Capítulo 37

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Narra Myeong:

La noche se extendió sin siquiera haberlo notado. El fiscal Jung y yo estuvimos analizando el caso de Choe detenidamente. Cada segundo que pasaba, me confirmaba que por fin Jung había logrado conectar las piezas necesarias para presentar una denuncia ante la fiscalía. Después de sentir que la confianza volvía a nosotros, decidimos marcar este encuentro como un nuevo comienzo.

Ante mis ojos volví a percibir el hombre que realmente era. Sus intenciones siempre fueron sinceras en cuanto a ayudarnos. Pero supongo que mi comportamiento hizo imposible la comunicación aquella noche donde surgió el enfrentamiento. Claro que aún me sentía molesta y herida por las plabras que recibí de Ryu, y no estaba segura de querer arreglar las cosas, o esperar hasta que él diera el primer paso y se disculpara. Sin embargo, ese era otro tema que debía atender después.

Por el momento, al poder percatarnos de que éramos capaces de mantener una convivencia tranquila dentro de su casa, comenzó por ofrecerme una toalla para secarme después de haber esperado bajo la tormenta unos cuantos minutos. Obviamente me negué; a este punto mi ropa ya se había secado casi por completo, lo que realmente sentía era frío y un poco de hambre.

No demoró bastante en percatarse de aquel detalle también, entonces nuevamente me ofreció una manta y una taza de café caliente que acepté sin titubeos. Permanecimos en su sala de estar, dejando en claro los puntos claves que teníamos hasta el momento. Entonces toda la conversión cambió de rumbo después de hacerme aquella pregunta.

—¿Cuál era su relación con la soldado Choe Hyo-ri? —esperó atento.

Mi vista se clavó en el suelo, a la vez que sostenía con ambas manos la taza para calentarme un poco más.

—Nos hicimos amigas durante el servicio. Era la única persona con la que contaba, y yo encontré un gran soporte en ella también —confesé.

—Entiendo que la vida de una soldado dentro de la armada resulta imaginablemente difícil.

—La mayoría de mis compañeras solían decir que se trataba del mismo infierno —mi mirada continuaba perdida—. Supe que de alguna manera ella había enfrentado a Jo después de haber sido acosada y abusada incontables veces. No tuvo otra opción que silenciarla. Aunque escuché rumores de que en realidad al comandante se le había pasado la mano, y su muerte se trató de un accidente —un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—¿Qué sucedió después de la noche en que asesinaron a Choe? —mantuvo una postura respetuosa.

—Él estaba enterado de nuestra amistad, y del escándalo que armé junto a la costa cuando se llevaban su cuerpo. Yo me sentía dispuesta a revelar toda la verdad, pero Jo resultó ser más astuto... Un par de semanas después, me citó en su oficina, lo primero que hizo fue llenarme de cumplidos por mi desempeño en los entrenamientos. Entonces, me propuso ascenderme a un rango más alto, el mismo que ocupaban sus asistentes cercanas.

Obsevé el rostro de Jung cambiar de expresión ligeramente.

—Yo también creí que sus intenciones eran convertirme en una de sus víctimas. Lo enfrenté. Estaba dispuesta a vengar la muerte de mi amiga. Pero él simplemente se burló y sacó un par de documentos de su escritorio —busqué la mirada de Jung nuevamente—, había investigado a toda mi familia. Me amenazó diciendo que los mataría a todos si abría la boca. Quize asesinarlo en ese momento, pero me dijo que si algo llegaba a pasarle, la orden sería enviada de todos modos. Supe en ese instante, que era alguien intocable para mí —sentí la amargura acumularse en mi boca.

●~Caught Up~● [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora