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- Personaje de la serie de videojuegos Call of Duty.
Ghost solia tener salidas constantes por su trabajo, que podían durar varias semanas o incluso meses. Lo cual te dejaba a ti solo en casa, su comunicación durante ese tiempo era casi nula, o si existía la posibilidad de una llamada, tenía que ser rápida.
Cuando se casaron eras consiente de que ese tipo de cosas sucederían, conocías su trabajo y de dónde venía, estabas preparado, o eso era lo que pensabas al inicio. El sentimiento de vivir en una casa sola era abrumador a veces, no habían adoptado niños aún "es peligroso, para ti y para mí cariño" te decía cada que le hacías la pregunta.
En general pese a todo ghost era un buen hombre y esposo, cuando estaba contigo era cariñoso y respetuoso, entendía y respetaba tus límites, te amaba en toda la extensión de la palabra.
Ghost como cada vez que llamaba, lo hizo de noche, te dijo que volvería dentro de una semana y que te amaba. La felicidad se apodero de ti y no seso hasta el día siguiente.
Hoy era ese día, por fin tu esposo volvería de esa larga misión, así que hiciste lo que a él le gustaba que hicieras. Te encargaste de limpiar toda la casa, de preparar su plato favorito, y de prepararte a ti.
Lo esperaste limpio y bien bañado, con el olor en tu cuerpo de la colonia que el te había regalado, te vestiste con una playera de tirantes que sabías que amaba y unos shorts pequeños que dejaban en visto tus grandes muslos, así como un lindo conjunto de ropa interior que sabías que tu esposo terminaría rompiendo a jirones.
Esperaste casi todo el día la llegada de ghost, pero cuando el sol comenzó a esconderse entendiste que tal vez no llegaría, así que con la tristeza en tu interior comenzaste a guardar la comida, las horas pasaron y aún nada.
Diste una última mirada a la sala, cerraste todas las puertas, apagaste las luces y subiste escaleras arriba hacia la habitación matrimonial. Con el peso de la desilusión en el pecho decidiste que era mejor dormir, quizás llegaría mañana, pensaste a modo de consuelo.
Unos ruidos provenientes de la planta baja de la casa te despertaron a mitad de la noche, te levantaste sin hacer ruido y tomaste un arma que tenías en un cajón. Bajaste las escaleras en silencio atento a cada ruido que pudieras oir, empuñaste mejor el arma en tus manos, cuando tus ojos se acostumbraron a la luz lo primero que notaste fue la gran mochila recargada contra el sofá, así como las botas que estaban a su lado, sabías de quién se trataba al instante. Continuaste tu caminar hasta llegar a la cocina, y ahí estaba el, tu gran esposo.
Sin dudarlo, corriste a los brazos de tu amado, el cual al notar tu presencia te envolvió en sus brazos, hundiendo su cara en tu cuello.
- Mi tesoro, te extrañe tanto - Dijo después de un rato, y su voz te pareció tan grave y profunda, tan sexy. Sus brazos te envolvían por completo, te hacían sentir seguro.
- Yo también te extrañe tanto - Expresaste con sinceridad, sintiendo las pequeñas lágrimas acumuladas bajo tus ojos - Me hubiese despertado Simon, podía calentarte la cena - Dijiste cuando te soltó y te percataste de el plato de comida en la encimera.
- No quería molestarte, te veías tan cómodo en nuestra cama - Confesó levantándose de la silla para dejar su plato en el fregadero. No fue hasta ese momento que se percató de tu vestimenta, y de lo pegadito que te quedaba todo. Algo comenzaba a levantarse entre sus pantalones.
Notaste que algo había cambiando cuando se volteo y se quedó estático en su lugar solo observandote sin decir nada.
- Simon ¿ pasa algo? - Preguntaste desconcertado por su repentino cambio de humor.
En un rapido movimiento te alzo como si nada y te dejo sentado al borde de la encimera, sus labios se estamparon en tu boca de forma ruda y demandante.
- Dios ______ mírate, te vez tan ... Tan jodible - Declaro dando pasos atrás para poder observarte mejor, se mordió ligeramente el labio - Mi pequeño y lindo esposo que siempre espera por mi en casa - Se acercó lentamente, una de sus manos viajo a tu cuello bajando lentamente hasta llegar a tu zona íntima - Estás muy mojado mi amor, y ni siquiera te a dado lo que deseas - Su declaración hizo que te sonrojaras, ocultando tu cara en su cuello.
- Ghost .... Porfavor - Pediste casi como una suplica.
- Qué quiere mi bebé? Dime qué quieres y te lo doy - Expresó con una sonrisa, sabías que estaba haciendo, estaba llevandote a ese límite que el solo podía hacer, te estaba haciendo suplicar por el.
- Quiero que me folles - Declaraste viéndolo a los ojos, su mirada enseguida se hizo más oscura.
Con delicadeza dejo un beso en tus labios, uno largo que demostraba cuánto te quería y anhelaba. Todo lo demás fue a su ritmo, rudo, profundo, demandante y sin vergüenza a tocar, no hiciste ninguna objeción por qué era así como te gustaba también.
Hizo que te recostaras en la encimera, te arranco ese micro short y se sorprendió cuando vio lo que estabas usando debajo, una sonrisa aparecio en su cara.
Dejo una lamida por encima de la tela, eso hizo que soltarás más líquido preseminal, con uno de sus dedos hizo a un lado la tela de la tanguita que llevabas puesta.
- Mi amor, sube tus piernas a mis hombros - No fue una petición, fue una orden la que ghost te dijo.
Hiciste lo que pidió, sus dedos se abrieron camino dentro de ti, los gemidos que soltabas era su señal a que siguiera, así que sin más se introdujo en ti, una mano agarraba tu torso para poder llegar más profundo y la otra jugaba con tu pene.
- ¡Simon! - Gritaste al sentir como introducía dos dedos en tu interior, aún cuando tuviera a su gran amigo ya adentro acomodandote las tripas.
Después de 20 minutos más, sentiste su semen llenandote, seguro si pudieras, con esa sola descarga ya hubieras quedó preñado pensaste.
Cuando se alejo de ti, y te ayudo a incorporarte pudiste apresiarlo bien, su gran y venosa polla seguía tan levantada, como si hace menos de un minuto no se hubiera metido en ti.
- Dios eres todo un pecado ______ - Te dijo con diversión, se acercó a darte un beso, lo que no venias venir era como una de sus manos bajo hasta tu interior introduciendo uno de sus dedos - Sigue saliendo - Anuncio.
Esa no fue la única vez en la noche que algo entro y salió de ti.
