Capítulo XIX

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—Tu hermano está con Kinn pero seguro querrá verte en cuanto terminen de hablar.  ¿Quieres esperarlo en tu habitación?

—No.  Vayamos a la tuya.

Che caminaba ligeramente encorvado y con una mano presionando su abdomen. Aún no había dicho mucho, se limitó a sacarlo de la habitación cuando llegó el doctor, y salió de ella cubierto de vendas reafirmando su necesidad de comer.

Al llegar al cuarto de Kim se deshizo de la ropa desgarrada, se puso una pijama y se acostó a dormir sin decir mucho más. Con los ojos cerrados aún parecía el niño tierno que había conocido, con todas las magulladuras por el secuestro parecía incluso más joven de lo que era. Kim le acarició el rostro y atrajo su cuerpo para abrazarlo.

Solo en medio de esa oscuridad y con Che profundamente dormido, Kim se permitió respirar profundo y dejar que sus manos temblaran con libertad.  Las últimas 29 horas habían sido muy intensas, estresantes y preocupantes.  Perder al amor de tu vida es como perder una parte de ti, Kim no creía tener muchas cosas buenas en su alma y si le hubiesen arrebatado la más pura de ellas, ¿quién podría soportar al monstruo que dejaría atrás? 

Parpadeó para alejar las lágrimas que se estaban acumulando, el nudo en su garganta seguiría ahí por mucho tiempo y ni siquiera la presencia constante de Che podría aliviar el pánico que se apoderaría de él en los años siguientes. 

—Estoy bien —susurró Che contra su pecho—.  Estaré bien. Ya estoy aquí no tienes porque preocuparte. 

—No puedo evitarlo. Debí saber que había algo mal cuando no respondiste  a mi llamada esa misma noche. ¿Cómo se me pudo escapar algo tan importante?

—Kim, contrario a lo que piensas no eres capaz de controlarlo todo.  Sabíamos que esto podría pasar, tú mismo lo dijiste siempre buscarán de atacarme por ser el más débil.

—Que nuestros enemigos lo piensen, no significa que lo seas.  Solo tienes que mirar todo lo que pasó hoy. Mi amor, soportaste todo esto sin flaquear.  Eres más valiente y fuerte de lo que piensas. 

—Hubo un momento en el que tuve que suplicar.  Y no se sintió bien porque todo lo que pensaba era que tú no harías algo así; mi hermano, tampoco haría algo así. 

Kim no sabía que responder a eso así que se quedó en silencio y se aseguró de abrazarlo con fuerza.  Si no tenía las palabras para consolarlo, al menos esperaba que sus gestos fueran suficientes. 

Che se quedó dormido otra vez en poco tiempo.  Kim permaneció despierto, pensando.  Sólo se atrevió a despejarse del cuerpo de Che cuando escuchó que llamaban a la puerta. 

Porsche, Kinn, Khun y el doctor de la familia, Tap, esperaban para revisar a Che.  Kim solo se hizo a un lado esperando el estallido de ira de Porsche pero este no dijo nada, todo el tiempo que estuvo en la habitación se mantuvo en silencio y con la mirada perdida.

De ser un momento diferente probablemente Che estaría nervioso y sin poder apartar la mirada de su hermano, sin embargo, parecía más inclinado a seguir los juegos de Khun que prestar atención a Porsche. 

—Es mejor que se vayan,  todos —puntualizó Kim mirando a Khun—.  Che quiere descansar.  Hablaran con él por la mañana. 

El primero en salir fue Porsche. Cuando Kim le preguntó a Che sobre lo que había pasado se limitó a responderle que no tenía ganas de pensar en eso. Ya recibiría los gritos de Porsche en otro momento.  Por ahora, dormiría y por la mañana, pensaría en que hacer con su madre. 

*

Porsché despertó a medio día con el cuerpo adolorido y las muñecas encarne viva por todo el tiempo que llevó las esposas el día anterior.  Después de bañarse y vestirse ignorando todos los moratones que tenía, fue hasta el comedor donde casualmente sólo estaba su hermano.

MAFIA LOVER (Kimporchay/jeffbarcode ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora