Capítulo XVIII

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Justo como Che sospechó, Porsche contó su propia versión de lo sucedido. Escatimó en detalles innecesarios e hizo énfasis en cosas que no venían al caso para distraerlo. Su hermano no esperaba que ya hubiese sido informado por Kim.

Cada decisión tomada por Porsche desde su incorporación a los Theerapanyakul confirmaba que su relación estaba demasiado rota. Che ya ni siquiera pensaba en repararla. Hay cosas que simplemente no pueden recuperarse.

El día que la segunda familia presentó juramento ante Porsche se mantuvo al margen, a un lado y en silencio. Macao había sido obligado ha asistir, Pete lo había llevado y presentado a Che. Se quedaron uno junto al otro observando el espectáculo que Korn había preparado.

—Tu hermano debe tener cuidado —dijo—, si mi hermano despierta... muchos miembros de la división se unirán a él.

Che asintió con la cabeza. Macao no había dicho nada que él ya no hubiese pensado, e intentado advertir a Porsche pero este parecía reacio a escucharlo.

—Lo siento —fue lo único que alcanzó a decir Che.

—¿Por qué?

—Porque Korn solo esta haciendo esto para que entiendas que has caído en desgracia, tú y tu hermano. Les quitó lo que debía ser suyo.

Macao no necesitaba que se lo dijera, había nacido en el núcleo de una familia que no escondía sus intenciones. Eran los malos, quienes tenían las manos manchadas de sangre y quienes debían sacar la basura que molestaba a Korn. Nada de lo que estaba sucediendo era nuevo para él.

—Algún día les hará lo mismo a ustedes.

Macao se fue junto a Pete, quien al ya no pertenecer a ninguna de las dos familias sólo había ido ahí por él. Fue bueno ver a sus amigos, aunque no tanto a Khun, quien seguía molesto por haberlo dejado y nada más que por Vegas.

—¿Lo perdonarás? —le preguntó Che.

—No necesito nada que perdonar —respondió Khun—. Solo estoy intentando hacerlo entender que se perdió de algo muy genial. Yo no tengo igual, Che. Vegas le hará la vida imposible.

Che reprimió una sonrisa y siguió a Khun en silencio para alejarse del bullicio de la reunión.

Otra cosa a la que tendría que acostumbrarse era a Cass, un hombre huraño que había sido asignado como su guardia y que discutía constantemente con Knut. Ambos eran una extensión de su sombra, a penas podía respirar de ellos.

—Se supone que tu visión es buena, Cass. Significa que eres perfectamente capaz de verme si estás a unos cuantos metros de distancia.

Che aventó la puerta feliz de alejarse de ellos.  Cass solo soltaba gruñidos cuando Che le hablaba. No parecía muy contento con la perspectiva de cuidar a un adolescente malhumorado y de pésimo carácter. Knut, estaba a acostumbrado a Che, había aprendido cuando debía alejarse y cuando no. Aunque hubiese preferido ir con Kim a Corea.

Che se enteró de ese detalle por casualidad, escuchó una conversación entre Khun y Kinn. No sabía que estaba haciendo Kim tan lejos y tampoco quería averiguarlo, todo el tiempo que estuvo fuera le sirvió para pensar en algunas cosas, aunque seguía siendo incapaz de olvidar sus sentimientos. Se odiaba por ello, pero más odiaba el silencio de Kim.

*

Cuando un padre lega sus negocios a su hijo existen dudas sobre su capacidad. Kim lo había visto desde siempre, especialmente cuando Kinn tomó el mando. Todos pensaron que sería mejor dejar el trabajo en manos de alguien más capacitado.

Cuando eres el hijo menor, las cosas se complican aún más. Nadie creía que Kim podía hacer el trabajo de su padre, estaban dispuestos a escucharlo por respeto a Korn, pero seguirlo... era un asunto diferente.

MAFIA LOVER (Kimporchay/jeffbarcode ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora