44. (IM)POSIBLE

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El atardecer muere en el horizonte y las luces de Miami cobran vida en su lugar. Con los indicios de la noche, las calles se colman de vehículos y la segunda parte del día comienza. La humedad pesa en el ambiente y se huele el petricor incluso desde mi apartamento. Hay un no sé qué en el clima que sienta ideal con la idea de fin de año, del cierre de un ciclo. Quizá sea el cielo gris o la neblina que difumina siluetas lejanas y que remite a películas apocalípticas.

Hace calor. Es increíble que nos encontremos en medio del invierno. Incluso para ser Florida, la temperatura es más alta de lo usual en esta época del año. Lo agradezco porque me llevo pésimo con el frío, aunque eso no quita que me extrañe y que me preocupe lo que el constante calentamiento de las estaciones significa.

Fumo otro cigarrillo mientras Nina se alisa el cabello en el baño. No le he dicho todavía cuál es el plan para esta noche, pero sí le confirmé que vamos a salir. Me habría agradado conseguir invitaciones para un sitio más interesante, pero estaba todo agotado. Al menos iremos a hacer la cuenta regresiva a un lugar que seguro le sorprenderá.

"¿Qué hora es?", me pregunto y miro el teléfono: las seis y media. Tengo tiempo de fumar un poco más antes de ir a buscar algún atuendo bonito para la ocasión.

Apoyo la espalda contra el muro externo del apartamento y leo los titulares de las noticias en la pantalla. No presto demasiada atención porque rara vez hallo algo interesante. Los artículos tienen una mezcla bastante pareja entre política, deportes, chismes de famosos y temas estúpidos como la historia de un señor de aquí que le lee cuentos infantiles a los cocodrilos salvajes de las reservas naturales. Es un dicho popular que Florida es un imán para la gente loca.

Bostezo y apago el cigarrillo, aburrida. Me fijo cómo estará el clima durante el resto de la noche. Por fortuna, parece que no volverá a llover hasta mañana por la tarde, es un alivio. El viento todavía sopla más fuerte de lo que me gustaría, pero sé que aquí arriba es peor que en el suelo, así que intento no estresarme por ello.

Estiro los brazos hacia arriba y regreso al interior. Estoy cansada, me encantaría ser de la clase de personas que pueden tomar siestas ocasionales sin inconvenientes. Eso no es para mí. No puedo, aunque lo intente. Si trato de dormir durante la tarde, simplemente acabo perdiendo el tiempo despierta sobre la cama por horas, con la mente trabajando y viajando hacia rincones oscuros que detesto explorar ya que alimentan mi constante ansiedad y fortalecen las inseguridades.

—¡Oye! —Llamo a Nina, que tiene la puerta del baño abierta mientras continúa luchando con su cabello y la humedad del día—. ¿Ya sabes qué te pondrás?

—¡Ni idea! —grita ella—. ¿Tú?

—Justo eso voy a ver —enciendo la cafetera para calentar el agua antes de ir al cuarto—. Hace calor, por cierto, así que búscate algo ligero y un abrigo que puedas quitarte.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora