De verdad odio los hospitales

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¿Alguna vez han estado en algún cañón o al pie de un desfiladero?, ¿o al menos han visto los paisajes que ilustran algunas revistan o encuentras en la red? Bueno, al terminar de subir la escalera creía que me encontraba en uno de esos lugares. La ciudadela estaba rodeada totalmente de montañas, no solo la que estaba detrás de mí (ya saben, con la que casi chocamos), sino a todo mi alrededor. La sede se situaba dentro de un anillo montañoso, cada monte era seguido por otro, trazando un círculo perfecto a mí alrededor. Realmente te sentías insignificante, la magnificencia del lugar era... Dios era increíble. El cielo azul estaba salpicado por algunas nubes, que tocaban la cima de la sierra que nos rodeaba.

-Vamos, no te quedes parado como tonto, hay mucho que ver- dijo Vahdin alegremente.

Su voz me saco de mi asombro y pude poner atención a lo que me rodeaba. La salida del túnel se encontraba en una amplia avenida, justo entre de lo que parecían almacenes por un lado y varias casas al otro. Justo hacia enfrente se lograba ver hacia lo que parecía un pequeño parque y más allá se notaba un edifico a lo lejos. Detrás de ello se distinguía la muralla de montañas.

-Vaya chico, eres alguien interesante. Bien pequeño Ismerai es hora de tu tour por la sede.-

"¿Qué?, ¿Cómo es que...?" -¿Lo escucho? Pero... ¿no dijiste que no podían oírme?- Pregunte a Alain mientras salían por el túnel, detrás de mí.

-Solo el final, después de que Luz y Oscuridad desaparecieron- explico

-Además que a ti si podíamos escucharte ¡Oh poderoso Guardián Ismerai!- añadió Edwin

-Cállate- le solté sonriendo

-¡Edy! No lo molestes, es un honor poder hablar con los elementos- lo reprendió Vahdin.

-Lo lamento majestad- respondió riendo- pero a Ismerai no le molesta, su poder es inigualable.- dijo burlándose y haciendo una reverencia.

-No te burles de él muchacho, no es culpable de que un pequeño debilucho llame la atención de los espíritus guardianes-

-Recuerde que este pequeñín pudo escapar de usted anciano- dije

Era extraño, después de la charla me sentía mucho más relajado, era como si estar en este lugar, tras pasar el portal fuera... seguro.

-Tiene razón papá, esa patada no fue algo de suerte, los mosquitos también pican- dijo Yara.

Abrí unos ojos como platos -¡¡¿PAPÁ?!!-

-Jajajaja tienes razón pequeña, fue una buena patada jajajajaja - dijo riendo.

-¡¡¿Yara él es tu papá?!!!-

-Claro que soy su padre muchacho, ¿qué creías?-

Como respuesta abrí la boca sorprendido (eso empezaba a hacerse costumbre).

-Supongo que no nos hemos presentado correctamente- dijo Alain.

-Supongo que tienes razón chico- dijo Andros.

-Bueno ya conoces a los protectores Yara, Edwin y Laila y yo soy Alain, protector en entrenamiento.- dijo.

-El mejor de su clase, y el próximo en realizar la prueba de la gema- completo Yara.

-¿La prueba de la gema?- pregunte

-Una prueba que se hace como ritual de iniciación a todo aquel que quiera ser protector, el año pasado debía tratar la prueba pero con todo el asunto de la guerra se pospuso hasta ahora. Soy Andros, protector Tierra, uno de los maestros de la academia y representante en el consejo de ancianos. Y por supuesto padre de Yara.- era difícil saber cuál de todas las cosas que menciono fue la que dijo con más orgullo.

GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora