"Creo que eso fue todo entonces. ¡Pero vaya que fue un fin de semana interesante!" Sostenía sin fuerzas el brazo de Kandox, el dolor que sentí en su momento fue más allá de lo indecible, pero ahora... "Me estoy desvaneciendo... No es bueno. ¡Demonios!"
Intente hacer algo de fuerza para apartarme del hombre lobo pero fue inútil. La pierna izquierda ya no me respondía. Cuando Massani quebró mi rodilla, la adrenalina del momento me permitió atacar... ahora solo me estaba hundiendo en la inconciencia. "Al menos no duele... se siente... casi bien" No, no podía pensar de ese modo... ¿o sí? "Ya lo logre... Evité la guerra... Yo gané... Puedo descansar ahora... Ya cumplí mi parte ¿verdad?"
Kandox escupió sangre. "Je... No te fuiste limpio ¿no es así perro?" Un hombre lobo puede curarse a una velocidad increíble, lo mismo que los vampiros. Pero eso no quiere decir que no sientan dolor o sean invulnerables. Un cuchillo que perfore su estómago no lo mataría, pero el ácido impediría que la herida cerrara a menos que se retirara la hoja, solo que Kandox usaba su otra mano para sostener mi rostro por alguna perversa razón. Sonreí. No le iba a dar la satisfacción de verme derrumbado. Solo lamentaba no poder hablar. Los lideres, los depredadores máximos, los inmortales más temidos... y una pulga como yo te dio problemas. ¡Tenía tanto sarcasmo guardado para algo así! "¿Duele verdad estúpido perro? El cuchillo en tus entrañas duele, puedo verlo en tu rostro. ¿O comiste algo que te cayo de peso?" Dije sarcasmo, no que fueran buenos chistes.
-Bien, muy bien protector.- introdujo un poco más la garra que me atravesaba y fue como si una corriente eléctrica me sacara de mi aturdimiento. Grite. Grite tan fuerte como pude. -Tuviste suerte... tuviste mucha suerte- su voz era cruel, fría y llena de rencor.
Apreté los dientes dispuesto a soportar lo que venía, pero ya jadeaba por el cansancio y el dolor. Sabía que Kandox tenía razón, la fractura de mi rodilla me había salvado la vida. Me fui de lado al intentar esquivar, no hubo viento, ni trucos ingeniosos, simplemente me había vencido mi propio peso sobre la pierna mala... y Kandox me atravesó el hombro derecho en lugar del corazón. No tosía sangre, así que podía decir que no había perforado el pulmón tampoco, pero definitivamente no volvería a usar mi brazo... ah y claro: Dolía... ya saben dolía algo así como mucho, un montón, de mil demonios en realidad.
"Mierda... y solo tenía un brazo derecho. Dudo que la cinta adhesiva sirva" pensé con un toque de humor negro.
Kandox volvió a introducir su garra aún más, hundiendo su mano hasta el muñón en mi carne. Apreté los ojos y los dientes, tan fuerte como me fue posible. "Joder... Duele"
-Pero eso se te acabo. Mataste a mi hermano. Si hubieras dejado que mis garras alcanzaran tu corazón, no sufrirías... pero ahora, bueno aún tenemos media hora para jugar.- Me acomodo el cabello con suavidad. -Bien, preguntaste si tu cabello lucia bien, tratare de no despeinarte, ahora ¿Cómo fue que dijiste? ¡A sí! Ahora recuerdo, ¿Comenzamos?-
-¿Por... qué?, ¿tienes... prisa?- respondí entre jadeos.
-¡Admirable! ¡Qué valor tienes humano!- y luego giro su garra. Por segunda vez grite desde lo más profundo de mi alma.
-¡MIGUEL!, ¡MIGUEL!- grito Laila.
-¡SUELTALO YA FIDO! ¡PELEAME! ¡VAMOS!- gritó Edwin furioso
Yara lloraba en silenció. Podía sentir la furia y la impotencia de Alain. Su desesperación. "Lo siento chicos. Hasta aquí llegue." Pensé derrotado. Gracias a mi posición podía verlos a espaldas del lobo.
Ahkin miraba impasible, pero apenas se decido a dar un paso al frente Andros lo detuvo. Su mandíbula estaba fuertemente apretada. Fue Pema quien hablo -No se muevan- fue una orden suave y queda. Sin matices de ningún tipo. Y ninguno de ellos iba a desobedecer.
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Guardián
FantasyIniciar las vacaciones de verano es uno de los momentos más esperados de cualquier chico. Pero despertarse en medio del infierno, sosteniendo una espada maldita, rodeado de criaturas que solo desean tu sangre... bien, eso puede arruinarte el día. Mi...