31. Te Amo

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Cuartel de Liverpool, 2138

—Sé que no te agrada la idea de que estemos aquí alfa, pero Lou y yo te extrañábamos —reprocho Johannah con su pequeño hijo de apenas seis años tomándola de la mano.

—Lo sé, omega —Mark se acercó a su omega para dejar un corto beso en sus labios y acariciar la cabeza de su pequeño hijo—, pero justo ahora tengo una reunión muy importante a la que no puedo faltar —mordió sus labios con preocupación cuando vio los ojos emotivos de su omega—. Pero prometo volver tan pronto como pueda para pasar tiempo con ustedes, mientras tanto pueden quedarse en mi carpa. Te diría que pasees por los alrededores mientras llego, pero Hale esta ocupado como para mandarlo con ustedes.

—Tranquilo, alfa, te esperaremos aquí —accedió feliz con la idea de pasar un momento en familia.

Mark los guió a las afueras de su carpa donde había una pequeña banca de madera y se acercó a su omega para besarle los labios. Miro con ternura a su hijo y dejo un respetuoso beso en el dorso de su mano. Se levantó y les sonrió enternecido por última vez para irse; amaba tener a su familia a su lado.

Louis miraba curioso todo a su alrededor hasta que un grupo de niños que jugaban con un balón llamó su atención —¿Puedo ir a jugar, mami? —preguntó aún conociendo la respuesta.

—No, Boo —respondió apenada cuando vio los ojos de su hijo humedecerse junto a un mohín—. Vinimos a ver a papá y podremos pasar tiempo con él ¿no te alegro verlo, Boo Bear? —intento animarlo.

—Él ni siquiera está aquí —dijo distante mientras mecía sus pies en el aire.

Jay lo miro entristecida y busco algo con que animarlo —¿Quieres dormir con mamá? Viajamos muy temprano y sé que no has descansado bien —el ánimo de su hijo cambio de inmediato y la miro sonriente, amaba las siestas con su madre.

Louis se acomodó al lado de su madre y ella se quedó dormida de inmediato, el pequeño omega no podía conciliar el sueño, él quería jugar con otros niños, así que se levantó lentamente de la cama y salió despacio de la carpa para que su madre no lo escuchara.

Sus pies se sentían pesados al caminar hasta los niños que jugaban con un balón, llegó y un niño más alto que él lo detuvo en una puerta invisible —Eres muy pequeño para entrar al patio de juegos.

—Pero quiero jugar —balbuceó con los ojos cristalinos.

—No. Podrías lastimarte y estaremos en problemas.

Louis no pudo evitar llorar y decidió alejarse de ahí, quería volver con su madre, arrepentido de haber salido corrió a ciegas mientras se cubría sus manos con sus mangas hasta que choco con alguien y cayó al suelo.

—Auch, ¡me lastimaste! —rechistó con enojo.

—Oh, lo siento mucho —se disculpó otro niño más alto que él, con rulos como el chocolate, sus labios como la sandía y unos ojos que se asemejaba al bonito verde de sus cuentos.

—Puedes tomarla, me las lavé —soltó con inocencia al no comprender por qué el niño de ojos azules como el mar, nariz pequeña como un precioso botón y sus mejillas rojas como las manzanas, aún no había tomado su mano.

Louis divisó la mano del niño por unos segundos y la tomo tímidamente para que lo ayudara a levantarse.

—Me llamo Harry.

—Soy Louis.

—Eres un omega —dijo el pequeño alfa sorprendido.

Louis asintió frenéticamente y esquivo los ojos verdes cuando estos lo vieron demás.

DOBLE ALFA | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora