15. ALTERABLE

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Tarareo una melodía sin nombre por varios segundos, luego corrijo las palabras en mi cuaderno para que se ajusten mejor al ritmo que tengo en mente para esta canción que ni siquiera sé si algún día verá la luz

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Tarareo una melodía sin nombre por varios segundos, luego corrijo las palabras en mi cuaderno para que se ajusten mejor al ritmo que tengo en mente para esta canción que ni siquiera sé si algún día verá la luz. Se llama Silencio, por favor y mi idea es que se enfoque en contraponer los estándares sociales y la individualidad.

A ver ahora...

—Ya madura, deja de perseguir imposibles. Ya no sueñes, pon los pies en la tierra. Ya no cantes, ya no hables, ya no pienses, ya no seas diferente. Ya deja de ser tú. Estudia y cásate. Ten cinco hijos, compra un carro, dedícate a ser mujer. Pincha esa burbuja. Encadénate. Apágate. Ríndete. —La melodía toma un ritmo entre pop y rap a medida que las palabras salen de mi boca; luego regresan al punk-rock con un grito—. ¡Noooo! Silencio. Silencio por favor. Es mi vida, es mi cuerpo, solo quiero ser yo. Silencio. Silencio. Silencio, por favor. ¡Yo solo quiero ser yo!

Mmm... sencilla, pero me agrada. Va al punto. Creo que las mejores canciones son esas que resuenan con las emociones del artista y del público. Las que nacen del corazón sin metáforas rimbombantes ni significados ocultos. Al menos, eso es lo que yo prefiero.

Bostezo y miro la hora. Ya son casi las siete de la mañana, llevo la noche entera en vela. El cielo comienza a aclarar y mi estómago ruge. La ausencia de Nina me trajo un insomnio difícil de controlar. El preludio de su regreso empeoró mi falta de sueño.

Cada vez estoy más sorprendida por cuánto una sola persona ha podido influenciar mis rutinas y emociones. Esto es insólito. Una década entera pasé construyendo murallas para refugiarme del mundo, pero Nina logró derribarlas todas sin siquiera notarlo.

Cierro el cuaderno con fuerza. Pensar en la sacudida que mi monotonía ha sufrido en los últimos meses me estresa mucho y empeora mi humor. Dejo las cosas sobre el escritorio del estudio y voy rumbo a la cocina para prepararme un omelette. Es uno de los pocos platillos que puedo cocinar sin arruinar.

Mezclo los huevos en un bol, les añado sal, trocitos de espinaca y un montón de paprika hasta que la mezcla entera está teñida de rojo. Sin más, arrojo todo a la sartén y voy por mi teléfono mientras aguardo hasta que sea momento de dar vuelta el desayuno para que se cocine de ambos lados.

Ahora que mi concentración se ha roto, el sueño cae de repente sobre los párpados. Al menos no me tocará conducir a Tali. Nina llegará con varias maletas y tendremos que usar uno de los taxis del aeropuerto. Salen bastante costosos, pero son enormes porque están pensados justamente para cargar con el equipaje de los viajeros.

Miami está siempre llena de turistas, tanto nacionales como internacionales. Varios vienen de compras a los outlets de grandes marcas. También están quienes aprovechan sus vacaciones aquí para ir a pasar algunas jornadas a los parques de Orlando, que no queda tan lejos como parece gracias a las autopistas que conectan las ciudades.

Bostezo otra vez mientras abro mi agenda virtual. Hoy es mi único día libre en lo que queda de enero. Esta noche debo dormir aunque sea con medicamentos. Sin importar que la presencia de Nina tiente otro insomnio, mañana vamos a ensayar nuevos temas, tengo que grabar contenido para el canal y hay varios correos que hay que responder lo antes posible. Al día siguiente toca la sesión de fotos que acompañará al nuevo álbum que tenemos programado para octubre y pasaré por el salón a retocarme la tintura. Mi único consuelo es que el día en el que cumplo años quedaré libre a media tarde para ir a cenar con papá, como es tradición.

★ (IN)HOOMAN  ★  [BILOGÍA COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora