeza. — Yo te daré un nuevo hogar, una nueva familia.

— Yo quiero a mi mamá.

— Ella te está esperando. — le mintió sonriente. — Vamos, pequeño niño. — Peter lo dudó, pero terminó tomando su mano y colocándose de pie en el proceso. — Eres muy dulce. Quisiera tener un hijo como tú.

— ¿Su hijo que no existe tiene nombre? — preguntó curioso. Su madre siempre le había dicho que los nombres eran importantes, y en su mente la pregunta formulada tenía mucho sentido.

— Oh, claro que sí. Lid Min me dejó elegirlo, en realidad a ella no le importa mucho mientras nazca sano. — comentó, mientras ambos seguían caminando, siendo seguidos por otras hadas observadoras desde la oscuridad del bosque. — Su nombre será Minho. ¿Qué te parece ese nombre?

— Bonito.

— ¿Bonito?

— Sí. Bonito.

Cuando Peter fue llevado ante la nueva líder del clan Oiril, fue puesto de rodillas y rodeado por distintas hadas adultas que lo miraban como si fuera un insecto que podría provocar la mayor plaga de todas. Lid Min se colocó de cuclillas frente a él, alzó su mentón para observar mejor su rostro y sonrió burlesca.

— ¿Dónde está mi mamá? — cuestionó el menor al borde de las lágrimas.

— ¿Quién? ¿Adis Par? — fingió nunca haber escuchado ese nombre. — Oh, cierto, la humana que me obligó a hacer todo esto. De verdad, fue la mejor y la peor decisión que he tomado en mucho tiempo. No sé si agradecerle y asesinarla por eso.

— Cariño, no hables así frente a Peter. Sólo es un niño. — intervino el hada que había encontrado al pequeño humano, el futuro padre de Minho. Lid Min le mostró la palma de su mano, por lo que se calló de inmediato y supo que debía entregarle el cuchillo. — No hagas nada extremo, por favor. Sigue siendo uno de los nuestros, al menos a medias.

— No quiero volver a oírte, Ho Bel. — le ordenó con seriedad. Volvió a fijar su atención en Peter y dijo — Los lirios son venenosos como nuestra sangre. — dejó de tocarlo, para entonces realizarse a sí misma un leve corte en la yema de su dedo pulgar. Dejó caer el cuchillo y miró al menor. — A los humanos esto puede matarlos. Me pregunto qué le hará a un mitad hada, mitad humano.

Tras manchar los labios del menor con la sangre de color lila, el clan Oiril descubrió algo que los llevó a coronarse como el clan más importante de entre todos. Ahora sabían que si un mestizo se infectada con su sangre noble, podría convertirse en un hada por completo. Esa magnitud de poder les brindó la oportunidad de liderar, de gobernar, y con el paso del tiempo Lid Min se convirtió en la emperatriz del imperio feérico. Lo quería todo, y si no podría mantenerse al mando por siempre, alguien de su misma sangre lila debía hacerlo, por eso tuvo a Minho, quien nació tras la muerte misteriosa de Ho Bel, el padre que nunca pudo conocer a su deseado hijo.

Con cariño, una flor del bosque | SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora