.
Wei Wuxian nunca se había considerado desafortunado. Al ser un hombre que había caído muchas veces nunca fue un desagradecido. Él creía que todo lo que sucedía en la vida debía equilibrarse por sí solo. Esta extraña enfermedad que padecía nunca le había parecido ser algo injusto. Aún creía que fuera lo que fuera esto, de alguna manera se lo merecía. Muchos habían sufrido y muerto maldiciendo su nombre. Fue engañado, pero él nunca había sido la víctima.
Se despertó esa mañana y tuvo la oportunidad de mirarse bien en el espejo por primera vez desde que la Deidad de la Tierra había cambiado su apariencia. Ese suave cabello dorado... Sus hipnotizantes ojos... Su brillante piel pálida. ¿Cómo podrían estas delicadas características ser útiles para alguien? Miró a Zewu Jun a través del espejo y gruñó un poco irritado cuando vio lo feliz que este se veía cepillando su cabello: "Hermano... ¿Es una cosa de tu familia? ¿Todos los miembros del Clan Lan tienen un fetiche con el cabello o algo por el estilo?"
Zewu Jun sonrió: "No que yo sepa".
Wuxian puso los ojos en blanco: "¡Puedo cepillarme el pelo yo mismo! ¿Por qué insisten en consentirme?"
Zewu Jun: "No te consiento. Nunca antes había visto un cabello tan suave y encantador, así que tenía curiosidad. Además, le prometí a Wangji que cuidaría de ti".
Wuxian suspiró pesadamente cuando Zewu Jun se excedió con el peinado: "Nunca pensé que envidiaría a Nie por su cabello corto".
Una vez que terminaron de desayunar, Zewu Jun se volteó para sonreírle a Wuxian: "¿Estás preparado?".
Wuxian lo mira emocionado: "¡Nací preparado!"
Zewu Jun guio el camino y, mientras caminaban, los miembros y discípulos de Lan Clan se detenían ya sea para arrodillarse o hacerles una gran reverencia ante Wuxian. Wuxian se le acercó a Zewu Jun para susurrarle: "¿Me perdí algo? ¿Por qué la gente está siendo más respetuosa conmigo?".
Zewu Jun envolvió su brazo alrededor del hombro contrario mientras continuaban caminando: "Se ha corrido la voz sobre tu nuevo título, Divino Oráculo".
Wuxian se volteó para mirar a Zewu Jun: "Ni siquiera sabemos qué significa eso. ¿Por qué debería eso cambiar mi rango?".
Zewu Jun: "Has sido bendecido por una Deidad. Eso te hace diferente, aún si todavía no sabemos en qué manera".
Wuxian se frotó la nariz para pensar y estuvo a punto de decir algo cuando Zewu Jun se detuvo frente a una enorme mansión: "Tesoro del Clan Gusu Lan, esto es tuyo".
Wuxian abrió la boca con asombro: "¡Woah! ¡Esto es demasiado grande!"
Zewu Jun: "Esperamos grandes cosas de ti".
Wuxian se rio incómodo y susurró para sí mismo: "Vaya, sin presiones..."
Zewu Jun guió a Wuxian a lo que parecía ser el área del salón principal donde pidieron ver al Guardián Daozi dando órdenes a los jóvenes discípulos para que terminaran con los toques finales. Él los vio venir y se arrodilló ante Wuxian: "Divino Oráculo, me complace ver que se encuentra bien de salud".
Wuxian lo tomó de los brazos y lo ayudó a levantarse: "No sea tan formal conmigo, Guardián Daozi. Debería ser yo quien se inclinara ante usted".
El guardián Daozi dio unas palmadas emocionado y los acompañó para darles un recorrido. El lugar constaba de 6 áreas divididas: el salón principal, una pequeña biblioteca, una sala de estar para comer y recibir a los invitados, un área de trabajo para experimentos y un extenso espacio subterráneo para ocuparse de los espíritus y hechizos. El guardián Daozi se giró para dirigirse a Wuxian: "La estructura principal del lugar está terminada. Pensamos que quizás quisieras tener la última palabra sobre la decoración y la disposición de los muebles". Sacó grandes hojas de papel con esquemas de diseño y pasaron la mayor parte del día trabajando en los detalles. Wuxian: "Guardián Daozi, ¿qué es esta gran área en la parte de atrás?"
ESTÁS LEYENDO
The Rise of the Divine Oracle (Traducción)
FanfictionLo bueno siempre tarda en llegar, porque lo que fácil llega, fácil se va. El destino de Wei Wuxian aún es incierto. Las dificultades solo eran el comienzo, el sacrificio será el precio a pagar y el amor la luz que lo guiará a la gloria. La historia...