Boku no Hero, "Proyecto Chiron".

XLIII. Intimidad.

     XLIII. Intimidad.

...     ...     ...     ...     ...

...     ...     ...

...     ...     ...     ...     ...

     Hirō se encontraba sentado fuera de los dormitorios, mirando hacía su habitación, enfocando sus ojos en donde uno de los robots de la academia se encontraba cambiando el cristal roto que el había partido por culpa de aquel sueño. Debajo, a raz de piso, otro par de robots estaban levantando los cristales rotos que habían caído. 

Después de varios minutos, los robots terminaron con su trabajo por lo que Hirō suspiró pesadamente cuando el profesor Aizawa salió de los dormitorios para comenzar a caminar en dirección a Murasaki quien solo se esperó el regaño del maestro, sin embargo, Aizawa solo se sentó a su lado, ató su cabello en un moño apenas bien atado y después suspiró para luego sacar una cajetilla de cigarros y así comenzar a fumar, solo emitió otro sonido, siendo este su soplido expulsando el aire.

—Murasaki, ¿estas bien? —

Preguntó de manera tranquila, casi con un tono paternal, pero sin permitir que su figura como profesor se pusiera a duda. Murasaki miró brevemente al profesor y después volvió su mirada a su habitación.

—Yo ...tuve una pesadilla. Un recuerdo, creo. No recuerdo bien lo que pasó, pero creo ...creo que maté a alguien—.

Respondió el chico quien solo escucho de nueva cuenta como si profesor exhalaba el humo de su boca.

—¿Estás seguro? —

Cuestionó.

—No lo sé. Pero ...la sensación era muy ...real—.

Miró sus manos al igual que su profesor quien vio como sus extremidades parecían temblar.

Aizawa, sin ver el rostro de su alumno, podía notar la ansiedad y miedo que el chico comenzaba a transmitir. Notando su estado, llevó su mano derecha a la cabeza del chico quien al sentir el tacto de su profesor relajo su tensión.

—Mirasaki, escucha. Sigues siendo un niño. No dejes que eso te llene de negatividad. No sé que tipo de vida llevaste, pero si quieres hablar, estaré ahí para escucharte—.

Aizawa terminó de agitar los cabellos de Hirō quien sonrió un poco.

—Gracias, profesor—.

—Por nada. Ahora ve a tu habitación y realiza un escrito de diez páginas pidiendo disculpas a tus compañeros y profesores por la ventana rota—.

Murasaki miró con escepticismo a su profesor, pero el adulto solo lo miró con seriedad haciendo que el alumno corriera directo a su habitación para encerrarse y comenzar a trabajar.

[...]

Días después, Hirō se encontraba en su habitación, recostado ya que también había recibido como castigo no poder salir de su habitación excepto para clases y entrenamiento. Solo tenía la mirada fija en el techo, recordando aquella pesadilla, recordando como, gracias a sus píxeles, había sido capaz de crear varias armaduras que comenzaron, lo que parecía, una completa masacre a su alrededor mientras el solo lloraba envuelto en aquella figura que solo era un recuerdo borroso de su madre.