¿Por qué luchas?

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Encontrar a una hermosa chica caza vampiros es algo que te puede sorprender, pelear con vampiros hasta el punto de casi morir envenenado y desangrado, te puede poner a la defensiva por un buen rato, encontrar un tren de vapor en el metro realmente puede volverte algo loco, volver a estar cerca de la muerte por un tren kamikaze a punto de chocar contra una montaña no es muy bueno para tu psique y ser amenazado de muerte al llegar a la terminal puede alterarte los nervios. Que todo esto ocurra en menos de 24 horas... bueno, necesitarías terapia de por vida.

Hablar con seis espíritus ancestrales en una cueva tras escapar de un hombre de aspecto militar que te colgó de cabeza durante un tour por una terminal mágica, advirtiéndote de tu muerte en repetidas ocasiones debería terminar de volverme un chiflado... pero no fue el caso.

Platicar con los elementos era muy extraño, pero curiosamente muy tranquilizador. Podía ponerte nervioso, sí, pero no tanto como debería. La verdad el ver a los espíritus era asombroso. Podía ver como la tierra adoptaba formas distintas y colores distintos cada vez: Una pirámide color arena, un cubo de piedra, un bloque de roca negra, un arco rojizo, una estatua blanca, una representación de la torre Eiffel...

El agua hacia lo mismo, un momento parecía que estaba dentro de una botella de agua, luego parecía una culebra, ahora un pequeño remolino, después una cascada. Sus cambios eran más rápidos y más abstractos que la tierra, pero no por ello dejaba de asombrarme.

Mirar el viento era alucinante, tan pronto el mini ciclón se calmaba, podías notar una esfera de viento, el polvo volaba a su alrededor, luego dejabas de verlo, pero notabas el polvo meciéndose en una suave brisa. Ahora era un pequeño torbellino. Era como ver aparecer y desaparecer al espíritu, sabiendo que en realidad continuaba allí.

El fuego era soberbio. La llama que apareció podía crecer o disminuir de una llamarada a la mecha de una vela, pero no era todo. El mismo fuego cambiaba su color, rojo, rosa, naranja, amarillo, blanco, verde, azul. Por momentos incluso podía desaparecer, dejando que únicamente las ondas de color delataran su presencia. De vez en cuando soltaba chispas, convirtiendo el espacio superior en una pequeña lluvia de fuegos artificiales.

Por último la luz y la oscuridad... son difíciles de describir para mí. Era como estar viendo una estrella al alcance de tu mano. La luz brillaba creando haces de luz en medio de una profunda oscuridad, a veces iluminándolo casi por completo, o apagándose hasta casi extinguirse, pero ni por un momento la oscuridad o la luz eran totales.

Sentía que podría haberme quedado horas, incluso días admirándolos y no me cansaría de ello.

-Bien Miguel, si no eres un protector, entonces ¿Quién eres?- La voz de tierra sonaba sabía y calmada, pero de quien espera una respuesta satisfactoria. Su voz calmaba mi interior, pero al mismo tiempo me mantenía en alerta, escuchando y poniendo atención a mis sentidos.

-Yo... soy Miguel, solo un chico normal, nadie especial- contesté sin pensar, como si mis palabras se pronunciaran sin que yo quisiera, como si la verdad escapara de mis labios.

-Si no eres nadie especial, ¿Por qué estás aquí?- La voz de agua era preciosa, tranquila. Parecía calmada, aunque había algo en su voz que me ponía nervioso... ¿misterio, furia? No sabría decirlo, solo parecía que, al igual que las formas que tomaba, no podía predecir su siguiente reacción.

-No estoy muy seguro-

-Si tú no estás seguro de que haces aquí, entonces ¿Quién?-La voz de fuego era poder puro. Pero lejos de intimidarme, contagiaba, como si su poder inspirar mi propia fuerza y voluntad. Era una voz preciosa y salvaje.

-No estoy aquí porque quiero, estoy aquí porque tengo que-

-¿Y porque tienes que estar aquí?-La voz de viento susurraba en mis oídos con claridad, encontrando el modo de legar a mis oídos sin problemas. No encontraba resistencia en su camino pero su voz tenia cierto matiz de reproche. -¿Por qué estás aquí si no quieres estarlo?-

GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora