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Años atrás en el imperio feérico

Lo empujaron con tal fuerza que cayó de bruces sobre el suelo, levantando polvo por la fuerza con la que sus rodillas chocaron contra la tierra. No quiso levantar la cabeza, porque sentía miedo, tenía a su hermana al lado enterrando sus uñas en el suelo, impotente por no poder hacer nada, o mejor dicho, sabiendo que al moverse una espada no tardaría en cortar sus alas de un sólo movimiento, e inevitablemente tenía miedo.

Minutos atrás la aldea, en donde gran cantidad de hadas del clan Esor se asentaron, fue descubierta por los guardias que trabajaban para el nuevo emperador. Antes de ceder la corona, la emperatriz le encargó aquello como su primera tarea: encontrar a los desertores, asesinar a su líder.

Habían pasado tanto tiempo desapercibidos, entre las sombras, viviendo de lo que cazaban y de lo poco que pudieron preservar, pero de repente alguien nuevo toma la cabeza y los encuentran al cuarto día de reinado, no tenía sentido, no podía tener sentido.

— ¡¡Papá!! — gritó Yeji con todas sus fuerzas, pegando su frente a la tierra y continuando con sus sollozos desgarrados. La aldea ardía en llamas a su alrededor, muchos niños y niñas pelirrojas estaban siendo metidos a jaulas como animales, mientras que los adultos luchaban con todo lo que tenían contra los guardias que lo asesinaban de un solo corte. — ¡Hyunjin, debes hacer algo! ¡Hyunjin, no te quedes ahí! ¡Debemos hacer algo! ¡Van a matarlo! ¡Van a matar a nuestro padre! ¡Hyunjin!

Pero Hyunjin no podía oírla, sólo la veía llorar junto con las demás hadas jóvenes que serían llevadas como esclavos para el emperador. Estaban rodeados por cientos de guardias, todos trabajando para el mismo culpable, el emperador Minho del clan Oiril.

— Yeji . . . Lo vi morir — susurró, sin ponerse a pensar si su hermana podría oírlo entre los gritos lejanos de las demás hadas que aun luchaban por sus vidas. — Yeji . . . Esa hada de cabello lila . . . Usó su lazo . . . El emperador lo ahorcó.

— ¿Qué?

— Él . . . — alzó la voz, sin darse cuenta de que la hada de quien estaba hablando había llegado hasta ellos y en ese momento se había parado frente a Hyunjin. — Mató a nuestro padre . . .

— Ustedes dos son los únicos hijos del líder de este intento de rebelión, ¿no es así?

— ¿Intento de rebelión?

El líder del clan Esor fue sentenciado a muerte por conspiración contra el emperador. ¿Qué no entendieron? — habló como si estuviera hablando de haber matado a una simple hormiga. Hyunjin también enterró sus uñas en la tierra, y a diferencia de su hermana no alzó la mirada, en cambio clavó su vista en el suelo. — Resistieron bien . . . Pero deben aprender a saber de quién fiarse.

¿Por qué nos hizo esto? — cuestionó Yeji, dejando de tocar el suelo y de estar agachada para entonces mantenerse de rodillas con el mentón levantado. — ¿Qué hicimos mal? No nos llevamos a nadie de ningún otro clan, ni pensábamos dejarlos quedarse, sólo éramos nosotros-

— No te escucharé hasta que me hables apropiadamente. — y dicho esto un par de guardias sujetaron sus brazos, por lo que ella comenzó a tirar patadas al aire y a gritar que la soltaran. — Deben corregirla . . . Hacerla una guardia no estaría mal. Hay bastantes jóvenes.

— ¡¡No!! ¡¡Hyunjin!! ¡¡Hermano, ayúdame!!

— ¿Qué pasó, pequeña hada pelirroja? ¿Te da miedo morir si intentas siquiera respirar muy fuerte? — intentó azuzar a Hyunjin para que reaccionara, para que le diera una buena excusa para mandar a que se lo llevaran, pero el menor no emitió sonido alguno, ni mucho menos le daba la cara. — Cada uno de ustedes trabajará en el palacio para mí. No pienso desperdiciar a piezas tan valiosas como ustedes, ya que después de todo son del clan Esor. Quizá mi madre estaría decepcionada si me escucha decir esto en voz alta, pero ustedes son esenciales.

Con cariño, una flor del bosque | SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora