11. (IN)DECISIÓN

10.3K 861 289
                                    


Las palabras de mi padre hacen eco en mi interior como un disco rayado, de esos viejos de vinilo que él mismo suele poner en su oficina personal cuando quiere impresionar a los clientes con esnobismo y clase

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las palabras de mi padre hacen eco en mi interior como un disco rayado, de esos viejos de vinilo que él mismo suele poner en su oficina personal cuando quiere impresionar a los clientes con esnobismo y clase.

El castigo durará hasta el próximo fin de semana, como si yo fuera una niña pequeña que ha roto algún plato o desobedecido por puro capricho. No tendré acceso a mi computadora, solo a la de la biblioteca de la universidad, si es que necesito usarla para algo relacionado con mis estudios. También habrá toque de queda para que no me distraiga. La mesada que me dan por ayudar con los quehaceres será reducida a la mitad y, además, el dinero que me pagan en la pasantía estará confiscado de ahora en más hasta que pueda pagar por otro teléfono. Ellos me comprarán uno, pero esperan que les regrese la inversión.

Mi primera reacción fue llorar, cabizbaja, y aceptar la condena. Ahora que me he calmado, sin embargo, la sugerencia que Myre me hizo de mudarme por mi cuenta suena mucho más atractiva que antes. Ya no tengo cinco años como para que me traten de esa forma.

Salgo de la última clase del día y voy directo al subsuelo del edificio anexo al principal. Allí, en la biblioteca, pido acceso a una de las computadoras por cuarenta minutos. No puedo arriesgarme a usar más tiempo que ese o podría llegar tarde a casa.

Suspiro, frustrada, e inicio sesión.

Mientras mi bandeja de correo electrónico carga en este aparato, que es más lento que una tortuga, recorro la web de la universidad. El campus tiene dormitorios que se alquilan a bajo precio para alumnos que viven lejos. Solo se puede estar en ellos en época de clases, lo que me obligaría a regresar con mis padres en las vacaciones, pero creo que es lo único que sería capaz de costear en mi situación actual. Hallar un empleo está fuera de las posibilidades. No tengo tiempo para algo así, y la pasantía en un bufete de abogados es mucho más valiosa que el dinero que podría adquirir en una tienda de ropa o en un restaurante de comida rápida.

Hallo pronto la sección de contacto y escribo mis consultas. Quiero saber si es posible mudarse a mitad del semestre o si debo esperar al próximo. También me interesa averiguar si son cuartos individuales o compartidos. Me cuesta imaginarme con un roomate. Siendo hija única, me llevo mejor con la soledad. Pido un presupuesto estimado, los servicios que se incluyen y el reglamento. Creo que, si uso las palabras correctas, seré capaz de convencer a mi familia de permitir que me mude. Solo debo decir que es para estar más concentrada en mis estudios, sin salir jamás del campus salvo que deba comprar comida.

"Puedes hacerlo, Nina", me digo mientras presiono el botón para enviar.

Desvío la mirada y noto que solo tengo quince minutos más aquí.

Por fortuna, la bandeja de entrada de mi casilla de correo electrónico jamás es apabullante y podré revisar cada mensaje. Tengo todo organizado con reglas que envían cada e-mail a la carpeta correspondiente. Es un truco que me enseñó un profesor en el primer año aquí. El sector para mensajes importantes se encuentra vacío. En Estudios tengo algunas fechas y recordatorios de exámenes que se aproximan. En Spam hay ocho mensajes de procedencia dudosa que elimino sin leer. En Ofertas veo algunas ventas interesantes de tiendas de ropa que me agradan. En Pasatiempos está el newsletter de la web de Myre, que se manda de forma automática una vez al mes. También hay otro de su club de fans que es mucho más interesante que el oficial. Y... ¿un correo de ella?

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora