21. Un recuerdo otra vez vivido.

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Esperanza *


Cierro la puerta de golpe. Desde que salí de la habitación de Mia mis lágrimas no dejan de salir.

El recuerdo se hace presente, tan presente como si estuviera ocurriendo justo ahora...


Escucho los golpes que resuenan en mi puerta. Sé que es Malcome, pero estoy decidida a no abrir. Estoy cansada que cada que quiere venga a tocarme. 

Obviamente aprovecharía la oportunidad, mamá había salido a recoger unos paquetes que él mismo le pidió.

¡Abre la maldita puerta niña!

Estoy sollozando en silencio, no quiero que logre escucharme.

Tras un par de minutos se aleja y escucho como baja a la sala.

Estoy sentada en el piso pero logro recargar mi cabeza en la cama. Sigo llorando en silencio y estoy a punto de quedarme dormida cuando escucho que tocan a mi puerta. El sonido hace que sobresalte y es ahí cuando escucho la voz de mamá.

—Cariño, soy yo. Abre la puerta.

Me incorporo como puedo. Agarro la manejillo y la giro.

Al abrirla veo a mamá alejarse y la mano de Malcome avienta la puerta, yo corro para alejarme de él, pero es inútil. Es un cuarto pequeño. Al intentar correr su mano derecha me toma de los cabellos y me saca de la habitación arrastrando.

Me lleva hasta la cocina, en donde Emma esta parada. Me suelta y es ahí cuando intento nuevamente escapar. Pero me toma del brazo y me jala. Cayó el primer golpe en mi cara y por ende la sangre de mi nariz. Vuelve a tomarme con una mano y con la otra mano se desabrocha el cierre de su pantalón.

—Voltea Emma, ¡Acaso no quieres ver esto!

Ella lo ignoro.

Su ira se desbordo a tal grado de pegarle con todas sus fuerzas a la mesa y romperle una pata. —¡Que voltees—esta vez lo dice mandando.

Ella voltea, pero su mirada no muestra compasión o tristeza, al contrario, parecía que le daba igual.

Tomo mi mano e hizo que lo masturbara, —sin quitaba la mirada a Emma—, cada vez más rápido hasta que termine haciéndole sexo oral.

Mis lágrimas para ese entonces parecía que nunca terminarían. Emma no hizo nada, solo se volteo y le subió el volumen a la grabadora. Emma es mi mamá.


Es el llanto de Seleste lo que hace que vuelva en sí. Está en el piso. No recuerda que fue lo que hizo desde que cerró la puerta. Corre hasta ella y la abraza.




Solo ocurre una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora