*Mia/Elizabeth
No soy capaz de colgar el teléfono en su lugar. Mis manos están temblando y no logro detenerlas. Me dejo caer de espaldas en la alacena y quedo sentada en el piso. Mi respiración comienza a subir de velocidad y vuelvo a escuchar gritos, muchos gritos. Las imagenes empiezan a aparecer y veo a mis padres discutiendo con un señor. No identifico que es lo que se dicen, sólo veo el movimiento de sus bocas. Sé que son gritos y que es una pelea por las facciones de las caras y los movimientos de las manos, sin mebargo, es el empujo que avienta a mi madre a un lado el que me confirma que algo no está bien. En cuestión de segundos mi padre se encuentra en su costado, imagino que le pregunta si está bien. Su mano en su mejilla me hace sonreír. Pero mi acción es interrumpida por un disparo. Ese sonido en sordecedor que algunas veces no se logra diferenciar entre él y un cohete. Cierro los ojos para intentar detener lo que veo, pero es inutil. Sigo viendo y viviendo ese momento. Aprieto con más fuerza y las lágrimas salen con mayor fluidez. Mi cuerpo inicia a cobrar vida, no puedo detenerlo. Los sonidos de los gritos, el disparo, la sangre, el sonido de la patrulla y mi llanto se mezclan y me quitan los sentidos. Dejo caer mi cuerpo para un lado y me abrazo, estoy en posición fetal y como vil pelicula me arruyo para tranquilzarme. Coloco mis manos alrededor de mis oídos para intentar que el ruido disminuya. Y lo hace, poco a poco vuelvo a poder respirar, vuelvo a poder dejar de temblar, estiro mis piernas y me incorporo. Me limpio las lágrimas y estoy segura de algo. Debo salir de aquí a como dé lugar. Una vez más, rectifico que estoy encerrada en este apartamento. Las ventanas están abiertas, pero me separan del suelo once pisos. Necesito pensar y lograr escapar antes de que regrese Mireya.
Recorro con la mirada todas las paredes del cuarto hasta detenerme nuevamente en el cuadro del jinete. Tengo miedo, mucho miedo, pero al igual que el caballo, sé que tengo que hacerlo. Me acerco para tocarlo y cuando mis llemas sienten el material de la pintura siento que estoy tocando la orilla del mar. Quiero seguir contemplandolo pero necesito encontrar una salida. Giro mi cuerpo y veo la puerta del baño. Al entrar, observo las imagenes pegadas en la pared, están en blanco y negro y unidas hacen un gran collage. En la parte de la regadera, hay una ventana muy pequeña que separa la habitación de a lado. Busco un banco y al no encontrarlo, tomo mi maleta para usarla de soporte y poder subir.
La ventana se encuentra atascada por el agua del baño. Intento con todas mis fuerzas abrirla pero es inútil. No puedo seguir perdiendo el tiempo y esperar a que Mireya llegue. Así que bajo de la maleta y busco algo que me sirva. Necesito algo duro para romper el vidrio y las botellas de champú no sirven. Estoy a punto de rendirme cuando tomo entre mis manos la manija de la puerta de madera del baño. Está floja y forcejeo con ella para darle más movilidad. Me desespero y coloco un pie a lado para darme mejor agarre y con fuerza empujar la puerta. Con ambas manos la jalo hasta que trueno la madera vieja y me deja sacarla.
Sale con una tremenda fuerza y caigo sentada al suelo. Me levanto rápido y me vuelvo a subir a la maleta. Alzo mi mano y cuando estoy a punto de golpear el vidrio escucho el sonido de unas llaves —Maldición— es lo único que se me ocurre decir. Así que, sin pensar, dejo caer con todas mis fuerzas la mano y el vidrio se hace añicos. No tengo tiempo de quitar con cuidado los vidrios, así que salgo como puedo. Me hago daño la rodilla y el hombro derecho pero eso no hace que me detenga. Por suerte no hay nadie en la habitación. Mireya debió de escuchar el ruido y no tarda en buscarme.
Me toco con la mano la herida y veo que es profunda. Abro la puerta y dejo sangre como evidencia. Me aproximo a las escaleras y subo a los demás piso, necesito llegar a la azotea. Mireya pensará que bajaré, pero no, necesito encontrar a alguien para marcar por teléfono. Sigo subiendo las escaleras como puedo. La rodilla sigue sangrado y el dolor del hombro no me deja hacer presión en el barandal.
*Derek
Bien, podemos ir en mi carro, un poco apretados pero cabemos bien.
Todos tomamos algunas cosas como comida, bebidas, cobijas etc... Según google maps en menos de una hora estamos ahí. Son las 4:38 de la tarde, lo que nos haría llegar alrededor de las 6 de la tarde.Estoy afuera, esperando a que salgan, cuando veo estacionarse a Esteban y Andrea.
—Que bueno que llegan chicos. ¿Podrían prestarnos la camioneta?
—Claro —Sale Esteban y me entrega las llaves —¿Pasó algo?
No pude contestar esa pregunta, porque las chicas hacen ruido e imagino que le están explicando a Andrea lo que ha pasado.—Claro que vamos, ¿Verdad Amor?
—¿Alguien podría explicarme que es que pasa?
Todos suben a la camioneta y soy yo quien le resumo todo lo que ha pasado.—Entonces... Todo esto pasó en la fiesta, en la post fiesta y en la luna de miel. ¡Qué sorpresa!
*Mia/Elizabeth
Llevo alrededor de doce minutos aquí arriba. Estaba intentando controlar la sangre que salía de mi rodilla pero era demasiada así que opté por romper mi camisa y hacerme un vendolete. Siento que estoy perdiendo fuerzas y es por ello que no dejo de pensar en momentos que tuve con Iker.
Bajo mi mirada al cabello de Iker, está recargado en mi vientre. Con el movimiento de mi mano juego con su pelo y compruebo que se ha quede dormido. Lo observo detenidamente y confirmo lo maravillada que estoy. Me he acostumbrado tanto a él que da miedo. A veces cuando no está, percibo su aroma o su voz llamándome. Cada que me siento mal, que siento que ya no puedo más, llega él y con tan sólo un abrazo suyo todo vuelve a cobrar sentido para mí. Sigo sin poder creer que este ser pueda quererme, que haya podido fijarse en mí. Constantemente tengo peleas en mi cabeza, pensamientos entre hacerlo o renunciar. Algo está dado por hecho, el tiempo sigue avanzando y la etapa final del plan no tarda en comenzar. Sé lo que tengo que hacer, pero no me siento segura. ¿Y si fallo? ¿y si no logró cumplir con lo que se me pide? ¿y si no soy tan fuerte como todo piensan?
— ¿Qué horas es? —Su voz, simplemente su voz me hace calmar. Lo veo a los ojos y contesto: Las 2 y 20 de la madrugada. —Lo siento, no supe en que momento me quedé dormido.—No te preocupes, sé que estás cansado. —sigo jugando con su cabello. —¿Quieres ver otra pelicula? Prometo no quedarme dormido esta vez.Me agacho y le planto un pequeño beso en los labios. Me separo de él y dejo mi frente pegada a la suya. Niego con la cabeza en contestación a lo de la pelicula. —No, es tarde y mañana tengo que trabajar y tú ir a la escuela.Se levanta y deja el paso libre para poder pararme y salir de su habitación, pero no me deja. Me detiene con su mano y me sienta en sus piernas. —Recuerda que el viernes es mi graduación. Vendrás, ¿verdad?—Por supuesto. —Ésta vez es él el que me besa, pero es más intenso que otras veces. Mi cuerpo comienza a reaccionar y sé que el de él también. Me separo y con la poca cordura que me queda. Le digo: Descansa.
Vuelvo a mi realidad y es cuando decido salir a buscar ayuda. Bajo despacio las escaleras para encontrarme con los vecinos del edificio. Todo en la primera puerta pero nadie abre. Sigo caminando al fondo y vuelvo a tocar en la segunda puerta. —Maldición, ¡Que nadie vive en este edificio!— Empiezo a cogear con mayor dolor y cuando estoy dispuesta a tocar en otra habitación, la puerta de alado se abre y sale una viejita.
—Pero... Qué te ha pasado niña? —No me deja contestar cuando ya me está metiendo a su sala.—¿Quién te ha hecho esto?— Me pregunta una vez que me deja en el sillón. —Iré por el botiquín, no te muevas.Dejo salir el aire en respuesta a la tranquilidad que me trasmite la señora. —Te va a doler un poco— Me avisa cuando pone alcohol y algodón en la herida. Contengo el grito de dolor con todas mi ser. Una vez que termina de limpiarme me pregunta que si quiero algo de tomar o de comer. Evado esa pregunta y le digo, —¿Podría prestarme su celular para hacer una llamada?— No me contesta, se levanta y toma el teléfono de casa. Te dejaré sola para que hables. Tomo con ambas manos el aparato y tecleo las primeros números del teléfono de Iker. —Contesta, contesta. Dos, tres, cuatro tonos y ninguna respuesta.
Cuelgo y vuelvo a marcar —Contesta, ¡maldita sea Iker!.
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Solo ocurre una vez
Teen Fiction¿Te ha pasado que imaginas algo antes de que ocurra y justo cuando pasa todo es diferente? ¿Fue mucho peor o mejoró? Eso me ocurrió... desde pequeña imaginé que mi vida sería perfecta y feliz, y no, espera, no me mal entiendas. No me refiero a que n...