The Rise of the Divine Oracle (Traducción)

Capitulo 86 - Sin Rostro

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Wangji creyó saber cómo se sentía la desesperación. Pasó largos años buscando, anhelando e inconsolablemente impotente tratando de encontrar a su única alma gemela. Pensó que una vez que lo encontrara y se unieran todo estaría bien. No era tonto, sabía que dondequiera que fuera Wuxian, seguramente habrian problemas. Es por eso que entrenó y mejoró sus habilidades todos esos años para poder proteger su amor sin importar que. Sin embargo, ahora se encontraba en medio de un campo de guerra lleno de espadas que intentaban, en vano, detener a los espíritus materializados en cuerpos y a las personas que corrían y gritaban de miedo. No podía preocuparse por eso. Por el momento, lo único que podía ver era el terror en los ojos de su vínculo del alma mientras luchaba por liberarse de su cautiverio. Lo único que podía escuchar era a su amor gritando su nombre en medio de su pánico, pidiéndole que lo salvara. Wangji siguió luchando para abrirse el camino, dispuesto a destruir cualquier cosa para llegar hasta Wuxian. Los espíritus seguían viniendo. De manera que le bloqueaban el camino y lo retrasaban.

Wuxian se sentía paralizado. Una mezcla de dolor por el agarre agonizador que el hombre tenía sobre su muñeca y cintura, el calor que desprendían sus exhalaciones olfateando su cuello y la sensación de impotencia de estar a merced de un hombre loco. Ni siquiera tuvo tiempo de mirar a su alrededor y comprobar si todos los demás estaban bien. Sus ojos estaban desconsoladamente fijos en el vínculo de su alma... rogándole que detuviera todo esto.

El hombre retrocedió para ver mejor el rostro de Wuxian. Siguió su vista hacia Wangji y susurró: "¿Quién es ese?"

Wuxian abrió los ojos sintiendo miedo. Incluso en su estado débil, no desearía dañar su vínculo de alma. El hombre sonrió burlonamente: "Él es tu amor, ¿no es así?"

Wuxian trató de tragar a través de una garganta magullada e hizo una mueca de dolor. El hombre se acercó para susurrarle: "¿Estarías más dispuesto a unirte a mí si me viera como tu Lan Zhan?"

Cuando volvió al campo de vista de Wuxian, su rostro ya no carecía de rasgos. Tenía la cara de Wangji. Wuxian comenzó a temblar en una mezcla de shock y negación: "Co.. Cómo?"

El hombre esbozó una sonrisa malévola: "Puedo ser cualquiera siempre y cuando sepa su nombre y su apariencia. ¿No es eso divertido? Un hombre con muchas caras pero ninguna de propia."

Los ojos de Wuxian comenzaron a lagrimear mientras negaba con la cabeza: "No no no no no..." No estaba preparado para este tipo de lucha psicológica.

Wuxian no creía que fuera posible, pero el hombre apretó su cintura con más fuerza hasta el punto en que sintió como sus dedos casi se clavaban en su carne. El hombre apartó su mano de su muñeca, definitivamente rota, para agarrar su cuello con ternura: "Vine aquí para recibir las bendiciones de la deidad que guarda el pozo, pero tu arruinaste mis planes. Es justo que me lo pagues."

Wuxian apenas podía respirar por todo el dolor que sentía por el agarre en su cintura. El hombre susurró cerca de la cara de Wuxian: "Esto es una advertencia. Interfiere en mi camino una vez más y mataré a todos los que amas y te quedarás conmigo." Cerró la brecha y obligó a Wuxian a darle un tierno beso. El hombre más pequeño arrugó los ojos y apretó los labios con fuerza en un último acto de desafío. Al hombre no pareció importarle y continuó dejando pequeños besos desde la comisura de la boca de Wuxian hasta la parte inferior de su mandíbula. Él susurró: "Tanto poder desperdiciado en ti... Puedo saborearlo... justo debajo de tu piel." Lamió a Wuxian desde la clavícula hasta la mandíbula.

Wuxian estaba a punto de romper en sollozos. Lo único que lo mantenía cuerdo era la voluntad de sobrevivir. Si moría, Wangji moría. No le fallaría a su vínculo del alma. La presión que lo sostenía de su costado desapareció repentinamente y se derrumbó en el suelo. No se atrevía a abrir los ojos. Estaba tan aterrorizado. Todo lo que podía hacer era respirar hondo y prepararse para cualquier ataque verbal, físico o psicológico que este vil hombre planeara hacerle. Sintió una mano suave rozar su mejilla: "Abre los ojos."