Tienen prohibido acercarse al campo abierto, tienen prohibido tocar los lirios, tienen prohibido subir las escaleras, pero todo esto lo hacen juntos, porque juntos están dispuestos a arriesgar su vida con tal de encontrar a sus amigos desaparecidos...
— ¿Qué crees que hagan las hadas con las personas que desaparecen? — había preguntado Felix de repente, mientras se mantenía sentado al lado de Changbin, ambos sobre una gran roca que les daba una hermosa vista del lago en donde sus amigos se encontraban jugando entre risas. — ¿Qué crees que les pase?
— Pues nada bueno. — dijo con obviedad el mayor. Giró su cabeza para mirarlo, pero Lix tenía su vista fija al frente. — Sólo sé que no vuelven. Y según lo que me contó mi padre, las hadas siempre tienen hambre.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué comen? — cuestionó el pecoso con tono dulce. A Changbin le dio un escalofrío cuando sus miradas se encontraron de un segundo a otro.
— No lo sé — farfulló sin dejar de mirarlo. — ¿Por qué de pronto te dio tanta curiosidad?
— Ya sabes — volvió a desviar la mirada al frente. Abrazó sus piernas e hizo un pequeño puchero con sus labios. — No tengo padres que me puedan hablar de esos temas. Sólo sé lo que el jefe de tribu nos ha contado, pero nunca es suficiente. Le temen a criaturas que nunca han visto. ¿Acaso es lógico?
— ¿No crees en las hadas?
— Creo que todo lugar en el mundo es peligroso y no sólo el campo de lirios. — explicó su pensar con simplicidad, pero esa misma simpleza dejó pensativo a Changbin durante días. — Siento que nos ocultan algo.
— Bueno . . . Creo que cada persona oculta algo. — opinó sincero, atrayendo la mirada de Lix hacia él nuevamente. — ¿Nosotros sabemos todo de ti?
— No hay mucho que contar — respondió al instante. — Ni siquiera puedo decir que me conozco del todo. No sé quiénes fueron mis padres, no sé si tengo hermanos o algún familiar, sólo sé que la madre de Seungminnie me encontró y me hizo parte de la tribu.
— Tiene sentido-
— Pero tú, Changbin — habló con una sonrisa pintada en el rostro, tomó una de sus manos y la colocó entre las suyas, para después preguntarle — ¿Nos estás ocultando algo?
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Bajo la luz crepuscular de la luna, mientras las familias que componían la tribu se encontraban dentro de sus carpas durmiendo como se suponía que debía estar todo el mundo, un par de voces susurrando se hacían oír en el interior de una de esas carpas. Changbin y Seungmin se encontraban tomando un descanso sentados en el suelo mientras esperaban a Chan.
— ¿Estás seguro de que el jefe de tribu no te oyó salir? — le preguntó una vez más el mayor, por lo que Seungmin suspiró molesto. — Es más peligroso que te atrapen a ti intentando escapar que a alguno de nosotros.
— Lo sé, pero no es la primera vez que hacemos esto.
— Por lo mismo. — dijo con obviedad. Tras ello el menor echó su cabeza sobre su pierna y cerró los ojos en busca de una corta siesta con tal de que Chang dejara de hablar. — Como digas. — se quedó en silencio un rato más, pero su ansiedad era tal que no pudo evitar preguntar en voz alta — ¿Por qué Chan se estará tardando tanto?
