4. OPORTUNAS

4.2K 408 130
                                    


Jamás me han gustado los domingos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jamás me han gustado los domingos. El transporte público escasea, las tiendas cierran temprano y hay una especie de vacío en las calles de la ciudad. Es como si los habitantes, casi en su totalidad, se pusieran de acuerdo para desaparecer, en especial durante el invierno.

Una parte de mí desea quedarse en el hotel todo el día sin hacer absolutamente nada. La otra parte sabe que el tiempo que tengo aquí es limitado y que debería aprovecharlo al máximo. Quiero ir a comer a mi restaurante preferido. Quiero dar una vuelta por el parque. Quiero hacer varias cosas que, si bien son nimiedades, me ayudarán a despedirme de Nueva York de una vez por todas. Quién sabe cuándo regresaré, seguro no será pronto.

Es una lástima que el clima de mierda no ayude. Hace -4 F°, que equivalen a unos -20 C°. Y no me atrevo a mirar la sensación térmica porque temo que me asustará. Hoy es, probablemente, uno de los días más fríos del año y yo tengo la pésima suerte de que justo me toque pasarlo aquí. Enero es un mes creado para quedarse dentro de los hogares, beber chocolatada caliente y mirar películas románticas arrebujados entre las mantas.

Mentiría si dijera que no estoy tentada a encerrarme en el cuarto del hotel hasta el próximo mediodía. Sin embargo, sé que debo esforzarme en aprovechar las tardes en la ciudad.

"Quizá pueda ir al centro comercial, allí habrá calefacción. Puedo tomar un Uber porque no queda tan lejos, en lugar de aguardar por el transporte público", se me ocurre. "A la larga, ahorraría dinero incluso. Los buses son muy costosos y, si me enfermo, los remedios también lo serán".

Con esa idea en mente, me abrigo como una cebolla para salir. Camiseta sin mangas. Luego camiseta de mangas largas. Encima de eso, un sweater. Sobre el sweater, una campera deportiva. Finalmente, el tapado. Uso leggins térmicas por debajo del pantalón, dos pares de calcetines, guantes, bufanda y gorro. Si mi madre me ve así, asumirá que he ganado muchísimo peso.

"No pienses en ella", me digo mientras busco el teléfono, que quedó cargándose junto a la cama. No tengo mensajes ni llamados, como de costumbre. Ni siquiera de Myre.

Suspiro y comienzo a escribir un mensaje de buenos días. De inmediato, lo borro. Ella aclaró que estaría ocupadísima durante mi estadía aquí, prefiero no molestarla con tonterías.

No hay mucho para hacer en el centro comercial, salvo comprar ropa que no necesitaré en Miami por la diferencia de temperaturas. Si tengo suerte, conseguiré algunas prendas en oferta de la temporada pasada, pero no debería malgastar la tarjeta que me prestaron en tonterías.

Caminar sin rumbo por las tiendas es mejor que quedarme aquí sin hacer nada, ¿no? Así no sentiré que estoy perdiendo la jornada

En eso, se me ocurre una idea. Es un buen día para ir a visitar a Shanice porque esta noche no le tocará trabajar. ¿El problema? No tengo su número. No sé si es que nunca me lo dio o que lo perdí, eso da igual. ¿Quedará muy mal llegar al apartamento sin avisar? Espero que no se ofenda. Puedo ir, tocar el timbre y, si nadie sale, continuar mi camino sola.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora