Capítulo XII

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Kinn, Porsche y el médico de la familia aparecieron en la puerta de Che muy temprano al día siguiente. Lo obligaron a quitarse la playera y someterse a una revisión.

Con solo efectuar el tacto el doctor determinó la lesión en las costillas, después de hacerle una radiografía encontraron dos fisuras a cada lado de su caja torácica. Tendría que pasar algunos días con las vendas bien sujetas a su abdomen y sin poder hacer ningún tipo de esfuerzo físico.

—Y nada de quedarte aquí encerrado, Che. Puedes ir a donde quieras en la casa.

—Sí ya lo sé.

—Kinn tiene que atender unos negocios hoy, yo estaré en la piscina de los guardaespaldas por si quieres unirte a mí.

Che sabía lo que Porsche intentaba. Era una invitación silenciosa para hablar y arreglar los asuntos entre ellos. Ambos necesitaban tener esa conversación por lo que Che decidió unirse a su hermano.

—¿Tienes que seguirme a todos lados? —preguntó dirigiéndose a Knut.
.
—Es protocolo. Acompañamos a todos los miembros de la familia.

—En teoría yo no soy un miembro de esta familia.

—Vives aquí en calidad de familiar, así que estás sujeto a la protección de los guardaespaldas como los jóvenes maestros.

—Pero, ¿por qué deben seguirlos incluso dentro de la casa? ¿no se supone que este es un lugar seguro?

—Lo es. No tengo que seguirte a todos lados, pero considerando que no conoces la casa es mejor que te guié antes de que acabes en un lugar en el que no deberías estar. Además, si se te ofrece algo puedes pedírmelo.

Che asintió y le pidió que lo acompañase a la piscina donde estaba su hermano.

—Ah, Knut. —El guardia se detuvo y se volvió para ver a Che—. No he sido muy amable estos días, así que sólo quiero agradecerte por jugar al soldado frente a mi puerta, y traer todas mis comidas. Realmente no tenías que hacer nada de eso. Gracias de nuevo.

Knut despareció poco después de eso, no lo volvió a ver hasta la noche cuando se asomó al pasillo y estaba en su habitual puesto de vigilancia.

Estaba cansado de permanecer enojado con Porsche, seguía queriendo volver a casa y que su hermano se alejara de la mafia, pero entendía que no podía irse sin Kinn. Ahora tenía una persona más de quién cuidar y Che no iba a intervenir en eso.

Porsche había lanzado su vida por la ventana en más de una ocasión, reprimiendo todo tipo de cosas solo para darle oportunidades a Che. Su hermano merecía ser feliz, podía ver ese sentimiento cuando lo pillaba hablando de Kinn, no quería ser él el culpable de esa separación.

—¿Dejarás de recluirte en tu habitación?

—Supongo.

—No es un mal lugar en el que vivir.

—No. Es como un hotel.

Porsche se rio y prometió llevarlo a la sala de cine cuando acabara de evaluar a los aspirantes a guardaespaldas de Kinn.

—No es que no me agrade Kinn, pero, ¿podemos ser solo tú y yo?

—Como en los viejos tiempos.

Porsche no dijo nada más, abrazó a su hermano empapando su ropa. Che se dejó hacer porque todos esos meses en los que estuvo solo le hizo mucha falta el calor de su hermano mayor.

Su berrinche oficialmente había acabado. Porsche podía estar más tranquilo ahora que Che había aceptado abiertamente su relación con Kinn.

Subió a su habitación para cambiarse de ropa, Knut y Porsche tenían razón. Era hora de hacer algo más que sentarse a ver por la ventana. Así que le pidió a Knut que lo llevara a comer algo.

MAFIA LOVER (Kimporchay/jeffbarcode ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora