One Shots | Eddie Munson

"New drugs"

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¿Donde buscar algo para poder aliviar tu enojo? Fácil, en los baños o fuera de la escuela y conocías perfectamente a la persona que otorgaba esa felicidad.

—¿Eddie, donde esta? —Le preguntaste a uno de sus amigos, estaban custodiando el baño unos cerca y otros lejos evitando que algún profesor o directivo entre y lo descubran con su emprendimiento de felicidad, adicción y obsesión.

Ni siquiera esperaste a qué te dieran permiso para entrar y solo abriste la puerta. Eddie cerró su caja creyendo que era algún profesor, estaba con una de las porristas, ella tenía dinero en la mano.

—¿Terminaron? —Cuestionaste.

—15 gramos a 20 dólares —Le recordó Eddie, la chica le pago el dinero y se marchó bajando la mirada — cierra la puerta.

—¿Vas a darme órdenes ahora? —Cerraste la puerta y el guardo el dinero que traía encima.

—No lo se muñeca, no eres tan fácil de dominar —Trato de ponerse de pie, pero tu hiciste que volviera a tomar asiento dónde estaba para tomar asiento en sus piernas.

—¿Eso crees?

—Siempre me buscas cuándo quieres algo T/n, ¿Que es lo que quieres? —Pregunto tratando de no dejarse llevar por tus caricias y leves movimiento de caderas que hacías.

—Me enteré que trajiste algo nuevo, seguro y efectivo —Le dijiste mientras comenzaste a besar su cuello. Eddie te conocía a la perfección, sabías que siempre que buscabas drogas o hiervas era por qué te peleaban con tu novio Jonathan.

—No creo que puedas pagar algo como...

—Ya sabes mí forma de pagar —Dijiste en un susurró muy cerca de su oído, haciendo que comenzará a pensar millones de cosas, como las tantas veces que tuvieron sexo en las regaderas o en los salones de clases.

—Esta vez no.

—¿De que hablas? —Le preguntaste. El trato de apartarse un poco de tus besos, no la estabas pasando bien pero drogándote por alguien eso es caer muy bajo y no quería verte de ese modo.

—Yo no se lo que pasó entre ustedes dos, pero si fuera tu trataría de recuperarlo.

—Jonathan puede irse a la mierda.

—¿Estás segura? —Pregunto y tu no supiste responder — piensa bien en lo que te diré, T/n.

—¿Vas a darme un sermón?

—No, solo quiero que pienses en algo —Hizo que te levantarás de sus piernas, había hecho todo lo posible para controlarse y lo había logrado — si estás tan segura de tus palabras, ve y termina con Jonathan, pero si no estás segura ve y dile que lo amas.

—Te amo Eddie.

—¿Que?

—Te amo —Volviste a repetir tus palabras.

—Bromeas, ¿No?

—No trates de seducirme con esa carita, no funciona conmigo —Dio un paso hacia atrás nervioso, no sabía que tanto podía aguantar — no más plantas mágicas para ti.

—No más sexo para ti, entonces —Le sacaste el dedo en medio para abrir la puerta del baño de dónde estaban —, no necesito tus porquerias, puedo conseguir en otro lugar

—No de la misma calidad, cariño —Salio detrás de ti —, pero quiero que hagamos un trato.

—¿Cuál?

—Atrevete a decirme lo que dijiste hace rato, nuevamente.

—Vete al diablo —Trataste de seguir tu camino pero el se interpuso.

—Eso es por qué no me amas cariño, no me amas como amas al drogadicto de tu novio.

—Puedo decirte te amo de la misma forma en la que se lo digo a Jonathan, no te sientas tan especial.

—Intentalo de nuevo, te escucho reina del hielo —Se quedo atento esperando a que respondieras pero no lo hiciste — si lo haces, te regalo 10 gramos de lo que quieras.

—Eddie... —Dijiste con una cálida voz, el ya había prometido su parte y solo era tu turno—, te amo.

—No me convence, de nuevo.

—Estupido —Dijiste a lo bajo.

—¿Que dijiste?

—Nada, que te amo como no tienes idea Eddie Munson —Te acercaste a el —, el brillo de tus ojos me enamoran cada día, no dejo de pensar en ti desde el primer día en que nos vimos. Fuiste el primer hombre en mí vida... Y te...

—Espera, espera —Te detuvo —¿Fui el primero con el que te acostaste?

—Bravo, al parecer no eres tan idiota —Te acercaste aún más a el para meter tus manos en sus bolsillos — mis 10 gramos.

—Responde la pregunta y te los doy, lo prometo.

—Si, si fuiste el primero ahora dame —Estiraste tu mano, el no tuvo otro remedio que dártelo — no le digas nada de esto que hablamos a Jonathan o eres hombre muerto, ¿Entiendes?

—De acuerdo, niña.