33. Tomando el mando

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Iker*

—¿Entonces les dijo que ella no tenía ni idea de las cartas?, demonios, será más complejo de lo que pensamos. 

Derek estaciona el auto lo más cerca de la comizaria. Mientras me desabrocho el cinturón y subo el vidrio de mi ventana saco todo el aire que tengo dentro. Dirijo mi mano a la manecilla de la puerta y antes de jalarla y abrir me animo a decir, —¿Puedo ser yo quién dirija la conversación con el oficial Jackson? —Benjamín se queda con la boca abierta. y Derek sólo me mira, ambos están asombrados. 

—¿Porqué derrepente dices eso? 

A lo largo del trascurso, no dije ni una sola palabra, venía pensando en Mia y tratando de hilar la información que tenemos hasta el momento. Por eso les extrañó que dijera eso. 

—Porque lo he tenido en mi mente todo este tiempo y pensé que no podría decirlo. 

Benjamín cierra la puerta y se acomoda en su lugar en la parte de atrás y Derek vuelve a tomar asiento frente al volante. 

—Sabemos que es difícil el enterarte derrepente de que todo fue mentira. 

siento como mis lagrimas comienzan a salir, una tras otra —Estoy sintiendo muy poco comparado a lo que Mi... lo que Elizabeth va a sentir. 

—¿De qué hablas? —Benja recarga su mano en mi hombre izquierdo. Imagino que en señal de apoyo. 

—Zaira dice que ella no tiene nada que ver con las cartas. —me giro para que ambos puedan verme— sus ojos, su mirada reflejó muchas cosas, en el momento no lo entendí, pero mientras veníamos para acá no pude sacarme de la mente su mirada, cuando le dije que era el novio de su hija —cierro los ojos y las lágrimas fluyen mas rápido— su pequeña. Nos preguntó que si había crecido bien, que cómo estaba. —miro hacia el techo del carro y agrego— ambas han pasado por tanto y no ha valido nada. —mi voz se quiebra— Elizabeth va a sentir muchisimo más que lo que yo estoy sintiendo ahora, estaba cansada y lo sé porque tenía hoy en la mañana antes de despedirse la misma mirada que Zaira.  —Me limpio las lágrimas con la camisa del traje. 

Derek me dedica una sonrisa pequeña pero alentadora. —Tienes razón, este es su caso, de Mia y tuyo. —mira a Benja y luego regresa a mi— nosotros estaremos ahí para apoyarte, por si te atoras. 

—o por si vuelves a ser un pesado. —los tres soltamos una risa lo bastante fuerte como para que nos escucharan las personas cercanas al auto. 

—Vamos —sale del carro Derek y... después de dejar salir el aire una ultima vez, jalo y abro la puerta. 




Al entrar,  lo primero que se ve es una pequeña recepción, enfrente del mostrador están unas bancas color gris en donde Derek y Benjamín toman asiento. Me acerco a la recepcionista y espero a que termine la llamada en la que está. 

—Hola, buenas tardes, ¿En que te puedo ayudar? 

—Hola, mi nombre es Iker y vengo con unos amigos —obviamente los señalo— venimos de la carcél San Felipe —ella asiente— nos dieron esta dirección y nos dijeron que aquí podríamos encontrar a el Oficial Jackson. ¿Se encuentra en estos momentos? 

—¿A que vienen?, pregunto porque es obvio que no tienen cita y necesito avisarle al oficial. 

—Venimos a hacer una consulta sobre un caso. 

—ah, entiendo, ¿Es Abodago?

dirijo mi mano a mi cuello —mmm... no

—¿Entonces es detective?

—No señorita. —me dirije una cara de confusión tremenda— mire, sé que es complicado, de verdad lo es, pero necesitamos hablar con él. Es muy importante. 

—Necesita decirme más para saber que decirle al Oficial.  ¿Sobre que caso quieren hablar?

—Es sobre el caso de Zaira Belmont 

—Bien, —toma el telefono y le marca —buenas tardes oficial. Tengo en la sala de recepción a 3 personas que lo buscan. Ajá. Vienen a hacerle una consulta sobre el caso de Zaira Belmont. Si eso dijeron. perfecto, en un momento los paso. Gracias. —termina la llamada y nos dice, —en 5 minutos los atiende, necesita terminar la reunión en la que está. 


Me siento entre Derek y Benjamín —¿Cómo es que lo conseguiste? —intercalo mi vista entre ambos y digo, —no tengo ni la más remota idea. 




Solo ocurre una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora