23. (IN)OFENSIVA

7.9K 772 480
                                    

Me acurruco entre las mantas, ya despierta pero sin ganas de abrir los ojos todavía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me acurruco entre las mantas, ya despierta pero sin ganas de abrir los ojos todavía. Siento que he dormido como veinte horas. ¡Lo necesitaba! La cama de Myre es extremadamente mullida, las almohadas se amoldan a la perfección a mi cabeza y las sábanas son muy suaves. Quiero quedarme aquí todo el día y descansar hasta que sea hora de cenar.

Pero sé que no puedo, que no debo. Lo ideal sería levantarme, ayudar a preparar el desayuno —o el almuerzo— y comenzar con la jornada. Además, es posible que Myre necesite entrar a su cuarto en busca de ropa limpia o algo.

Contengo un bostezo y sonrío, antes de abrir los ojos.

—Buenos días, abogada sexy —murmura mi anfitriona de inmediato. Está recostada a mi lado, su rostro apenas a unos centímetros del mío.

Me doy cuenta entonces de que mi brazo está alrededor de su cintura, así que lo retiro tan rápido como puedo. Muero de vergüenza, ¿cuándo entró a la habitación?

—Ho-hola. —Me siento de repente y desvío la mirada—. Disculpa, yo...

—¿Dormiste bien? —interrumpe y se incorpora. Acomoda algunos mechones de su cabello púrpura detrás de las orejas y estira los brazos hacia arriba—. Supongo que sí, es casi mediodía.

—Lo siento —bostezo, cubriendo mi boca con una mano—. Pretendía levantarme temprano, pero no puse una alarma y...

Myre ríe y se cruza de piernas sobre el colchón. Acomoda un poco su camisón, que se le ha subido casi hasta el pecho, y luego se frota los ojos.

—Deja de disculparte, Nina —pide—. Nadie te ha pedido explicaciones. No estás en problemas. Son tus vacaciones, despiértate cuando se te dé la gana, ¡ni que yo fuera tu madre!

—Perdón, es la costumbre. —Me aseguro de que mi blusa no se haya movido demasiado y de que mis piernas estén cubiertas por las mantas para que no se vean. Sé que es una tontería porque ella ya me ha visto, pero no me siento cómoda estando sin pantalón todavía.

—Y lo vuelves a hacer... —Hace una pausa—. Aguarda, no digas nada, o la cagarás de nuevo. Estás a punto de disculparte por haberte disculpado. Yo lo sé.

—Ay, sí... no puedo evitarlo —acepto y cambio de tema—. ¿Despertaste temprano?

—Hace quince o veinte minutos —admite y se encoge de hombros—. Te veías tan cómoda que preferí no moverme hasta que abrieras los ojos.

—Lo... —noto que estoy a punto de volver a pedir perdón, así que me detengo y pienso mejor mis siguientes palabras—. No me di cuenta cuando entraste. Ni te oí.

—Lo sé. Casi amanecía y extrañaba mis almohadas. —Mueve el cuello de un lado al otro—. Pero no te preocupes, eh. Que conseguí recuperar una antes de que te las apropiaras todas.

—Te dije que era mejor que me dejaras el sillón. —La observo, embargada por la culpa.

—Nah, la cama es grande, podemos compartirla, si es que no te molesta. —Me guiña un ojo.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora