Epílogo

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Los pasos de la persona al otro lado de la puerta resonaban por toda la estancia como una especie de eco sordo, Kim abrió los ojos de inmediato y se puso de pie al darse cuenta que ese taconeo con pertenecía a Che, el niño nunca hacía demasiado ruido al caminar.

La puerta se abrió y la mujer de largo cabello oscuro se adentro a la habitación como si de la suya se tratase.

—Buenos días, querido.

—¿Cuando llegaste?

—Hace unos momentos, el servicio me dijo que Che no está en casa.

—No. Ha tomado la costumbre de llevar a Stein a correr por la playa.

—Mmn —Honey se apoyó contra el escritorio y cruzo los brazos—. Así que le compraste un perro y lo trajiste hasta los confines de Tailandia para evitar... ¿exactamente que cosa?

—Che necesita descansar, alejarse de todo lo que implica esta maldita familia.

Kim sin perder de vista a Honey se movió hacia el armario y tomó la primera de sus camisas que encontró. No era precisamente agradable estar semi desnudo frente a tu tía, que también resultaba ser la madre de su novio.

—De acuerdo, si es lo que le hiciste creer está bien. De igual manera, pasaremos un par de días aquí. Sólo el buda sabe que nos merecemos un descanso, pero luego me llevaré a mi hijo de vuelta a Bangkok para que este con Porsche, justo donde debe.

Kim podía hacer mil réplicas a esa orden pero no estaba dispuesto a generar una discusión con la mujer, había pasado un tiempo desde que su lucidez volvió por completo y aunque fingía ser una amorosa madre delante de quien le convenía, jamás había sido el caso delante de Kim. Honey había sido criada por Agon, y sujeta a miles de daños por parte de Korn y Kan a lo largo de su vida, Kim no creía en los milagros por lo que no confiaba mucho en ella.

—Haz pasado mucho tiempo susurrando en los oídos de todos, Kim, haciendo lo que mejor se le daba a tu padre. Y debe decir que eres excepcional, definitivamente el poder de la familia está en ti. Pero no dejaré que manejes a mi hijo a tu antojo, ya todos hemos tenido suficiente de eso.

—Jamás le haría eso a Che, lo sabes.

—La verdad es que no lo sé, tampoco puedo estar segura porque hasta donde tengo conocimiento fue a través de tus engaños que te acercaste a él en primer lugar. ¿Qué me asegura que no repetirás tus artimañas?

Honey se marchó de la estancia con la última palabra. Kim pateó el buro hasta hacerlo caer, debía arreglar eso antes del regreso de Che. No necesitaba contarle sobre los nuevos problemas que acechaban.

Kim se había equivocado al susurrar en el oído de Honey mientras se recuperaba. Pero necesitaba estar seguro de que habría alguien dispuesto a tirar del gatillo cuando el no pudiese, después de todo, no sólo estaban hablando de Korn, sino que al hacerlo su reputación y su fachada podrían irse a la mierda. Por el simple hecho de defender a la familia de Che, ya se había ganado el gesto de desaprobación de Kinn.

No podía permitir que eso llegara más lejos. Por eso uso cada momento a solas que tuvo con Honey para susurrar en su oído, recordarle las razones por las que debía ver muerto a Korn. Kim sólo fomentó lo que ya estaba ahí, no fue como si hubiera implantado algún sentimiento nuevo.

Lo único que realmente le sorprende es ver el cambio de la dulce Honey a la única mujer viva entre los Theerapanyakul, una amenaza potencial. Kim, incluso llegó a pensar que Honey había fallado los tiros a propósito pero no tenía las pruebas para tirar de ese hilo.

—¿Kim, amor, viste quien llegó?

—Sí.

Che de pie en la entrada de la habitación se movió hasta donde él estaba y lo abrazó por la cintura.

MAFIA LOVER (Kimporchay/jeffbarcode ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora