Capítulo VI

3.2K 321 22
                                    

Kim comenzaba a preocuparse. Estaba perdiendo el rumbo de sus pensamientos. Se había propuesto una meta que estaba lejos por cumplir. Y podía ahogar toda su frustración con la botella de whisky que reposaba en la mesa, pero al final de la noche seguiría tan confundido como al principio.

El sol comenzaba a despuntar en el cielo, y él estaba bastante borracho observando la última fotografía que había dejado Che entre los bolsillos de su chaqueta.

Lo que comenzó como una broma, ahora no era más que una tortura. Las fotos estaban allí para recordarme lo que estaba mal en todo eso. A pesar de lo que todos pensaban, si tenía consciencia. Y no le gustaba lo que le estaba gritando en ese momento.

Recogido todas las fotos de Che ya no podía seguir dejándolas sobre la mesa para verlas  ada vez que se paseara por ahí. Las metió en el fondo de una caja y se aseguró de cerrar el cajón con llave.

Era hora de terminar con todo eso. Era mejor hacer lo correcto.

—Buenos días.

—¿Te desperté? —pronunció las palabras con lentitud. No quería que Che descubriera que estaba borracho.

—Son las seis de la mañana de un domingo. La respuesta es sí.

—Lo siento.

—No importa.

—¿A qué hora te fuiste anoche? Ni siquiera sentí cuando te levantaste.

—Estabas muy cansado.

Che soltó un ruidito que le hizo gracia a Kim. Después de unos segundos en silencio Kim soltó un suspiro, ordenó sus pensamientos tratando de decir lo que había estado ensayando.

—Che...

—Kim.

—Ah —se frotó el rostro enojado—, iré por ti en un rato. Hay algo importante que tenemos que hacer hoy.

—No suenas muy alegre.

—Ya lo descubrirás por tu cuenta.

En ese punto no podía evitar lastimar a Che, pero al menos podría hacer algo más por él. Una cosa que lo haría feliz por algún tiempo.

Kim pasó todo el tiempo que pudo bajo el agua fría, se preparó para salir no sin antes beber una enorme taza de café (sin azúcar), necesitaba alejar la borrachera de sí.

Después condujo el vistoso deportivo amarillo hasta casa de Che. Este se río al ver el auto.

—Esto es... llamativo.

—Acababa de entrar en la universidad cuando compré esto, y tenía la necesidad de llamar la atención por aquel tiempo.

—Luego te convertiste en Wik.

—Sí, la atención no volvió a ser un problema después de eso.

—Puedo verlo.

Che tuvo que volver por su guitarra antes de subir al auto. Kim iba a llevarlo al estudio para grabar si canción como lo haría todo un profesional. Pasarían el día haciendo algo que a ambos les gustaba.

—Jamás llegué a pensar que podría grabar una canción de verdad.

—Pensé que querías ser músico.

—Eso quiero pero no significa que termine siéndolo. Por como van las cosas, terminaré en un lugar muy diferente solo para ayudar a mi hermano.

Kim tragó la acumulación de saliva y apretó las manos en el respaldo de la silla. En los últimos días, cada vez que Che mencionaba su necesidad de ayudar a Porsche se sentía más culpable que nunca.

MAFIA LOVER (Kimporchay/jeffbarcode ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora