Watford, Nochebuena 1892
—He decidido —dijo lady Anna en la oscuridad de la habitación a su amante—, que el tiempo de paz y felicidad conyugal a llegado a término. Ya me he encargado de hacer desaparecer a mi nueva y encantadora sobrina.
Su risa sonó hueca. El hombre que estaba a su lado en la gran cama de la propiedad de lady Anna se estremeció de asco.
«Maldita sea, de nada ha servido convivir con esta víbora. Ha hecho los planes sin contar conmigo», se dijo el hombre.
—En serio —se volvió hacia ella, la estrechó entre sus brazos y la besó apasionadamente—. Cuéntame que has decidido hacer.
—Esta noche, cuando salgan de la propiedad, van a tener un bonito accidente. He conocido de primera mano que Alex tenía planeado no pasar esta noche en casa. Ojalá en el accidente mueran las dos. Aunque espero que Alex sí que perezca bajo las ruedas de su propio coche. ¿No es divino? La venganza perfecta. —Y diciendo esto, se apretó contra su amante y rodaron juntos por la amplia cama.
«Mierda, no tengo tiempo de avisar», se dijo el hombre.
Ciudad de Colchester
—Te ha castrado, cariño. Esa rubia que tienes por esposa te ha castrado en el sentido más literal de la palabra. Ya no sirves a nadie en la cama. Ni siquiera a mí. Esa cosa que tienes bajo el pantalón no se te sube conmigo como antes.
Y la risa de Melany reverberó en la habitación mientras su mano se colaba bajo la pretina del pantalón de Alex.
Alex se dejó hacer sabiendo que las palabras que había dicho la mujer que en otro tiempo fue su amante, eran del todo ciertas. Su joven y bella esposa la había castrado del modo más puramente emocional para cualquier otra, y eso que aún no la había hecho suya en el sentido literal de la palabra. Varios meses de casadas, y aún no le había hecho el amor a su mujer. Dormía cada noche con ella, pero esa era todo lo que hacían, dormir. Y hacía semanas que ni de ese lujo se aprovechaba. El simple roce de su cuerpo le hacía desearla. Si no podía hacerle el amor mucho menos quería violarla cuando ella dormía confiada en sus brazos. De modo que había terminado por dormir en camastro que había hecho instalar bajo la ventana. Pero no era suficiente. A partir de esa noche tendría que dormir incluso en otra habitación.
—No va a funcionar. Por más que te toco o intento estimularte, tu pene no se levanta —graznó Melany.
Alex sonrió. Apartó a la mujer de su cuerpo y sin mirarla se abrochó el pantalón.
—Ya te lo dije —murmuró.
Acomodó sus ropas, cogió su gabán y sin un adiós se marchó.
Piper salió de la biblioteca cuando vio que su hermano llegaba a toda velocidad sobre su caballo. Cuando entró en la casa ella le esperaba en el vestíbulo.
—¿Has traído lo que te encargué, Caleb? —le preguntó con voz muy baja.
—Lo tengo en la habitación, pero no entiendo por qué precisamente se lo vas a dar ahora, se lo deberías haber entregado el día de tus nupcias —le contestó él en el mismo tono de misterio.
—No sé por qué no lo hice, miedo quizás, pero el día de Navidad es el mejor día para arreglar mi descuido, ¿no crees? Por cierto, ¿qué le vas a regalar tú a Victoria esta noche? —inquirió ella con una sonrisa radiante. Después de lo que había visto esa mañana en la biblioteca...
Piper se ruborizó pues no creía que se pudiese hacer el amor de esa forma tan intensa y apasionada. Ya se lo podría haber comentado Alex y lo podrían haber puesto en práctica. Esa noche, se prometió a sí misma. Esa noche, sería suya por primera vez. Ya estaba harta de esperar que a que la pelinegra tomase la iniciativa.
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🔱 MY LADY 🔱 G!P
FanfictionAlex Pearl Vause, es la libertina más perversamente posesiva y seductora de Londres, y es la heredera del ducado de Herby, pero su poderoso rango viene acompañado de una responsabilidad que ella no desea: la de contraer matrimonio con una extranjera...