36. (IN)ADECUADAS - ☆+18☆

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Advertencia: disfruten, y no lean el capítulo en público. 


Los primeros fuegos artificiales de la noche alumbran el cielo de vez en cuando

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Los primeros fuegos artificiales de la noche alumbran el cielo de vez en cuando. Asoman entre los edificios más altos, pero provienen mayormente de los barrios latinos.

No sé si en todo el continente la cultura social será igual, lo que sí puedo afirmar es que en la zona en la que yo crecí siempre existió un alto nivel de irresponsabilidad económica y pésimo manejo de prioridades. Familias que apenas pueden comprar comida para la cena de Nochebuena suelen invertir hasta las últimas monedas en petardos, torpedos y lo que puedan costear que sea grande y ruidoso. Lo hacen a pesar de que saben que no es legal salvo en fechas particulares como el cambio de año. Pocos conocen la regulación y, los que saben sobre ella, la ignoran. Existe cierta fascinación con los estruendos y las luces, con la adrenalina de arriesgarse a que algo salga mal. Jamás lo comprenderé. He visto más accidentes de los que quisiera recordar.

Fumo con lentitud, disfrutando de cada pitada y saboreando algunos minutos de soledad. El ruido de la ciudad es más caótico que de costumbre esta noche. Se oyen bocinas y gritos, música que llega desde otros apartamentos y sirenas de ambulancias o patrulleros apresurados.

Mucha gente saldrá a bailar, a beber y a disfrutar sin límites. Miami es una ciudad sin pudor, plagada de turistas deseosos de aventuras, de gente joven y de adultos que viven todavía con el mismo frenesí que en sus años universitarios.

Y yo, estoy en un vaivén intermedio que no sabría describir. En festividades pasadas, solía salir con Crest y con Enzo a bares y a eventos privados para los que conseguíamos invitaciones. Las primeras horas siempre eran divertidas, pero mi batería social se agota muy rápido. Impaciente, solía irme de allí sin que mis amigos lo notarán. Luego inventaba alguna historia sobre ligues con celebridades o tríos fetichistas inolvidables. Ellos jamás sabían si creerme o no. Tampoco se los desmentía.

Sonrío con nostalgia. Nochebuena siempre viene cargada de melancolía, de recuerdos de épocas que se pintan de felicidad incluso si, en realidad, no eran tan buenas.

"Al menos, este año no estoy sola", me digo. Comienzo a sentirme vieja y gastada por mi actitud, ¿dónde ha quedado la adolescente salvaje y sin miedo a nada del pasado? Me convertí en una mujer que se esfuerza por pretender que sigue teniendo la misma osadía que a los quince años, pero que en realidad preferiría volverse una anciana malhumorada y ermitaña con un gato en su regazo.

Tal vez, en el fondo, comienzo a anhelar otra clase de vida que no es la que estoy persiguiendo. Dos preguntas me taladran el cerebro desde hace unas semanas: ¿Quién soy? ¿Quién quiero ser? Todavía no sé las respuestas.

Myre y Vanesa solían ser muy similares. Ahora, se diferencian cada vez más hasta volverse casi dos personalidades incompatibles. Me aterra que el mundo deteste a Vanesa y que mis seres queridos rechacen a Myre. ¿Habrá forma de fusionarlas? Quizá.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora