“Si no fuera porque puedo morir en cualquier segundo esto sería mejor que el Wii”. Avanzaba entre un mar de colmillos y garras lanzando mandobles con una espada aun reluciente sin guardamano. Empezando por el bélico artefacto desde la entrada todo había sido un sincero golpe de suerte “Ya era justo”
El arma era un sable en realidad (aunque entonces no lo sabía). La hoja y el puño se fusionaban, el arma había sido forjada totalmente en un solo metal. Era delgada y afilada, la punta se curvaba ligeramente hacía arriba. Era muy liviana y tan solo un protector de piel en el puño diferenciaba este de la hoja. Una espada tan liviana no hace un corte mortal a menos que dañe un órgano vital (tampoco sabía eso) pero para mí fue todo un golpe de suerte. El arma apenas pesaba en mi mano y, a pesar de que solo soltaba mandobles a diestra y siniestra era perfecta para mi expresión, apenas y me cansaba el brazo.
El segundo y afortunado motivo era que no todos los locos monstruos asesinos chupasangre me habían notado. La gran mayoría seguía intentando atrapar (y probablemente merendarse) al grupo de Alain y Yara mientras que evitaban que cualquier otro los asesinara primero. Tan concentrados estaban en no dejar que les robaran a sus presas que mucho no notaron que había más protectores hasta que algo los golpeaba. Esta ventaja se reducía a medida que nos acercábamos pero aun así ya habíamos avanzado poco más de la mitad del camino cuando de verdad empezaron a notarnos.
Di un mandoble y, mi elemento barrio con lo que tenía enfrente, arrojando a dos hombres lobo y un vampiro que se habían girado en mal momento.
“¿A quién engaño? ¡Esto es mejor que el Wii!” Mi poder no era tan asombroso como para mandarlos a volar a todos, pero si como para tirarlos. Tenía la fuerza de un jugador de americano profesional, uno de los grandotes. “Bueno, si viento puede destruir un cuarto de baño y hacerme atravesar una puerta, ¡puedo manejar a los hijos de crepúsculo!”
Puede que alguno de ellos adivinara mi pensamiento y se sintiera particularmente ofendido (no lo culpo, yo también me ofendería si me compararan con un vampiro que tiene más en común con campanita y las hadas) porque de pronto tenía a un primo de Drácula cayendo, después de un salto de unos buenos tres metros para esquivar mi espada y parecía dispuesto a volarme mi cabeza con las garras.
Laila se interpuso en ese instante, tenía en su mano su confiable ballesta, pero lo sorprendente fue lo que hizo con su mano libre, coloco el puño libre frente a su cara y de su muñeca surgió algo de color blanco y redondo. Era lo bastante grande como para cubrir desde su puño hasta el codo. Cuando choco contra el extraño escudo blanco espere oír el clásico sonido de un metal al ser golpeado, e incluso me adelante un paso esperando que Laila no saliera despedida hacía atrás… en lugar de eso el vampiro pareció quedar atrapado por el artefacto, como si se hundiera su mano en él, y luego fue arrojado violentamente al suelo.
-¿Pero qué demonios?- Cuando me fije más detenidamente, vi que el escudo no era de cualquier tipo, estaba hecho de tres chorros de agua que giraban a una velocidad vertiginosa en la muñeca de Laila. Era tan rápido que parecía una hélice o una turbina. El chupasangre había sido atrapado por esa corriente y fue arrojado hacía el suelo.
-Un escudo turbina… Ne espera, tal vez debamos llamarlo defensa de agua, no no no mejor le ponemos… ¡No Laila espe…!-
Laila levanto su ballesta hacía mí y disparo sin dudar. Su ballesta automática lanzo fácilmente varias flechas por segundo… hacía una vampiresa a mi espalda.
-No te distraigas idiota-
-Gracias- “Creo que moje mis pantalones”
-Que parte de no te distraigas no entiende viejo- dijo Edwin saliendo de la nada, bo delante atacando a uno de los hombres lobo que había derribado. Golpeo hacía abajo con su bastón asestando un golpe fuertísimo en la cabeza del lobo y así, ligeramente agachado levanto su arma hacía la quijada-hocico. Pude escuchar cómo esta se rompía. No bien termino, di un giro con el bo extendido y termino con el otro lobo que se acercaba.
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Guardián
FantasíaIniciar las vacaciones de verano es uno de los momentos más esperados de cualquier chico. Pero despertarse en medio del infierno, sosteniendo una espada maldita, rodeado de criaturas que solo desean tu sangre... bien, eso puede arruinarte el día. Mi...