Capítulo 27

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Cuando llegó a casa, Piper se retiró en silencio. No tenía deseos de dar ningún tipo de explicación. Las mismas llegarían por la mañana. Victoria no se atrevió a preguntar nada. Desde la aparición del desconocido en la fiesta, una gran incertidumbre se había instalado como un hierro al rojo vivo en su pecho. No quería hacerle caso. La esperanza era algo que no quería volver a vivir. Se recostó en el brazo de su marido y le pidió que la llevara a la cama. Ciertamente él no se hizo de rogar.

Un sonido sacó de su adormecimiento a Piper. No abrió los ojos, sabía muy bien quien era. Solo sonrió y abrió las sábanas para que Alex entrara en su lecho. Estaba desnuda, tal como su madre la trajo al mundo, Alex no tardó en estar a su lado tan desnuda como ella. Piper una mujer que se metía en la piel de uno... las respuestas que le daba sexualmente la excitaban tanto o más que verla en su plena desnudez.

Se moría por enterrarse en ella. Por hundirse en esa vagina que tan bien le calzaba. Era la mejor vagina donde jamás se había enfundado.

Se deslizó en la cama junto al cuerpo tibio.

—Te estaba esperando—dijo ella rozándole el cuello con la nariz.

Cuando estuvo tendido de espaldas junto a ella la joven se incorporó. Anhelaba su cuerpo, tanto, que dolía. Le besó dulcemente en los labios y le susurró al oído.

—Esta noche me siento depravada y quiero probar algo contigo ¿me dejarás?

Alex asintió por toda respuesta, e intentó anticiparse a las ensoñaciones de su mujer. No obstante, no estaba preparada para lo que Piper tenía en mente. Comenzó a besarle la nariz y los labios suavemente para luego seguir por su cuello, sus hombros el pecho, el vientre, y oh, Dios, no podía hacer eso... pero lo hizo. Comenzó a besarle el miembro y a pasarle la lengua por cada uno de los pliegues de su pene, que se ponía cada vez más y más duro. Sin pensarlo dos veces Piper se lo metió en la boca e intentó abarcar todo lo que pudiera su longitud, no obstante, el miembro de Alex era bastante grande y no cabía entero en su boca. Estaba totalmente excitada y necesitaba ella también alivio. No se le ocurrió otra forma que imitar con sus propios dedos lo que Alex le hacía a veces, así que sin pensárselo deslizó sus dedos por su vientre y los enterró entre el triángulo de vellos húmedos que cubrían su feminidad. Se acarició el clítoris y enterró dos dedos en su cuerpo. El placer fue tan inesperado que mordió el miembro flagrante de su esposa, Alex soltó un gemido entre excitada y dolorida que le obligó a mirarla, y entonces quedó sin respiración al ver lo que ella estaba haciendo: se estaba masturbando mientras le hacía una felación.

Sonrió maliciosamente y susurró:.

—Cariño, a este juego podemos jugar las dos.

Piper lo miró transida de desesperación por intentar provocar en ambas un orgasmo, entonces Alex le propuso algo que la dejó sin respiración. Asintió y se giró tal como le había dicho, de modo que ambos quedaron de costados, pero en direcciones opuestas.

Alex levantó una de las piernas de la mujer, dejando así expuesta su feminidad.

—Ahora puedes continuar con lo que estabas haciendo que ya me encargo yo de tu placer.

Acercó su boca a la entrada del cuerpo de Piper y comenzó a lamerla suavemente mientras podía sentir la boca de ella en si. Era lo mejor que había probado, ella le succionaba el pene como si fuese el chupete de un niño pequeño creándole unas sensaciones que ni en sus años más locos podría haber llevado a cabo.

No podría aguantar más. La boca de Alex en su cuerpo estaba causando estragos. Sus caderas comenzaron a moverse sobre esa boca invasora y casi le vuelve a morder cuando sintió como la lengua de la pelinegra comenzaba a invadir su vagina. De buenas a primeras se vio alzada y girada de modo que quedó sentada sobre la cara de Alex. Casi perdió el equilibrio cuando la pelinegra le separó aún más las piernas y sus pechos rozaron el vientre de él. A la lengua se le unieron los dedos, y cuando notó esos largos dedos en su interior, ya no pudo más y estalló en la boca de Alex, esa cálida humedad que recibió en sus labios fue más de lo que esperaba, y sin previo aviso, también descargó en la boca de ella. Cuando ambas quedaron saciadas, Piper se desplomó sobre las sábanas.

—Esto ha sido... ha sido, no tengo palabras.

—¿No? —preguntó Alex—, pues podemos practicar muchas cosas más. Pero en unos momentos, ahora déjame unos segundos para recuperarme de tan increíble experiencia porque la noche de experimentos aún no ha terminado.

Ella lo miró con una sonrisa maliciosa cuando vio que su miembro volvía a endurecerse. No debió quedarse muy satisfecha cuando se había recuperado tan rápido, pero no estaba preparada para lo que vino a continuación. Alex la hizo girarse y apoyar la espalda contra su pecho. La acomodó sobre ella y la bajó hasta que su endurecido y rígido mástil quedó instalado entre las piernas de Piper. Le acarició los pechos, el estómago, y el vientre, y siguió bajando hasta que pudo palpar que el centro femenino estaba justo en el lugar donde debía estar. Entonces la acarició allí y le separó los pliegues para que el mármol en el que estaba convertido su pene rozara donde debía. La arrastró un poco hacia abajo y le susurró:

—Ahora muévete contra ella.

Y así lo hizo. Comenzó a frotarse contra ella mientras notaba como los dedos de Alex la mantenían abierta para que el roce fuese aún mayor. La fricción de esa rigidez contra su cálido centro aumentaba el placer de ambas, y cuando la pelinegra notaba que estaba próximo a su fin, hizo que ambas se incorporaran sobre el colchón y sin previo aviso la cogió dela cintura y la empaló de un certero y brusco movimiento. De la misma sorpresa Piper perdió el equilibrio y cayó hacia delante en el colchón haciendo que el miembro se enterrara aún más en su cuerpo. Alex sonrió y comenzó a moverse contra ella de tal forma que podía ver como su rígido coronel entraba y salía del cuerpo de su mujer mientras ella trataba de ahogar los sonidos que salían de su garganta. Se agarraba a las sábanas mientras Alex seguía practicando la danza de los tiempos dentro de su cuerpo, dentro, fuera, y nuevamente dentro en un ritmo muy, muy duro, tanto, que llegó un momento que creía que la estaba destrozando por dentro. Separó aún más las piernas y el miembro aún se enterró más, llevó sus dedos a su clítoris para acelerar y salir a su encuentro, sabía que Alex ya estaba al llegar, y entonces, por fin el glorioso culminar, el anhelado flotar hacia las nubes cuando en una última embestida Alex la penetró hasta el centro mismo de su ser y descargó el cálido chorro de vida en su interior. Sus paredes vaginales se estrecharon alrededor del miembro de Alex extrayéndole hasta la última gota de semen



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Estas dos son fuego puro, talvez y tengan otro Vauseman pronto 🙈❤️‍🔥

Y no se desesperen Alex pronto conocerá a sus hijos, ya que están corriendo el riesgo de ser descubiertas en la casa de los Chapman 😈

No olviden dejarme sus comentarios y ⭐.


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