38. (IN)CUESTIONABLES

6.8K 575 212
                                    


Nina termina de pintarse las uñas y sonríe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nina termina de pintarse las uñas y sonríe.

—¿Lista? —consulto.

—Casi. Deja que esto se seque. —Alza ambas manos en el aire para que yo las vea.

—Voy pidiendo el taxi entonces. —Me cruzo de piernas en el sillón y desbloqueo la pantalla del teléfono, nerviosa.

La relación con mi padre es rocosa. Lo adoro porque siempre ha sido maravilloso conmigo, incluso cuando está en desacuerdo con el modo en el que me conduzco con la vida. Al mismo tiempo, me aterra saber que su tolerancia seguro tiene un límite y que siempre camino sobre la cuerda floja, a punto de hacer estallar su odio. Él es la única familia que tengo y no deseo perderlo.

Si por él fuera, yo estaría casada, con tres o cuatro hijos y trabajando solo medio tiempo mientras mi esposo se encarga de proveer el ingreso principal. No importa si mi marido imaginario tiene un buen empleo o no, siempre y cuando posea ambiciones y se esfuerce por superarse. Además, si este hombre irreal es latino como nosotros, mejor.

Solo imaginar esa clase de vida me hace estremecer.

Aprecio la libertad que mi padre me ha dado y el respeto con el que permitió que yo forjara mi propio camino, aunque eso significara alejarme del barrio, de la cultura en la que crecí, del idioma con el que me críe, de sus expectativas para mi futuro y de la religión, que es sumamente importante para él.

Es un hombre de gran corazón, aunque demasiado arraigado a costumbres e ideales de generaciones pasadas.

—En serio, no me molesta quedarme. Se nota que no te agrada la idea de que vaya contigo —suspira Nina, incómoda. Sus palabras me hacen reaccionar.

—No es eso... Sé que el día transcurrirá más rápido si me acompañas. Y es Navidad, sería demasiado egoísta de mi parte que te obligara a quedarte sola en el apartamento —intento hallar las palabras correctas—. Es solo que... ¿cómo ponerlo? Muchas cosas pueden salir mal cada vez que veo a mi padre. Es como estar constantemente en un campo minado. Cada paso podría hacer que todo estalle.

Estoy más nerviosa que de costumbre. Muevo uno de los pies a gran velocidad y me muerdo las uñas de la mano con la que no sostengo el móvil. Termino de pedir el taxi.

Siempre creí que Nina y yo no tendríamos nada en común, pero ahora que lo pienso, parece que a ambas nos tocaron padres complicados. La diferencia es que yo pude independizarme sin cortar por completo el contacto.

—Me comportaré —asegura ella para tranquilizarme—. Hablaré poco y te diré Vane, que supongo que es mejor aunque me suene raro a mí.

—Sí, por favor.

—¿Quieres contarme...?

—No —interrumpo—. Pero es mejor prevenir que lamentar, así que... veamos. Tenemos quince minutos para que llegue el coche. —Guardo el teléfono en un bolsillo—. Mi padre se llama Osvaldo. Le dicen Aldo. Don Aldo para los vecinos.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora